Redacción
Este viernes falleció Emma, la mayor de los sextillizos González Villegas que nacieron este domingo en el Hospital México.
Emma presentó complicaciones respiratorias a partir de la noche de este jueves, que hicieron más díficil su supervivencia.
Durante los últimos días ella había sido quien mostraba mejor desarrollo.
Al nacer, Emma pesó 1.060 gramos y fue la primera de los sextillizos que logró respirar por sí misma y la primera en poder consumir gotas de calostro (el primer líquído que segrega una mujer tras el parto y que tiene los componentes de la leche materna).
La información fue dada a conocer por la oficina de prensa del Hospital México.
"Desde anoche presentó una crisis respirtaroria, pero esa no estuvo dentro de lo normal. Hoy fue que registró una desmejoría muy fuerte: ya tenía fallos en la respiración, la circulación y el sistema digestivo", explicó Sandra Vargas, jefa de ginecoobstetricia del Hospital México.
Para Vargas, el que Emma haya sido la de la evolución más favorable no quería decir que estuviera mejor: "este tipo de bebés, por su bajo peso y extrema prematuridad pueden dar una sorpresa en cualquier momento", aseveró la especialista.
El pasado miércoles a las 2:10 p.m. falleció el cuarto del los sextillizos, Diego, por problemas respiratorios.
Aún se mantienen hospitalizados Valentina, Tomás, Andrés y Gabriel en distintos centros médicos del país.
La familia de los sextillizos ha pedido respeto a su dolor ante los fallecimientos. Ante la muerte de su primer bebé, Diego, el padre de los pequeños, Juan Francisco González, agradeció las muestras de afecto para su familia y expresó que quiere llevar este proceso en privado con ellos, dijo a La Nación Roberto Araya, jefe de Neonatología del Hospital San Juan de Dios.
"El papá dice que ellos siempre estuvieron preparados para esto, pero que eso no es lo mismo que vivirlo. Ellos quieren pasar el duelo en privado y seguir luchando por los otros cinco", había comentado el especialista cuando murió Diego.
La mayor parte de los bebés que están en las salas de cuidados intensivos son muy prematuros y de bajo peso.
Los médicos afrontan el enorme reto de mantener con vida a esos niños, porque aún algunos órganos y funciones del cuerpo requieren un periodo de formación y aprendizaje. Varios de los menores están intubados y luchan por lograr respirar por sí solos. Alimentarlos o sacarles sangre es toda una hazaña, reconocen autoridades de los diferentes hospitales.