Los integrantes de la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE) dejaron de fantasear con sus sueños para empezar a cumplirlos.
Este grupo de emprendedores pasó de de construir castillos en el aire a fabricar un microsatélite espacial que ayudará a monitorear los flujos de dióxido de carbono en los bosques de Costa Rica.
El primer satélite 100% costarricense – que se prevé sea lanzado al espacio en el 2016– recibió ayer un impulso desde el ámbito político.
La presidenta de la República, Laura Chinchilla; el ministro de Ambiente y Energía, René Castro, y el ministro de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, Alejandro Cruz, firmaron un decreto ejecutivo que declara como “de interés público” dicho proyecto científico que permitirá aplicar tecnología espacial a la lucha contra el cambio climático.
El presidente de ACAE, Carlos Alvarado, definió este proyecto como “un hito histórico” pues significa la inserción de Costa Rica en el campo de la tecnología aeoroespacial. “El hecho de que la máxima autoridad política de este país firme una declaratoria de interés público es para nosotros un espaldarazo muy importante y una forma de legitimar nuestros esfuerzos en el nivel internacional”.
Alvarado aclaró que si bien este documento oficial es una especie de “carta de presentación” no implica ningún compromiso económico por parte de las autoridades gubernamentales. Empero, el artículo 2.º el decreto invita a diversos sectores a brindar aportes: “se insta a las entidades públicas y privadas, para que en la medida de sus posibilidades y dentro de la normativa jurídica vigente, contribuyan con el aporte de recursos económicos, logísticos y técnicos para el desarrollo del proyecto”.
Un aliado en el espacio. Alvarado explicó que este dispositivo se fabricará con base en un estándar de diseño, conocido como CubeSat, un tipo de satélite pequeño (sus dimensiones son de 10 x 10 x 10 cm) y de bajo costo, que permite desarrollar investigación científica desde el espacio. “Costa Rica será el primer país de Centroamérica que pondrá en órbita un satélite como estos”, agregó.
El microsatélite es un complemento del proyecto Tropy-Dry que desarrolla desde el Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec) en conjunto con la Universidad de Alberta, Canadá. De este modo una torre instalada en el Parque Nacional Santa Rosa , en Guanacaste, recopila los datos flujos del dióxido de carbono que se generan en el bosque durante el día y la noche.
Hasta ahora, este proyecto presenta una limitación logística que impide analizar la información en tiempo real. Prácticamente se hacía “a pie”, pues los investigadores del TEC tenían que desplazarse hasta Guanacaste para “bajar” la información a sus dispositivos USB y llevarlos de regreso a la sede del TEC en Cartago para analizarlos. El aporte del microsatélite será el recolectar y retransmitir esos datos de manera directa y en tiempo real a una estación terrestre ubicada en el campus del TEC en Cartago. De acuerdo con Alvarado, el costo del proyecto asciende a $1,5 millones.
La ingeniera costarricense Sandra Cauffman, subdirectora de la misión MAVEN a Marte, forma parte del equipo asesor de ACAE y aplaudió la iniciativa.
“Es algo pequeño, pero eventualmente traerá grandes beneficios para el país. Se empieza por lo pequeñito y acuérdense de que Roma no fue construida en un día”, dijo la científica, que estará de visita en el país para impartir varias conferencias .