Entre 1918 y 1973, el Sanatorio Durán acogió en sus aposentos a cientos de hombres, mujeres y niños enfermos de tuberculosis. A 42 años de su cierre, el complejo arquitectónico que albergó un hospital con altísimos estándares de calidad, es hoy un paciente que agoniza.
Declarado patrimonio histórico arquitectónico el 19 de noviembre del 2014, este conjunto de edificios ubicado en Potrero Cerrado de Oreamuno, en Cartago, exhibe un serio deterioro causado por años de abandono, azotes del clima y vandalismo.
Sin embargo, una luz de esperanza se filtra por los amplios ventanales del edificio donde funcionaron la cocina y el comedor del hospital. En su decimonovena edición, el certamen Salvemos nuestro patrimonio histórico arquitectónico , premió con ¢120 millones un proyecto que propuso rescatar ese sector del gran complejo.
Este es un concurso anual organizado por el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura,
El plan ganador fue diseñado por el estudio Cotera & Chavarría, y pretende recuperar ese espacio para instalar una cafetería. “El Sanatorio Durán recibe gran cantidad de visitantes todos los días y no existen facilidades para atenderlos, ni siquiera lo más básico, como servicios sanitarios”, indicó la arquitecta Adela Chavarría, integrante del equipo galardonado.
Chavarría contó que escogieron este inmueble pues en el corto plazo y con un monto de ¢120 millones, su restauración es viable. “El Sanatorio Durán es un conjunto muy grande y tiene problemas apremiantes. Necesita intervención urgente, pero hay que ir poco a poco, pues se requiere tiempo y mucho dinero ”, resaltó. La idea de rehabilitarlo para una cafetería remite a su uso original y además empezaría a consolidar lo que es la única fuente de ingresos del lugar: el turismo.
Alto costo. Desde 1990, la Unión Nacional de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Upanacional) es la dueña de la finca donde está el Sanatorio.
A pesar de que la Ley N.° 7.555 (Patrimonio Histórico-Arquitectónico) establece que el propietario del inmueble tiene la obligación de “conservar, preservar y mantener adecuadamente los bienes”, el secretario general de Upanacional, Guido Vargas, ha dicho en varias ocasiones, a La Nación, que esa organización no puede asumir los costos multimillonarios para restaurar el Sanatorio Durán.
La propuesta de la firma Cotera & Chavarría comprende un área total de 672 metros cuadrados (m²) distribuidos en tres espacios: la antigua cocina, de 288 m², el que fue el comedor de empleados (211 m²) y, la zona externa, la cual abarca 173 m².
Según el trabajo de los arquitectos, que resultó ganador entre 10 proyectos participantes, los daños están presentes por todas partes: cielorrasos, molduras, techos, canoas, bajantes, paredes, puertas ventanas y pisos.
“También hay muchos agregados posteriores que serán demolidos porque no pertenecen a la construcción original y no armonizan con el conjunto”, detalló Chavarría.
De completarse la iniciativa tal y como está planteada en el papel, el edificio podrá albergar una cafetería (con su respectiva cocina), servicios sanitarios, un vestíbulo general para una exposición de la historia del Sanatorio Durán, un quiosco y una tienda para venta de productos desarrollados por la comunidad.
El jefe de Arquitectura del Centro de Patrimonio, Adrián Vindas, manifestó que las obras de restauración darían inicio en el 2016.