Tal vez le ha pasado. Le diagnosticaron una infección urinaria y le recetaron un tratamiento con antibiótico durante seis días.
Al tercer día usted ya se siente mejor y deja el tratamiento. Parte de lo que sobró se lo da a su mamá que presenta los mismos síntomas y el resto lo bota.
Error tras error. Sus consecuencias pueden no solo representar riesgos para su salud, si no que son parte de las razones por las cuales las opciones tradicionales de antibióticos no pueden servirle a todo el mundo.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hecho en 114 países y presentado ayer señaló que en todo el mundo hay bacterias resistentes a antibióticos, muchos asociados a malas prácticas al tomar antibióticos.
Una bacteria se hace resistente cuando desarrolla una forma de defenderse a antibióticos ante los que normalmente sucumbe.
Costa Rica no es la excepción. Todas las semanas se ven casos de resistencia a antibióticos contra bacterias como la shigella , causante de diarreas fuertes que podrían llevar a fuerte deshidratación, y la salmonella , causante de problemas digestivos.
Según Elena Campos y Antonieta Jiménez, especialistas del Centro Nacional de Referencia en Bacteriología del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (CNRB-Inciensa), estos casos son más comunes de lo que se piensa.
“No se pueden dar cifras de cuánta resistencia a fármacos se da por año en general; son datos de muchas bacterias diferentes a muchos fármacos diferentes se llevan por aparte, pero sí podemos decir que es algo que se ve todas las semanas”, dijo Campos.
Por ello, los antibióticos solo deben tomarse si un médico los indicó y ‘al pie de la letra’.
“Si la persona se siente bien antes de terminar el tratamiento, no quiere decir que ya su cuerpo esté libre de bacterias. Abandonar la terapia puede hacer que la infección regrese, pero la bacteria se pudo haber vuelto resistente y ya no le servirá el tratamiento anterior y deberá dársele otro”, comentó Campos.
Jiménez indica lo peligroso que puede ser que esa terapia no terminada la continúe alguien más:
“Una infección urinaria puede ser causada por más de un tipo de bacteria. Es posible que, aún con los mismos síntomas, su infección la haya provocado otra bacteria que necesita un antibiótico muy diferente, y el que le dio su amistad no lo estaría curando. Se necesita un examen de orina para saber la bacteria y con base en eso recetar”, señaló Jiménez.
Más cuidados. La resistencia a antibióticos también puede darse si no se deshace de los sobrantes del tratamiento de la forma correcta.
Por una parte, los medicamentos no deberían sobrar, pues normalmente las dosis se dan exactas.
No obstante, si llegara a sobrar, estos sobrantes de fármacos no pueden depositarse en un lavabo o inodoro, tampoco en un basurero.
Según explicó Gineth Castro, coordinadora de Servicios Farmacéuticos de la CCSS, cuando el antibiótico se desecha por la tubería normal, puede llegar a fuentes de agua y matar las bacterias ‘buenas’ que ayudan al proceso de tratamiento de aguas negras, además de perjudicar a los peces.
La única forma en que un antibiótico puede desecharse es con un profesional, por lo que debe llevar esos sobrantes a la farmacia.
“No podemos ser irresponsables. ¿Qué sucederá cuando las personas que incumplen su tratamiento ya no tengan más opciones porque el microorganismo que tienen se volvió resistente a todas los medicamentos conocidos?”, comentó Romeo Montoya, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).