Conocer con mayor exactitud cuánto terreno está cubierto por piña, pasturas, caña de azúcar y palma africana, así como la cantidad de bosque que se está perdiendo en el país a raíz de la expansión agrícola, es el objetivo de una investigación que utiliza imágenes satelitales y otras captadas por sensores remotos.
El trabajo técnico recae en los investigadores del Laboratorio PRIAS del Centro Nacional de Alta Tecnología (Cenat-Conare), quienes están procesando imágenes provistas por los satélites Lansat 8, de Estados Unidos, y Rapid Eye, de Francia, así como otras tomadas por la misión CARTA 2005, de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), cuyo avión sobrevoló el país hace 12 años para que sus sensores remotos tomaran fotografías aéreas con fines cartográficos.
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Este es un proyecto a cinco años plazo que, aparte del Laboratorio PRIAS, reúne al Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), el Servicio Fitosanitario, el Registro Nacional de Costa Rica y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Monitoreo de Cambio de Usos en Paisajes Productivos (Mocupp), como se llama el proyecto, busca utilizar esta información para conocer la frontera agrícola e incluso verificar el cumplimiento o no de la Ley Forestal.
"Un sistema de información sobre cobertura total de cultivos y sobre pérdida y ganancia de cobertura forestal puede convertirse en una herramienta de gestión del territorio si esos mapas son publicados sobre capas de tenencia de la tierra de manera periódica y pública", destacó el ministro de Ambiente y Energía, Édgar Gutiérrez.
Asimismo, la información será de utilidad para sustentar acciones nacionales dentro del Programa REDD, mecanismo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que busca reducir las emisiones de carbono derivadas de la deforestación y degradación de los bosques.
"Tradicionalmente, Costa Rica tiene un énfasis muy forestal en sus mediciones de cobertura y esto nos ayuda a complementar esa información al incorporar el paisaje productivo", comentó Kifah Sasa, oficial de Desarrollo Sostenible del PNUD en Costa Rica.
Por esa razón, se deben establecer líneas base por cultivo y repetir el monitoreo año con año, empleando la misma metodología, para que los datos sean comparables en el tiempo.
La línea base sobre piña, primer cultivo monitoreado, ya fue incluida en el Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT). Eso hace que la información sea pública y su acceso sea libre.
Análisis de imágenes
Con diferentes técnicas, y sobreponiendo diferentes tipos de imágenes, los investigadores sustraen la nubosidad para que estas puedan utilizarse en los análisis.
Con respecto a la resolución, las imágenes Lansat –que son la base del monitoreo– tienen un tamaño de pixel de 30 metros por 30 metros. "Eso quiere decir que el sensor interpreta todo lo que hay en esa área como un solo dato", detalló Cornelia Miller, coordinadora del Laboratorio PRIAS e investigadora del Mocupp.
"Existen sensores con más resolución y detalle, pero son más caros, y nuestro propósito era tener una herramienta de bajo costo que nos permitiera perdurar en el tiempo, y Lansat nos da una panorámica de mirador. Uno puede ir todos los días al mirador y aún así ir notando cambios, como que cierta zona del bosque desapareció o se fue poniendo amarilla, aunque no necesariamente conociendo el detalle de estos", agregó Miller.
Por ejemplo, en el caso de cobertura forestal, ese pixel detecta bosques en sus diferentes estadíos, plantaciones forestales y algunos cultivos arbolados. Sin embargo, según Miller, se requiere de verificación en campo para obtener mayor detalle porque hay cultivos, como el café y el cacao, que suelen convivir con otros árboles.
Otro ejemplo de la importancia de la verificación en campo es cuando el productor abandona un cultivo y ese terreno, debido al ancho del pixel, en las imágenes satelitales aparece como vegetación boscosa, aunque es un charral. El agricultor limpia ese terreno para sembrar otro cultivo y las imágenes detectan pérdida de vegetación boscosa, pero realmente no hubo deforestación.
"Con las imágenes, nosotros podemos dar la alerta. Podemos decirles a las autoridades si hubo un cambio en ese pixel en específico y las autoridades pueden mandar a alguien al sitio para averiguar qué pasó. La ventaja es que las imágenes nos dirigena un punto específico donde se vio el cambio, ahorrándonos las giras por todo el país", manifestó Miller.
En el caso de los investigadores, las verificaciones en campo sirvieron para tomar puntos de control que ingresaron al software que procesa las imágenes como referencia, para que así el programa pueda utilizar esos datos como base para interpretar el resto de la información.
Asimismo, los investigadores utilizaron la fotogrametría para obtener mapas de grandes extensiones de terreno a partir de las fotografías aéreas de NASA.
También se empezaron a trabajar con firmas espectrales. "Al igual que usted, las plantas tienen su cédula, que es única para cada una. Entonces lo que nosotros hacemos es identificar ese número de cédula y encontrarlo en las imágenes", comentó Miller, y agregó: "Lo que pasa es que este país es tan biodiverso que nos encontramos que la cédula de las piñas no es igual en todo el país y no se comporta igual, en algunas regiones es muy homogénea y en otras es todo lo contrario".
Para Sasa, el modelo de monitoreo diseñado por el Laboratorio PRIAS se podría replicar en otros países tropicales. Madagascar, Marruecos, Costa de Marfil y Paraguay ya han mostrado interés y han visitado este centro de investigación.
Proyecto piloto en piña
El sistema de monitoreo se probó en piña. El levantamiento de la línea base se extendió de marzo del 2015 a junio de 2016, centrándose en la tres regiones productoras de la fruta: Huetar Norte, Huetar Caribe y Brunca.
Los resultados arrojaron una cobertura de 57.327 hectáreas (ha) en ese periodo de 2015-2016, distribuidas en 37.718 ha en Huetar Norte, 11.579 ha en Huetar Caribe y 8.030 ha en Brunca.
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En los próximos años, el Laboratorio PRIAS levantará las siguientes líneas bases: pasturas en 2017, caña de azúcar en 2018 y palma africana en 2019. Esto será posible gracias al financiamiento provisto por el Fondo de Medio Ambiente Mundial (GEF).
Asimismo, se realizará un estudio piloto de pérdida y ganancia de cobertura forestal alrededor del Corredor Biológico Interurbano María Aguilar. "Aquí, en lugar de ver cobertura de cultivo, estaríamos viendo la extensión urbana", explicó Sasa.
Beneficios para productores
Aparte de fiscalizar el cumplimiento de la normativa ambiental, la herramienta también servirá a las autoridades para planificar y aumentar esquemas de incentivos como pagos por servicios ambientales.
Costa Rica cuenta con una cobertura forestal de 52,38% del territorio nacional y tiene el potencial de llegar a 60%. Eso sí, ese crecimiento solo se podrá dar dentro de propiedades privadas. Para Sasa, esta herramienta servirá precisamente para orientar hacia donde enfocar los incentivos.
Asimismo, y según Sasa, el sector privado puede hacer uso de la información para diferenciarse en el mercado y así comerciar sus productos bajo la premisa de "finca libre de deforestación".
"En la Declaración de Nueva York y la Declaración de Amsterdam, los principales compradores de productos agrícolas en el mundo se comprometieron ante Naciones Unidas a que haya cero deforestación en las cadenas productivas al 2030. Pero antes de eso, al 2020, prometieron reducir esa deforestación a la mitad", explicó Sasa.
El Oficial de Desarrollo Sostenible del PNUD en Costa Rica continuó: "Gracias a esta herramienta, ya el productor puede mostrar a sus clientes que su unidad productiva es ʻlibre de deforestaciónʼ y no le cuesta nada, porque ya existe un flujo financiero que garantiza esas mediciones en el tiempo y la información es pública porque está en el SNIT. Aparte, al hacerlo el Laboratorio PRIAS, lo dota de objetividad e independencia".