Mientras que algunos animales reconocen a otros individuos por su olfato o vocalización, los seres humanos han evolucionado para que la morfología de su rostro los vuelva únicos y fácilmente reconocibles.
Esa es la principal conclusión que se desprende de un estudio realizado por la Universidad de California en Berkely y que fue publicado esta semana por la revista Nature Communications.
"Los seres humanos son extraordinariamente buenos para reconocer caras, hay una parte del cerebro especializada para eso", comentó el investigador principal del estudio Michael J. Sheehan, un becario postdoctoral en el Museo de Zoología de Vertebrados de esa universidad.
"Está claro que es beneficioso para mí reconocer a otros, pero también es beneficioso ser reconocible. De lo contrario, todos nos veríamos de una manera muy similar", comentó Sheehan.
La información para realizar el estudio se tomó de una base de datos del ejército estadounidense. Se analizaron las medidas corporales tanto de mujeres como de hombres.
Entre los datos analizados se encuentran distancia entre la frente y el mentón, la altura del oído, anchura de la nariz y rasgos corporales tales como longitud del antebrazo, altura de la cintura.
Los investigadores descubrieron las características faciales son mucho más variables que las corporales. Las principales variaciones se dan en el triángulo compuesto por ojos, boca y nariz.
De forma adicional compararon genomas de personas de todo el mundo y encontraron variaciones genéticas más importantes en las regiones del genoma que controlan las características faciales, que en las otras zonas del cuerpo.
Michael Nachman, genetista de poblaciones explicó que: "Se cumplieron las predicciones: los rasgos faciales son más variables y menos correlacionados que otros rasgos".
Los científicos teorizan que, las interacciones sociales altamente visuales son casi con seguridad el conductor de la tendencia evolutiva que vuelve tan particulares y únicos los rostros de las personas.