Con el afán de contar con información científica para tomar decisiones de conservación, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) definió nuevos parámetros para realizar investigaciones dentro de parques nacionales en los próximos 10 años.
Esto no quiere decir que se limitará el quehacer científico ni se que impondrán temas o metodologías. Más bien, el Sinac quiere asumir un papel más activo para así beneficiarse del conocimiento que genera ese “laboratorio natural” que son los parques y refugios.
En este sentido, y gracias a los fondos del II Canje de Deuda por Naturaleza , el Sinac contó con el apoyo del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) para idear la Estrategia Nacional de Investigación 2014-2024.
El proceso de diseño contó con la participación de 234 personas entre funcionarios e investigadores de distintas organizaciones.
El Sinac tenía una estrategia que data de hace más de 10 años y se aprovechó el proceso no solo para actualizarla sino para mejorarla.
Estrategia. El Sinac, al no definir prioridades y dejar la iniciativa a los científicos, se enfrenta con la situación de tener muchos estudios orientados a ciertos temas y vacíos importantes en otros.
Entre 2004 y 2012, se contó con numerosas y variadas investigaciones relacionadas con grupos taxonómicos (especies, por ejemplo), pero pocas en temas como cambio climático, contaminación, restauración y conectividad.
Según Rafael Gutiérrez, director del Sinac, se otorgan en promedio unos 5.000 permisos de investigación anualmente y hay diferencias entre las áreas silvestres protegidas que son receptoras de esas investigaciones.
Por ejemplo, entre 2004 y 2012, el Área de Conservación Coordillera Volcánica Central (ACCVC) tuvo 322 registros de estudios mientras que el Área de Conservación Arenal Huetar Norte (ACAHN) tuvo 21. En este sentido, la mayoría de las investigaciones se concentraron en Santa Rosa, Corcovado y Tortuguero.
Por esa razón, en la nueva estrategia se definieron tres temas prioritarios: estado de la biodiversidad y servicios ecosistémicos, gestión de ecosistemas (rehabilitación, conectividad y recuperación de poblaciones) y por último, interacciones de las actividades humanas con los ecosistemas.
“Eso incluye una serie de estudios en disciplinas como Antropología, Sociología y Economía, por ejemplo, que aún no se tienen”, comentó Vilma Obando, del INBio.
“Esa priorización también nos permitirá orientar al estudiante que está haciendo el Trabajo Comunal Universitario (TCU) hasta el científico de un centro de investigación nacional o internacional”, agregó Gutiérrez.
Esos temas se estarían revisando cada dos años para irlos actualizando y, si es del caso, cambiarlos según sean las necesidades.
“La estrategia fortalecerá esa plataforma de colaboración con investigadores y nos ayudará a mejorar la coordinación con universidades, instituciones y organizaciones”, destacó Gutiérrez.
También, se tendrá un nuevo reglamento y procedimientos que permitan poner orden en los permisos, garantice rendición de resultados y se permita la fiscalización.
Gracias a la plataforma tecnológica Sinac Digital, esa información estaría disponible para consulta de cualquier funcionario.
Asimismo, la estrategia prevé la formación de guardaparques para que ellos asuman tareas de monitoreo ecológico para ir registrando cambios en el ecosistema e incluso medir el impacto de las acciones de conservación. Para ello, se destinarían dos personas por área para toma de datos y sistematización.
La actualización de la Estrategia Nacional de Investigación del Sinac forma parte de un conjunto de proyectos que recibieron fondos del II Canje de Deuda por Naturaleza, un acuerdo entre Estado Unidos y Costa Rica para condonar parte de la deuda externa para que ese dinero sea invertido en conservación.
En este sentido, el monto fue de ¢396 millones que están bajo la administración de la Asociación Costa Rica por Siempre para financiar proyectos que ayuden a consolidar las áreas protegidas en el marco de las metas contempladas en la Convención de Diversidad Biológica (CDB).
A la fecha, se tienen seis proyectos en fase de cierre (¢131 millones), nueve proyectos en ejecución (¢177 millones) y seis proyectos pendientes de ser adjudicados (¢88 millones).