Personajes de famosas películas infantiles, figuras que buscan llamar la atención de los niños como payasos o mascotas, o íconos propios de unas galletas o algún cereal, son estrategias usadas por las empresas de alimentos o bebidas no saludables o “chatarra” para llegarles a los niños y adolescentes.
Esta es la conclusión de un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en América Latina. Según los investigadores, este tipo de publicidad es una variable que afecta en el sobrepeso infantil.
“Sabemos que la obesidad infantil es una condición en la que participan muchas cosas, como la falta de actividad física y hasta la genética, pero la publicidad tiene un peso muy alto en las decisiones sobre comida que toman los niños, y esto también influye”, sostuvo Marcelo Ber, encargado de Unicef de relaciones con la empresa privada.
Esto se torna particularmente preocupante en una realidad en que la obesidad infantil aumenta. En América Latina, el sobrepeso infantil varía entre el 18,9% y el 36,9%. En Costa Rica, esta cifra se ubica en 21,4%, pero en 1996 era del 14,6%.
“La publicidad tiene un gran impacto en los niños. Lo hemos visto en otros estudios; una vez les dimos a 121 niños a escoger entre unas papas tostadas en un empaque con dibujos de personajes y una bolsa sin ese diseño, y los menores no solo escogieron la bolsa con diseño, sino que también dijeron que las papas sabían mejor, aunque fuera el mismo producto”, dijo Paola Letona, coordinadora del estudio.
Medios. La investigación encontró además que Internet es la nueva plataforma donde se mueve la mayoría de estas compañías: mandan sus mensajes mediante sitios web, videos en YouTube y publicaciones en redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram. Allí ofrecen productos por medio de concursos o juegos virtuales.
Para la investigadora, es bueno que los padres se informen de estas estrategias y procuren una alimentación sana para sus hijos. “Si como adultos caemos en la publicidad, es normal que los menores lo hagan. La recomendación es reducir las compras de estos productos”, subrayó Letona.
Respuesta. En opinión de Mario Montero, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de la Industria Alimentaria (Cacia), el estudio es extremista en varios puntos.
“La publicidad puede reorientarse y podemos negociar el asunto de los personajes y reorientar la comunicación para promover la actividad física en los niños”, aseveró Montero.
“Sin embargo, no pueden satanizarse los alimentos y decir que son culpables del sobrepeso en los niños, ni decir que la publicidad atenta contra los niños y adolescentes. No podemos tener el concepto de que hay alimentos dañinos para la salud; el problema es cuando se dan excesos o faltantes, o no se hace actividad física, pero no es culpa del producto en sí”, expresó.
Montero concluyó que la industria alimentaria ya hace esfuerzos por ofrecer una comida cada vez más sana, más baja en sodio, grasas y azúcares.