El 21 de setiembre, una nave espacial del tamaño de un autobús entrará en órbita alrededor del planeta Marte.
Según la agencia espacial estadounidense (NASA), esta será la primera vez en la historia que un aparato suyo se posicione allí con la meta de estudiar la atmósfera superior marciana, para descifrar lo que sucedió con los gases que alguna vez integraron la capa más alta de la atmósfera del Planeta Rojo, creando un ambiente supuestamente propicio para que existiera agua y quizás algunas de las formas de vida.
La sonda se llama MAVEN, por las siglas en inglés de Mars Atmosphere y Volatile Evolution.
La ingeniera costarricense Sandra Cauffman es ni más ni menos que la subdirectora de esta misión.
Por su “magnífico desempeño” en la coordinación de esta y una veintena de misiones espaciales, la costarricense fue premiada recientemente por la NASA con su segunda Medalla al liderazgo extraordinario, todo un espaldarazo para su trayectoria en la agencia.
En la misión a Marte, ella no está sola, por supuesto. En el desarrollo y monitoreo de MAVEN participan unos 400 científicos e ingenieros.
Y es de tal importancia que el Gobierno de Estados Unidos ha invertido en la misión unos $672 millones (más de ¢330.000 millones): $220 millones en construir la sonda, $186 millones en su lanzamiento y otros.
“El próximo domingo será un momento maravilloso para ver los resultados del esfuerzo de mucho tiempo. Esperamos que, al igual que todos los planes y fechas iniciales se cumplieron de manera puntual, la llegada de MAVEN sea muy exitosa y también toda la histórica misión”, dijo a La Nación la ingeniera costarricense.
Maniobra de riesgo. Después de superar un recorrido interplanetario en 10 meses de 711 millones de kilómetros en una trayectoria heliocéntrica (es decir, que gira alrededor del Sol y no va en línea recta hacia Marte), que MAVEN tenga que ubicarse para orbitar Marte hasta suena fácil.
Sin embargo, lo cierto es que es una maniobra histórica no exenta de riesgo, reconoce Cauffman, exalumna de la Escuela República de Paraguay (Hatillo) y del Liceo Luis Dobles Segreda (San José).
La ingeniera Cauffman sabe que la colocación en órbita de la nave MAVEN no puede compararse con los llamados “7 minutos de terror”, cuando en agosto del 2012 el robot Curiosity “aterrizó” –o amartizó– en el Planeta Rojo.
No obstante, detalla que para la maniobra de inserción en órbita se encenderán los seis motores propulsores principales de la nave que, disparando brevemente, deberán hacer correcciones para ajustar la ruta de MAVEN.
Recordemos que si la nave se acerca demasiado a Marte podría estrellarse y la misión quedaría tristemente arruinada.
Una vez que los seis motores se enciendan, pasarán 33 minutos durante los cuales MAVEN irá reduciendo la velocidad. De este modo, la nave logrará colocarse en una órbita elíptica. Dicha posición significa que ella completará una vuelta alrededor de Marte cada 35 horas, aproximadamente.
Pero antes de estar completamente en funciones, la sonda efectuará seis pequeñas maniobras durante un periodo de seis semanas, con el objetivo de “reducir la órbita elíptica” y ubicarse finalmente en la órbita científica, donde se ha determinado que realizará sus mediciones atmosféricas.
Se prevé que esta órbita final permita que la nave espacial se acerque hasta a 150 kilómetros de la superficie marciana y se aleje hasta a unos 6.300 kilómetros por encima de la superficie.
“Esta es una posición ventajosa, que le permitirá observar todo el planeta”, añaden los expertos en el sitio web de la agencia espacial ( www.nasa.gov ).
Durante esta fase, que se extenderá aproximadamente desde el domingo 21 de setiembre hasta el 26 de octubre, aproximadamente, MAVEN pondrá a prueba todos los instrumentos que lleva a bordo para saber que siguen calibrados y verificar que estén aptos para cumplir con las funciones esperadas de ellos en la misión.
Los aparatos y sus funciones. Entre estos aparatos figuran seis desarrollados por el Laboratorio de Ciencias Espaciales (SSL) de la Universidad de California en Berkeley, uno producido por el Laboratorio de Física Atmosférica (LASP) de la Universidad de Colorado, y otro más que fue creado por el Goddard Space Flight Center (GSFC) de la NASA.
Los instrumentos desarrollados por SSL de California son el SWEA (Solar Wind Electron Analyzer), para estudiar el viento solar y los electrones ionosféricos, y el SWIA (Solar Wind Ion Analyzer), también para medir el viento solar y caracterizar la densidad y velocidad de los iones.
En este paquete también figuran el magnetómetro (MAG), que medirá los campos magnéticos interplanetarios, del viento solar y de la ionosfera; el STATIC (Suprathermal and Thermal Ion Composition), que evalúa los llamados iones termales y los iones de escape de energía moderada; el SEP (Solar Energetic Particle), que monitorea el impacto de las partículas de energía solar en la atmósfera superior de Marte y, el LPW (Langmiur Probe and Waves), que determinará las propiedades ionosféricas y del calentamiento de onda de los iones que escapan por la radiación ultravioleta extrema solar en la atmósfera. El instrumento desarrollado por el LASP de Colorado es un sensor remoto (RS) que desdeña el espectro ultravioleta (IUVS).
Finalmente, el instrumento desarrollado por el GSFC de la NASA es el espectrómetro de masa, el cual va a medir la composición de diferentes elementos químicos e isótopos atómicos de la atmósfera superior de Marte.