Cuando el ginecólogo y oncólogo Danilo Medina escuchó sobre los casos de muchachas en Colombia que recibieron la vacuna Gardasil contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) y luego desarrollaron efectos adversos como desmayos, parálisis e incluso muertes, pensó que eso era algo que debía estudiarse más a fondo y se dio a esa tarea.
Él y otros ginecólogos vacunaron a 70 jóvenes ticas y, tras analizar los resultados, vieron que los efectos más comunes incluyen dolores de cabeza y en el sitio de la inyección y náuseas, pero nada más grave.
"El tema se discutió ampliamente en congresos. Antes de lo de Colombia no se habían visto reportes de semejante magnitud. A mí se me hacía raro, pensaba que era algo que tenía que estudiarse más a fondo para que la gente no se dejara llevar por rumores si no por datos. En ese lugar de Colombia se hicieron muchas cosas mal, se vacunó a todo el mundo y no se preguntó por alergias o enfermedades que pudieran tomar las muchachas, no se les explicó, no se hizo seguimiento", recalcó el especialista.
Justo cuando Medina meditaba sobre eso, recibió el ofrecimiento de una familia que quería hacer una donación a una causa que beneficiara la salud de las personas. Él les expuso varias opciones y la familia optó por donar el dinero para las tres dosis de vacunación para 70 muchachas.
El trabajo lo realizó la Asociación Nacional de Ginecología Oncológica (de la cual Medina es presidente) y las pacientes se contactaron a través de la Asociación del Adolescente del Hospital Calderón Guardia.
El estudio
Medina y su equipo, conformado por Rita Peralta, Loretta Giacomín y Rafael Montero, reclutaron a 70 jóvenes de 10 años en adelante, su promedio de edad fue de 16,21 años. Seis eran casadas, solo una de ellas aún no había menstruado y 28 ya tenían un hijo o más. Ninguna había sufrido un aborto.
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Solo 24 no se declararon sexualmente activas. Del total de participantes, 28 manifestaron tener entre cero y una pareja sexual por año, 16 dijeron que tenían entre dos y cuatro y dos muchachas hablaron de más de cinco.
En cuanto a los métodos de planificación, 42 utilizaban algún método; 28 dijeron usar preservativo.
Una vez que se seleccionó a las participantes, se les dio una charla a la que iban acompañadas de uno de sus padres o un encargado mayor de edad. En dicha reunión se les explicó sobre el VPH, en qué consiste la enfermedad y su relación con el cáncer de cérvix y cómo sería la vacunación. Si aceptaban participar, se les daba una cita con un médico que les explicaba nuevamente el proceso y firmaban un consentimiento informado.
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Ya con el consentimiento informado, a las jóvenes se les hizo primero un chequeo general de salud, que incluyó un Papanicolau y pruebas que buscaron el VPH y la clamidia (bacteria que provoca ardor y comezón, entre otras cosas).
Los médicos detectaron 18 infecciones por VPH y tres casos de infección con clamidia.
Luego de esto se vacunó a las jóvenes. Se les pusieron tres dosis de la vacuna Gardasil, la segunda dos meses después de la primera y la tercera a los seis meses. Las dos primeras dosis tuvieron una participación de las 70 jóvenes, la tercera de 66.
Las inyecciones se aplicaron entre noviembre del 2015 y junio del 2016.
Los efectos secundarios
Según recoge el informe, con la primera dosis hubo 11 casos de dolor de cabeza, 7 de dolor en el sitio de la aplicación, dos de náuseas y uno de sudoración.
En la segunda dosis, cuatro casos de dolor en el sitio de la inyección, cuatro de náuseas y una de dolor de cabeza.
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Finalmente, en la tercera dosis solo dos jóvenes reportaron dolor en el sitio de la inyección.
"No hubo reacciones fuertes, ni preocupantes. Es más, de los millones de personas que se han vacunado a la fecha en el mundo no se han reportado muertes", aseguró Medina.
"Pensamos dar un seguimiento a cinco años. A ellas se les dio una tarjeta amarilla en la que pueden ir llenando si presentan alguna sintomatología y se les pide que nos contacten, pero hasta el momento ninguna nos ha contactado", añadió.
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Los investigadores y especialistas médicos sostienen que, pese a algunas denuncias, la vacuna es completamente segura.
No obstante, en abril pasado, una costarricense denunció que esa misma vacuna la tiene con parálisis desde hace un año.
Rolando Herrero, quien liderara el estudio que probó la vacuna contra VPH en Guanacaste, manifestó en una entrevista anterior: "ningún fármaco es 100% seguro, pero el Comité Asesor Global de Seguridad de las Vacunas sigue recomendando su uso. En muchos casos son problemas de salud que coinciden con el tiempo en el que se hizo la vacunación, pero no quiere decir que sea la vacuna la que haya causado esos males".
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¿Para cuándo la vacuna en el sistema público?
Medina asegura que, aunque es un estudio con un número pequeño de participantes, estos resultados dan pie para que la vacuna se incluya en el esquema básico de vacunación nacional.
Para ello se requieren primero los resultados de un estudio de costo-efectividad y luego de esto se presentará a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para que tome la decisión final. En este momento el estudio está en la fase final y solo se está a la espera de que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de respuesta a unos cambios que solicitó.
La vacuna se compraría a través del fondo rotatorio de la OPS. La idea sería aplicarla en niñas de diez años.