La tercera parte de los adultos mayores costarricenses (32,6%) tiene problemas de obesidad o sobrepeso, característica que los hace más vulnerables a padecer enfermedades cardiovasculares (como infartos y derrames cerebrales), así como cáncer y pérdida de la memoria.
“Cierto, hay muchos adultos mayores con desnutrición, pero en el Hospital Blanco Cervantes cada vez vemos más adultos mayores pasados de peso, y esto es un problema. Antes eran dos o tres por semana, ahora son casi todos los días”, afirmó Fabián Madrigal Lee, especialista nacional en geriatría y gerontología.
Madrigal aprovechó el último Congreso Médico Nacional para revivir las cifras del Informe de la Persona Adulta Mayor, elaborado en el 2009 por el Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Añadió, además, su preocupación de que las cifras de obesidad entre “viejitos”, lejos de estabilizarse, van en alza, en el país.
Según él, la situación es de cuidado: “Hay incluso familiares y cuidadores que piensan que entre más alimentado esté un adulto mayor es mejor, pero el sobrepeso hace más daño que bien”, dijo.
Una vez más, datos del estudio de UCR muestran que el 38% de las adultas mayores y el 26,3% de los hombres de la tercera edad tienen sobrepeso u obesidad.
El reporte señala que esta condición se da en el 35,2% de los ancianos que viven en el Área Metropolitana y en el 29,7% de los adultos mayores que residen fuera de ella.
También alerta que entre más edad tenga el adulto mayor, su tendencia al sobrepeso u obesidad disminuye. Apenas un 19,9% de los mayores de 80 años son obesos, pero la proporción aumenta al 35,5% en la población que tiene de 70 a 79 años, y a 36,4%, en los ticos entre los 65 y 69 años de edad.
El índice de masa corporal (relación entre estatura y peso) de un adulto mayor puede alterarse porque la persona tiende, normalmente, a decrecer y a ir perdiendo músculo y en muchos casos, sustituyéndolo por grasa. Por ello, el experto recomienda medir el ancho de la cintura para lograr mejores datos. “Cuando pesamos a una persona mayor o vemos su índice de masa corporal, no vamos a lograr saber cuánto de su peso es músculo, agua o grasa. En cambio, si medimos la cintura y esta es superior a los 88 centímetros en las mujeres o a los 102 centímetros en los hombres podemos detectar que hay problemas. El aumento de peso en esta edad se nota en el vientre”.
Por un lado, los factores hormonales juegan un rol en el aumento del peso. Con la edad, la hormona leptina –encargada de absorber la grasa– va perdiendo su eficacia.
La alimentación también es determinante. Las comidas van cambiando y en esa edad se consumen más carbohidratos y grasas y se dejan de lado las proteínas.
Además, se gasta menos energía porque las personas realizan menos actividades que cuando estaban en la fase productiva.
Un estudio realizado por el Hospital Blanco Cervantes en 100 adultos mayores de Goicoechea dio cuenta de estos problemas.
El 45% de los pacientes tenía sobrepeso y el 15% obesidad, por ende, solo el 40% tenía buen peso.
“Fue algo muy curioso porque estábamos buscando desnutrición y encontramos todo lo contrario. Vimos que se trataba de adultos sedentarios, que hacían más de tres comidas diarias y que consumían muchos carbohidratos y grasa. Estos datos no pueden extrapolarse a toda la población, pero ya nos dicen algo”, comentó Isabel Barrientos, geriatra que dirigió el estudio.
Como agravante, las pastillas para bajar de peso no son recomendables en estas edades, ya que no hay estudios clínicos sobre sus efectos en dicha población.
Por otro lado, realizar una cirugía bariátrica o
Los especialistas señalan que a estas edades lo importante no es bajar de peso, sino recuperar y mejorar la vitalidad para realizar actividades básicas por sí mismos. “No es restringir la alimentación, es mejorarla. Si se comienza a perder mucho peso, también se pierde hierro, vitamina B12, vitamina D y ácido fólico y todo ello es importante. Por eso, es necesario utilizar suplementos vitamínicos”, recomendó Madrigal.