Berlín EFE Un estudio de casi un centenar de huellas humanas de alrededor de 1,5 millones de años de antigüedad ha permitido comprobar que el Homo erectus caminaba entonces de una manera muy similar a como lo hace hoy el hombre moderno.
La investigación, realizada por científicos del Instituto Max Plack de Antropología Evolutiva, en Alemania, y un equipo internacional de colaboradores, partió de unas huellas halladas en el 2009 en las cercanías de la localidad de Ileret, en Kenia.
Al estudiar la región, los investigadores encontraron, en cinco yacimientos distintos, un total de 97 huellas correspondientes a, como mínimo, una veintena de Homo erectus .
A través de un enfoque experimental, los científicos descubrieron que las formas de esas huellas son indistinguibles de las del Homo sapiens (hombre moderno), lo que evidencia que la anatomía de los pies y la mecánica entre ambos era similar.
“Nuestros análisis proporcionan algunas de las únicas pruebas directas que sostienen la creencia generalizada de que al menos uno de nuestros parientes fósiles de hace 1,5 millones de años caminó casi de la misma manera a como lo hacemos hoy”, dijo el investigador Kevin Hatala.
Los investigadores también estudiaron los posibles sexos de los individuos que andaban en la zona y formularon diversas hipótesis en relación con la estructura de los grupos que formaban estos Homo erectus .
En uno de los yacimientos, se detectaron huellas de varios individuos machos en estadio adulto. De esto se deduce un cierto nivel de tolerancia y cooperación entre ellos.
“No es sorprendente contemplar evidencias de tolerancia mutua y cooperación entre los varones homínidos que vivieron hace 1,5 millones de años, especialmente el Homo erectus, pero esta es la primera vez que se puede vislumbrar de forma directa este comportamiento dinámico”, añadió Hatala.
Hasta ahora, destaca los investigadores del Instituto Max Planck, no ha habido consenso sobre la forma de averiguar posibles comportamientos grupales a partir de restos fósiles o registros arqueológicos.
Los hallazgos del estudio fueron publicados esta semana en la revista científica Nature .