París
Transmitido por los mosquitos, el virus zika que afecta a América desde 2015, se transformó en una nueva amenaza para la salud, en particular para las embarazadas, a pesar de que su infección a menudo pasa desapercibida.
El zika, que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), circula en 18 países de Latinoamérica y el Caribe, despierta sobre todo el temor de malformaciones en el los fetos o complicaciones neurológicas en las personas infectadas.
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Este virus fue detectado por primera vez en Uganda en 1947 en un simio. Lleva el nombre de un bosque situado al sur de Kampala, la capital de ese país.
El zika pertenece a la misma familia Flaviviridae de los virus del dengue y de la fiebre amarilla. El primer caso humano de la fiebre del zika fue registrada en 1968, según la OMS.
Al igual que el dengue y el chikunguña, otras dos infecciones tropicales, el zika se transmite por picaduras del mosquito Aedes aegypti o del mosquito Aedes albopictus. Estos mosquitos pican una persona enferma, reciben así el virus e infectan a personas sanas al picarlas.
En la gran mayoría de los casos (entre 70% y 80%) la infección pasa desapercibida. Cuando se manifiesta, los síntomas son de tipo gripal (fiebre, dolores de cabeza, dolores musculares) con brotes en la piel.
Otros síntomas de la infección del virus de zika son la conjuntivitis o un dolor detrás de los ojos, así como edemas en las manos y los pies.
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Se denotan dos tipos de complicaciones graves: complicaciones neurológicas y malformaciones del los fetos de mujeres embarazadas enfermas. Pero la relación causal directa entre el virus y las complicaciones todavía no ha podido ser comprobado.
En Brasil y en la Polinesia francesa se han observado complicaciones neurológicas de tipo síndrome de Guillain Barré, una enfermedad autoinmune que se manifiesta como una leve parálisis, incluso progresiva, de los miembros.
También se han observado microcefalias (tamaño anormalmente pequeño del cráneo) y anomalías en el desarrollo cerebral en fetos y en recién nacidos de madres que han estado embarazadas durante la epidemias de zika en Brasil y en la Polinesia.
Un estudio brasileño sugiere que los riesgos de malformaciones en los bebés son más grandes cuando la madre contrae el virus durante los tres primeros meses de su embarazo.
La OPS precisa sin embargo que todavía no existe "ninguna prueba de que el zika pueda causar la muerte".
No existe ningún remedio específico, ni vacuna contra este virus. Los únicos tratamientos apuntan a reducir los dolores tomando analgésicos.
Para protegerse, hay que evitar ser picado por los mosquitos, vistiendo ropa que cubra bien el cuerpo, repelentes y insecticidas y mosquiteros.
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Las mujeres embarazadas deben estar "particularmente" atentas, recomienda la organización panamericana. Una persona enferma debe hacer lo máximo para evitar ser picado y parar el ciclo de contagio de la enfermedad.
Colombia aconsejó a las parejas evitar los embarazos durante los próximos meses, y El Salvador dirigió el mismo consejo a las mujeres por un período de dos años.
Luego de haber sido detectado en Africa, en Asia y en el Pacífico, la enfermedad generada por este virus llegó en el primer semestre de 2015 al continente americano, afectando particularmente a Brasil.