En los últimos 3.400 años, el Turrialba ha explotado en siete oportunidades. Una de ellas, hace apenas 2.000 años, fue violenta y capaz de elevar su columna de material volcánico hasta 20 kilómetros.
En otras palabras, este volcán es capaz de tener erupciones de tipo subpliniano similares a la exhibida por el volcán Calbuco, en Chile, en el 2015, cuyas cenizas llegaron hasta Argentina.
La evidencia yace en los depósitos de rocas y otros materiales geológicos alrededor del volcán, los cuales fueron sujetos a datación mediante la técnica de radiocarbono, más conocida como carbono 14. Mediante muestras orgánicas presentes en estos depósitos, los científicos pueden conocer su edad y relacionarla con otros afloramientos de rocas.
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"El período eruptivo más violento fue de tipo subpliniano y sus depósitos corresponden a tefras de caída, oleadas y flujos piroclásticos. El punto de erupción fue cercano al actual cráter central", destacó el vulcanólogo Gerardo Soto de la Red Sismológica Nacional (RSN: ICE-UCR) en el informe Mapa de peligros volcánicos del volcán Turrialba, publicado en 2012.
Pablo Ruiz, también vulcanólogo de la RSN y citado por Soto, calculó el material eruptado por el volcán en esa ocasión en 0,2 kilómetros cúbicos. "A pesar de que el volumen eruptado es relativamente pequeño, esta es la erupción explosiva más voluminosa del Turrialba", destacó Soto.
Para Raúl Mora, vulcanólogo del programa Preventec de la Universidad de Costa Rica (UCR), los análisis estratigráficos (estudio e interpretación de las rocas sedimentarias, metamórficas y volcánicas dispuestas en capas o depósitos) permiten conocer el pasado del volcán para entender su comportamiento.
"El pasado del volcán Turrialba es violento. Cada roca, cada capa, nos indica que el Turrialba es un volcán explosivo y que debemos tener mucho cuidado", destacó Mora.
Si ya el volcán realizó una erupción subpliniana en el pasado es porque está en capacidad de tenerlas y eso no descarta que erupte de esta forma en el futuro.
Más estudios estratigráficos
Mora, junto a colegas de Preventec y la organización Volcanes Sin Fronteras (VSF), están retomando estos análisis estratigráficos para detallar aún más en el pasado del volcán y analizar nuevos afloramientos de rocas adicionales a los estudiados por Soto.
La meta, según Mora, es lograr describir detalladamente la erupción subpliniana. "Llegar al punto de saber cuánto duró", manifestó el vulcanólogo.
"En las giras hemos podido ver las rocas y la disposición de las capas de ceniza que nos indican que no solo había material de caída, sino que se han emplazado en el pasado, flujos y oleadas piroclásticas por las laderas del volcán llegando a varios kilometros de distancia. La restricción para ingresar a 2,5 kilómetros del cráter activo no es un capricho. El Turrialba es peligroso y debemos respetarlo", explicó Mora.