Los históricos telones que se colocaron hace 119 años, cuando se construyó el Teatro Nacional, se encuentran en perfectas condiciones, pese a haber permanecido embodegados durante las últimas tres décadas.
Así lo confirmaron Carmen Pérez García y Juan Pérez Miralles, especialistas del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, quienes durante esta semana está valorando el estado de estas 38 decoraciones escénicas, las cuales fueron retiradas en 1987 y, desde entonces, hace 29 años, habían permanecido en una bodega del teatro, en la parte subterránea de la Plaza de la Cultura.
Se trata de un telón principal, que subía y bajaba al inicio y al final de las demostraciones artísticas, y 37 llamados de 'entre escenas', usados en las paredes traseras cuando se realizaban las representaciones, para ambientar distintos actos.
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"Hemos encontrado que Costa Rica ha sabido guardar muy bien sus piezas originales y esto es muy importante, pues los pueblos son cultos según como han sabido guardar su historia", expresó Carmen Pérez durante una conferencia de prensa realizada la mañana de este miércoles 18 de enero en el Teatro.
Aunque solo han podido revisar el estado de cinco de los telones y, de aquí al viernes –último día de labores de los especialistas en el país– solo podrán ver 15 de las 38 obras, Pérez aseguró que se trata de una muestra representativa para definir el estado general de todos.
Según explicó la española, lo único que encontraron fue pintura desprendida en algunas zonas.
"Tienen los problemas tradicionales de una obra de más de 100 años, y algún deterioro producto de los almacenajes. Hay que darnos cuenta de que estos telones se utilizaban para todo: para las óperas, para las comedias, para los dramas; se les daba mucha vida", amplió la experta.
El hecho de que estos ornamentos escénicos se mantengan en buen estado obedece a que, probablemente, la bodega en la que se encontraban no tiene humedad. De lo contrario, los ejemplares presentarían moho.
Para la evaluación de los telones se toman fotografías con luz natural, infrarroja y ultravioleta. Las muestras del estado de las fibras de la tela se valorarán y, aproximadamente a finales de febrero, se expondrán los resultados del informe técnico-científico.
¿Qué sigue después de la valoración?
"Vamos a esperar el informe y ellos nos van a decir cómo guardarlos a partir de ahora. Por ejemplo, hasta el momento sabemos que, al embalarlos, la parte que tiene que quedar por fuera es la de la pintura. Intuitivamente, los enrollábamos para que la pintura quedara por dentro, pero eso más bien los daña", explicó Fred Herrera, director del Teatro.
Según Herrera, como restaurarlos es una propuesta muy ambiciosa en términos económicos, se tendría que recurrir a una campaña de donaciones.
"Se haría como lo hacen todos los museos del mundo, y luego, el nombre de los donadores queda asociado a ese telón, porque, obviamente, es muy costoso", comentó.
Por el momento, no se tiene estimado cuánto costaría ni cuánto tiempo implicaría remozar los 38 telones. Los españoles aseguraron que, al menos con el principal y contando con una planilla de unas 10 personas a tiempo completo, sería necesario un año, pues se trata de un trabajo muy laborioso.
Además, expresaron que lo óptimo, tras restaurar este tipo de piezas, es acondicionar una sala de peines, la cual se define como un espacio para tenerlos en exhibición al público, totalmente extendidos, a manera de piezas de museo. Tal diligencia implicaría otra gran inversión.
Obras de gran detalle
Las dimensiones de los 37 telones escénicos son de 12 metros de largo por 8 de ancho; el de boca, por su parte, mide 10 metros de largo por 7 de ancho. Como el principal iba acompañado a los lados de otros cortinajes, podía ser más pequeño, mientras que los internos debían cubrir la pared de lado a lado.
El telón de boca está hecho en un tipo de tejido muy grueso llamado sarga. Sobre este se colocaba una capa de cola animal, se tensaba, se dejaba secar y, encima, se pintaba con pigmento.
Este mismo ornamento principal cuenta con un tipo de anclaje 'a la alemana', o sea, que subía y bajaba, con bandas de madera muy fuertes colocadas en las partes de arriba y abajo, para que el telón cayera verticalmente.
Otra de las sugerencias de los expertos españoles para su conservación, es que se sustituya el tipo de anclaje por un bastidor especial de tensión continua, que lo dejaría estático, para preservar el material por más tiempo.
Valiosas piezas artísticas
Estos ornamentos fueron traídos desde Génova y Marsella, en 1893, pero se instalaron hasta 1897, cuando se terminó el teatro, tras una construcción que tardó ocho años.
Después de importados y antes de instalarlos, permanecieron tres años guardados, tiempo en que sufrieron cierto deterioro porque no se embalaron tomando en cuenta las condiciones necesarias para su conservación –poca luz y libres de humedad–. Tal situación generó gran polémica en aquel momento.
Lucía Arce, historiadora del teatro, contó que los telones fueron pintados por el artista italiano Antonio Robescalli, por intermediación de los hermanos Lorenzo y Francisco Durini, quienes eran parte de los contratistas del Teatro para entonces.
La importancia de la figura del contratista radicaba en que era este quien conseguía al artista para dar vida a las obras, basándose en los requerimientos de quien hacía el encargo. Por esa razón, en las pinturas se observan íconos propios del arte europeo mezclados con las tendencias autóctonas.