La ingeniera costarricense Sandra Cauffman, quien trabaja en la NASA, decidió “seguir sus sueños más allá de las estrellas” y ayer compartió su secreto para lograrlo con decenas de colegiales del país.
En el auditorio del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA), en Curridabat, la tica, además de causar asombro, se ganó la admiración y las sonrisas de los asistentes a la cita, tras relatar su historia de vida.
Cauffman estará toda la semana en el país, con el objetivo de fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas, así como para celebrar el Día Internacional de las Niñas en las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC).
Desde el lunes, la ingeniera imparte varias charlas organizadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), la Universidad de Costa Rica (UCR), el CFIA y la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).
Cauffman es subdirectora de la más reciente misión a Marte (MAVEN por las siglas en inglés de Atmósfera de Marte y Evolución Volátil). Este proyecto pretende medir la atmósfera superior del planeta rojo y analizar cómo se produjo la pérdida de compuestos volátiles, como dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno y agua.
Un sueño. Ella contó que a sus siete años decidió que quería trabajar para la NASA, mientras veía en el televisor del vecino la llegada del Apolo 11 a la Luna (1969).
El carisma y la humildad de Cauffman lograron que jóvenes como Sara Mora, de 13 años y alumna del Colegio Técnico Don Bosco, siguieran con atención cada una de sus palabras durante la charla.
“Al igual que Sandra, yo desde pequeñita he querido tocar la Luna. Me inspiró mucho lo que ella dijo: ‘No hay que decir no puedo, a pesar de todo uno tiene que seguir con sus sueños’, como ella lo hizo”, comentó Mora.
Cauffman narró cómo durante su infancia su madre no solo la inspiraba con sus palabras, sino también con sus acciones, pues tenía varios trabajos para poder sostener a su familia. Además, recordó épocas duras, como cuando vivieron en un edificio, cerca de la avenida central, pues perdieron su casa.
Empero, destacó que la pobreza no es excusa y que no cree en la suerte, pues “cada quien se hace su propio destino”. Dio tres consejos a los muchachos: tener en cuenta quiénes quieren ser y tener curiosidad, estar abiertos a las posibilidades y practicar la gratitud. Los instó a agradecer a sus padres y maestros, así como a las personas que los ayudan en el camino.
“En la vida a uno a veces le toca tomar decisiones difíciles, pero se trata de seguir nuestras pasiones y, en definitiva, seguir al corazón”, afirmó Cauffman.
Su mensaje quedó grabado también en la colegiala, de 15 años, Valeria López. Esta alumna, del Colegio Técnico Don Bosco, aseguró que luego de escuchar a la ingeniera le impactó la determinación que ella tuvo desde pequeña.
“Nunca se dejó influenciar por lo que decían los demás; ella siempre estudió y tiene los pies en la tierra”, comentó López.
Ejemplo. Antes de alcanzar su sueño de trabajar para la NASA, esta tica fue alumna de la Escuela República de Paraguay de Hatillo y del Liceo Luis Dobles Segreda, ubicado en La Sabana. También de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Costa Rica.
Cuando tenía 21 años, su familia se mudó a Estados Unidos, pues su madre se casó con su padre adoptivo— un estadounidense— y en ese país estudió en la Universidad George Mason. Cauffman lo ha tenido claro siempre que: “Las cosas no vienen fácil. Hay que trabajar por lo que uno quiere”.
Hoy es subdirectora de MAVEN, misión que envió un satélite al Planeta Rojo y que llegará a su destino el 22 de setiembre de este año, según se calcula.
Cauffman aprovechó para contar a los colegiales que la fascinación por Marte se debe a algunas similitudes con la Tierra, como volcanes y dunas.
Este tema despertó la curiosidad de los presentes, quienes aprovecharon el espacio de preguntas para aclarar sus dudas.
Al finalizar la charla, casi todo el auditorio esperó para tomarse una foto y compartir con la ingeniera, quien aceptó gustosa.
Santiago Núñez, director de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Micitt, aseguró que se requieren modelos como “el de Sandra (...), sobre todo, de mujeres que están poco representadas en las ciencias e ingenierías”.
Según Núñez, es preciso hacer que ellas tengan acceso a trabajos que son fuente de generación de riqueza, como las ingenierías.