La salud es lo primero... Si de verdad está convencido de ello, aproveche el inicio de año para acicalar todas las áreas de su vida, esas que en conjunto determinan su bienestar integral.
Por algo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe este término como "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".
¿Y qué comprende ese bienestar general? Élnida Acevedo, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), considera que hay seis facetas a las que el ser humano debe "darles mantenimiento": la física (que incluye el ejercicio y la alimentación), la mental, la espiritual, la familiar, la social y la económica.
Según la especialista, una acción responsable para gozar de buena salud física es practicarse los exámenes de rutina, sobre todo si la persona tiene antecedentes hereditarios. Algunos son mensuales (como el autoexamen de mama y el de testículos) y otros, anuales. Uno de los más comunes es el perfil lipídico, que mide los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa, y es recomendado después de los 40 años.
Si en el historial familiar figura alguna enfermedad de alta incidencia, como varios tipos de cáncer (gástrico, de seno, de cérvix, de próstata), también es necesario mantenerse en control.
Ojo con las emociones
Otras fases que determinan el buen funcionamiento del individuo influyen directamente en las emociones, es decir, la manera en que reaccionamos ante las situaciones y cómo nos enfrentamos a la vida. Por eso, hay que atenderlas.
"El estado de ánimo juega un gran papel en el bienestar. Por eso, es importante trabajar en una actitud mental positiva", expresa Waynner Guillén, presidente del Colegio de Psicólogos.
Pero, ¿qué es ser positivo? Según el psicólogo, es vivir el presente y dejar atrás el pasado, práctica que no solo le dará paz, sino que mejorará sus relaciones con familiares y allegados.
Otras maneras de depurar la mente y el espíritu consisten en rodearse de gente entusiasta y emplear un lenguaje asertivo. Y es justo en esas premisas, que parecieran cajoneras, en las que insisten los especialistas.