El cáncer de seno es el más común y mortal entre las mujeres en el mundo. Cada año se diagnostican cerca de 1,4 millones de tumores y unas 600.000 mujeres pierden la batalla contra esta enfermedad.
Para la ciencia, es un padecimiento que aún plantea más interrogantes que soluciones; no obstante, la genética parece ofrecer respuestas cada vez más claras para entenderlo y así buscar mejores tratamientos.
Genes, mutaciones, proteínas y hasta la forma en la que se desarrollan los procesos celulares, dan pistas a los científicos.
Es un terreno que ya acumula más de una década de investigaciones, pero el 2016 es un año particular: solo en lo que va del año, se registran más de 60 publicaciones relacionadas con la genética del cáncer de mama.
Por ejemplo, una investigación del Hospital General de Massachusetts, publicada en agosto en la revista Nature , señaló que se encontraron receptores genéticos que anteriormente no se habían visto en pacientes con cáncer metastásico (que ya se expandió a otros órganos).
Los investigadores se concentraron en una hormona llamada HER2. En algunos tipos de cáncer, el gen HER2/neu induce a las células a producir esta hormona en exceso. Se les conoce como tumores HER2 positivos y tienden a ser más agresivos. Las pacientes que no registran esta variante tienen un cáncer HER2 negativo (tiende a ser menos agresivo).
Los científicos hallaron, sin embargo, que algunas células tienen la capacidad de oscilar entre HER2 positivo y HER2 negativo, lo que complica un diagnóstico y la prescripción del tratamiento.
“La habilidad de estas células de invertir sus roles en la producción de la hormona hace que sea necesario, en algunos casos, tratar tanto para HER2 positivo como para HER2 negativo. Nos queda la tarea de estudiar más esta conversión”, afirmó, en un comunicado de prensa, Shyamala Maheswaran, coautora del estudio.
Otra investigación, publicada este setiembre en la revista Molecular Endocrinology , encontró una posible razón por la cual a algunas pacientes no les funciona bien el tamoxifeno, uno de los medicamentos más comunes para el tratamiento de este cáncer.
Ellos encontraron que quienes poseen muchas copias de genes encargados de transportar proteínas –en especial, uno llamado XPO1– ofrecen mayor resistencia ante esta droga.
No obstante, si el tamoxifeno se combina con otra droga llamada selinexora, se bajan los niveles de XPO1 y esto hace que la paciente tenga mejores efectos.
Inteligencia artificial como aliada. La tecnología también va de la mano en estos estudios. Un estudio de agosto en la revista Cancer indicó que un robot con inteligencia artificial “lee” mamografías e interpreta los resultados 30 veces más rápido que el ojo humano y con un 99% de eficacia.
Los médicos indican que las mamografías que indican que hay lesión de algún tipo se revisan manualmente para confirmar el diagnóstico, pero que este nuevo programa puede ahorrar hasta 500 horas profesionales en un solo trimestre.
Enfermedad de cuidado. El cáncer de mama es el tumor más común entre las mujeres ticas. En el 2013 (año más reciente del cual hay datos) se diagnosticaron 1.195 casos.
También es el cáncer más mortal: el 17% de las muertes por cáncer en mujeres (unas 280 por año) se debe a tumores de seno. Entre el 50% y el 70% de los tumores de seno se detectan en fases tempranas, lo cual aumenta sus posibilidades de tratamiento.
La mayoría de las nuevas pacientes tienen entre 45 y 60 años. El 81% de las muertes por este padecimiento se da en mujeres mayores de 50 años.
¡Ayúdese!
Haga ejercicio. Unos 30 minutos de actividad física cada día bajan el riesgo de tumores en los senos. La actividad física acelera el metabolismo y atenúa el desarrollo de células cancerosas.
No fume. Un estudio en el British Medical Journal afirmó que el tabaquismo sube el riesgo de tumores un 16%. Autoexamen. No solo sospeche de "bolitas" en los senos; en muchos casos, esas pelotitas están formadas simplemente por grasa.
Los tumores pueden dar otro tipo de señales, como protuberancias, venas crecientes, hendiduras, erosiones en la piel, huecos, hundimiento en el pezón, fluidos desconocidos, endurecimiento, "piel de naranja", o enrojecimiento y ardor. Mamografía. Lo ideal es hacerse una cada dos años después de los 50 años, pero si tiene familiares con este mal, debe comenzar desde más joven.