Desde diciembre pasado, los jardines del Teatro Nacional exhiben un diseño más sobrio, menos colorido e inspirado en nuestro pasado precolombino.
Con el propósito de “evolucionar” y de “incorporar otros elementos de la identidad costarricense”, que armonicen con el diseño arquitectónico de ese edificio patrimonial, la Administración del Teatro decidió remozar sus áreas externas.
Las tareas de diseño, suministro e instalación fueron adjudicadas a la Compañía de Insumos Agropecuarios La Unión, S. A. (Cialusa S. A.), por un monto de ¢5,4 millones, confirmó a La Nación el director del Teatro Nacional, Fred Herrera. El rubro específico del diseño estuvo a cargo de la empresa Clorofila, especializada en paisajismo.
El área total intervenida mide 130 metros cuadrados.
Europa y Tiquicia. El nuevo concepto pretende integrar, en un solo espacio, la influencia cultural europea –presente en la arquitectura neoclásica, barroca y renacentista del edificio– y la herencia precolombina.
De este modo se diseñaron cuatro figuras: el logotipo del Teatro Nacional, un águila, una rana y un mono. Todos ellos emulan la iconografía presente en la orfebrería y en la cerámica precolombinas. Estas figuras fueron confeccionadas con zacate tipo zoysia y piedrilla blanca. En los bordes de cada uno de esos espacios se destacan diseños similares a los sellos que utilizaban nuestros antepasados indígenas para pintar sus cuerpos .
“El concepto del jardín es un híbrido entre la influencia europea, absolutamente innegable, y elementos autóctonos costarricenses. Pero tampoco estamos haciendo una imitación mecánica de los jardines en palacios europeos”, afirmó Herrera.
El director explicó que la renovación va más allá de la apariencia. “ No se trata solo de que se vea bonito, sino de que sea una verdadera obra de arte y además tenga un significado”, agregó.
Similar criterio expresó la arquitecta Pamela Molina, propietaria de la empresa Clorofila y coautora de los diseños.
“ El Teatro Nacional es una casa de arte y como tal se tiene que lucir desde la fachada hasta el último rincón”, resaltó.
Críticas. Varios usuarios de redes sociales y expertos consultados por La Nación manifestaron su descontento con el nuevo diseño.
El reclamo principal va dirigido a la remoción de las coloridas plantas que lucían anteriormente. “El Teatro está enclavado en un espacio rodeado de concreto pues está cerca de la explanada de la plaza de la Cultura, la avenida segunda y la plaza Juan Mora Fernández. Ese era el único rinconcito verde y además atraía a aves e insectos”, declaró el publicista Axel Tassara.
De “ridículo” calificó el diseño el arquitecto e investigador Andrés Fernández. “¿Cómo se van a mezclar motivos pseudoprecolombinos que, además, se ven bien solo en una pieza de oro en tres dimensiones, con el neoclasicismo del Teatro? Hay una terrible confusión conceptual”, dijo.
Según apuntó Herrera, la renovación todavía está en proceso y es posible que luego se agreguen flores de colores.
También se organizarán visitas guiadas cobradas para conocer los elementos del jardín.