El primer satélite centroamericano está cada vez más cerca de ponerse en órbita. Esto debido a que un grupo de 15 profesionales, expertos y estudiantes del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) ya tienen en sus manos los componentes necesarios para, durante los próximos seis meses, desarrollarlo, programarlo y verificar que funcionará bien.
Este dispositivo se enmarca en el Proyecto Irazú, que pretende aplicar tecnología espacial al monitoreo del cambio climático, con ayuda de un satélite tipo Cubesat (pequeño, liviano y de bajo costo).
La iniciativa, desarrollada por la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE), el ITCR, aliados y empresas patrocinadoras, utilizará el satélite para la recolección de datos relacionados con la fijación de carbono y el crecimiento de árboles de melina, ubicados en la estación remota del ITCR, en Los Chiles de Alajuela.
El lanzamiento del satélite está programado para el 2018 desde la Estación Espacial Internacional (EEI), debido a un convenio firmado con el Instituto Tecnológico de Kyushu en Japón.
Colaboración
Un año atrás, una campaña en la plataforma de recolección de fondos Kickstarter solicitó la colaboración de los costarricenses para hacer este sueño realidad.
Los $80.000 (unos ¢45 millones) aportados por 800 ticos y el dinero desembolsado por cuatro empresas patrocinadoras, que donaron entre $30.000 y $60.000 permitieron seguir adelante, explicó Luis Diego Monge, gerente de proyecto de ACAE.
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El satélite integrará una computadora a bordo (OBC, por sus siglas en inglés), un sistema de comunicación y otro de potencia. Asimismo, contará con paneles solares, una computadora secundaria creada por Imagine XYZ, y una carcasa elaborada por el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Los encargados del desarrollo escogieron adquirir los componentes de la OBC, los paneles solares, el sistema de comunicación y de potencia a través de la compañía danesa GOMSpace, que suele suministrar equipos a proyectos de agencias espaciales como la europea.
"Como diseñadores tuvimos que definir cuáles piezas de proveedores internacionales iban a cumplir con la misión de manera adecuada. Decidimos trabajarlo con GOMSpace porque ellos cumplían con todas nuestras expectativas; es una empresa establecida en ese sentido", explicó Adolfo Chaves, Ingeniero de Sistemas del Proyecto Irazú, por parte del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Chaves aseguró que si bien esta es la columna vertebral del proyecto, también los desarrollos realizados por la compañía tica Imagine XYZ y el INA permiten demostrar que Costa Rica tiene "la capacidad de desarrollar componentes espaciales de manera autónoma".
Jorge Solís, del área de Metalmecánica del INA, fue uno de los técnicos encargados de elaborar la carcasa del satélite dentro de la cual se colocarán los componentes. En ese proceso tardó dos semanas.
Este hombre y sus compañeros Jorge Oconitrillo y Claudio Cordero se cercioraron de que las piezas de aluminio cumplieran con las especificaciones técnicas que les solicitaron desde el ITCR.
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"Fue una experiencia muy buena en la parte técnica, muy gratificante para el equipo que trabajó en el proyecto. Tuvimos que aplicar conocimientos bastante específicos y poner a las máquinas a desarrollar elementos muy pequeños", aseguró Solís.
¿Qué sigue?
Con los componentes en mano, los encargados del proyecto asumirán el trabajo de los próximos seis meses en tres etapas.
La primera de ellas consistirá en realizar pruebas a los componentes por ejemplo, a las baterías y a los paneles solares. Esta labor se realizará en el Laboratorio de Sistemas Electrónicos para la Sostenibilidad (SESLab), de la Escuela de Ingeniería Electrónica del ITCR.
Ahí, el objetivo será determinar que, "de acuerdo con la órbita, con la misión espacial para la que nosotros trabajamos y la cantidad de luz solar que recibirán por día, las cargas y descargas de energía están haciéndose de manera correcta", manifestó Chaves.
La segunda fase es la de desarrollo y consistirá en la programación de los módulos de operación. El primero de ellos está vinculado a cuando el satélite se despliegue en la Estación Espacial Internacional y el sistema empiece a funcionar.
El segundo módulo de operación será cuando se comunique con la estación remota, ubicada en Los Chiles de Alajuela, donde estarán cinco sensores que recolectarán la información de los árboles de melina. Mientras que el tercero ocurrirá cuando se comunique con la estación terrestre, ubicada en el Tecnológico, en Cartago, y se reciban los datos de la estación remota.
Finalmente, el último módulo será cuando el satélite no esté comunicándose con los sensores, ni con la estación del Tecnológico con el fin de ahorrar y recibir energía del sol necesaria para la operación, explicó Adolfo Chaves.
La tercera etapa del proyecto será la de verificación. En esta se efectuarán pruebas de funcionamiento y se replicará el ambiente que tendría que enfrentar el satélite en el espacio.
Además del SESLab, en las fases de desarrollo, programación y verificación, participarán el Laboratorio de Investigaciones en Robótica y Automatización de la Escuela de Ingeniería Electrónica y el Laboratorio de Plasma del ITCR.
Las empresas que ayudaron a patrocinar el proyecto son EY, Grupo Purdy Motor, Comunicación Corporativa Ketchum (CCK), Zona Franca Coyol y sus instalaciones de MOOG Medical.