Un adulto mayor que realiza ejercicio cotidianamente no solo beneficia su salud física y emocional. Su cerebro podría envejecer hasta 10 años más lento.
Ello permitiría a las personas mejor memoria, mayor atención y más capacidad para hacer cualquier tipo de tareas.
Estas son las conclusiones de un estudio realizado con 876 adultos mayores en Estados Unidos, que tomó en cuenta población de origen hispano, afrodescendiente, oriental y caucásico.
El reporte, publicado en la revista Neurology , señala que quienes realizan ejercicio de moderado a intenso obtienen los mejores resultados.
Paso a paso
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores reclutaron a personas mayores de 65 años sin enfermedades de fondo y les preguntaron por su nivel de actividad física. A todos se les pesó, se les midió y se les hicieron pruebas para saber cómo estaba su agilidad mental en diversas áreas.
Siete años después, se les volvió a llamar. Se les hizo un escaneo cerebral y, nuevamente, pruebas de agilidad mental. A los cinco años se les convocó nuevamente para esos mismos exámenes.
Los investigadores notaron que el deterioro cognitivo era mayor en quienes no practicaban ejercicio del todo. Quienes realizaban ejercicio ligero (caminatas, yoga o deporte de una intensidad similar) tenían un deterioro intermedio, y quienes hacían ejercicio moderado tuvieron un daño más bajo.
Los resultados se mantenían sin importar si la persona había hecho algún tipo de actividad física o deporte cuando era joven o si, más bien, había sido una persona sedentaria.
Estas asociaciones se mantuvieron incluso cuando se eliminaron factores que contribuyen a problemas de la mente, como fumado, alcoholismo e hipertensión arterial.
Recomendaciones
Para los autores del estudio, el mensaje es clave: “La actividad física de moderada a intensa puede ayudarle a los adultos mayores a hacer más lento su envejecimiento cerebral”, comentó en un comunicado de prensa Clinton Wright, coordinador de la investigación.
El reporte indica que esta podría ser una buena medida de salud pública para reducir el impacto del envejecimiento cerebral en la población. Sin embargo, reconoce que hacen falta más investigaciones para medir los alcances de la actividad física después de los 65 años.