Un grupo de científicos y alrededor de 39 parataxónomos del Área de Conservación de Guanacaste (ACG) se ha dedicado a observar las larvas de mariposas. Sus miradas han sido tan atentas que hallaron una insospechada variedad de avispas parasitoides, unos inquilinos diminutos que depositan sus huevos en las orugas.
El descubrimiento, publicado en la revista ZooKeys de febrero, determinó la existencia de 186 nuevas especies de avispas Apanteles de la subfamilia Microgastrinae , llamadas así por su pequeño abdomen. Anteriormente, solo se conocían tres clases de Apanteles en Costa Rica.
Este número constituye el 20% de la variedad de Apanteles conocidas en el mundo, las cuales se encuentran en la ACG, un territorio que conforma menos del 0,001% de la superficie terrestre.
“El inventario de los insectos empezó en 1978. El estudio se enfocó en las orugas (larvas) silvestres de las mariposas, pero cuando se criaban larvas de mariposas silvestres, inmediatamente se estaban criando también los parásitos de ellas”, comentó el ecólogo e investigador, Daniel Janzen.
Los especialistas estudiaron 4.100 especímenes de avispas para determinar las nuevas especies. Además, a más de 2.000 avispas se les extrajo una de sus patas que fueron enviadas al Instituto de Biodiversidad de Ontario , en la Universidad de Guelph de Canadá, con el fin de determinar su código de barras genético.
Baquianos de la ciencia. El exhaustivo trabajo para hallar las avispas parasitoides fue posible gracias al programa de parataxónomos, que nació en el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) y la ACG.
“El concepto se inicia con Daniel Janzen, cuando él empieza sus estudios aquí y se da cuenta del potencial de los recursos locales. Las personas que antes trabajaban como peones en fincas, pasan a trabajar en un tema estimulante intelectualmente”, expresó Alejandro Masís, director de la ACG.
Así, los pobladores de zonas rurales (parataxónomos) se adentran en la región para buscar larvas de mariposa y, una vez que las encuentran, son llevadas a una de las 11 estaciones biológicas de la ACG.
“Cada una recibe su único código de voucher (código de identificación de aquel individuo) y construyen un registro”, señaló Janzen.
El registro contiene la historia de la larva: la persona que la encontró, el lugar y las condiciones en que fue hallada. Sin embargo, el trabajo del parataxónomo no termina allí: debe cuidar a la oruga hasta que se convierta en mariposa o llegue a tener parásitos. Cada año, recolectan 40.000 larvas y 3.200 presentarán un caso de parásitos.
José Fernandez-Triana, junto con un grupo de taxónomos, son los encargados de comparar cada espécimen y determinar si corresponde a una nueva variedad.
La investigación aún continúa explorando las 120.000 hectáreas terrestres del ACG, ya que los científicos sospechan que el número de Apanteles y especies de la misma familia puede ser mayor.
“ En 1995, la estimación era que en ACG había 13.500 especies de Hymenoptera (abejas, hormigas, avispas, avispitas). Hoy mi estimación es fácilmente el doble y podría ser ocho veces mayor”, dijo Janzen.
Los parataxónomos y científicos continúan su búsqueda y, a la vez, luchan contra el tiempo, ya que el Janzen destacó que el calentamiento global varía la temperatura del bosque nuboso y podría causar la extinción de estos insectos.