El comportamiento agresivo crónico exhibido por algunos niños puede ser debido a los cambios biológicos experimentados durante el embarazo y en la primera parte de la infancia, afirma un estudio de la Universidad de Montreal.
Publicada en la revista Public Library of Science (PLoS ONE), la investigación de Richard Tremblay y Moshe Szyf determinó que los hombres que tenían un historial de comportamiento agresivo crónico entre los 6 años y los 15 años de edad, tenían niveles más bajos de cuatro biomarcadores en sus niveles sanguíneos respecto de hombres que presentaban niveles medios de conducta agresiva en su infancia y juventud.
En un segundo estudio vieron que, en los mismos hombres con pasados agresivos, el ADN que codifica esos biomarcadores tenía patrones de metilación diferentes respecto del grupo de comparación. "La metilación es una modificación epigenética ----por lo tanto, reversible-- del ADN que desempeña un papel en la regulación de la expresión genética", explicó Szyf en el sitio de la universidad.
De acuerdo con los investigadores, el entorno de pre y postnatal podría causar esas diferencias.
Varios estudios realizados con animales muestran que los ambientes hostiles durante el embarazo y la primera parte de la infancia tienen un impacto en la metilación del gen y en la programación genética que conduce a problemas en el desarrollo del cerebro, sobre todo, en lo que se refiere al control de la conducta agresiva, en el sistema inmunológico y en muchos otros sistemas biológicos críticos para el desarrollo del infante.
"Si nuestros resultados demuestran que los problemas de comportamiento se originan en el embarazo, podemos reducir la violencia a través de la intervención preventiva desde esa etapa", añadió Tremblay.
Los investigadores hicieron un seguimiento de casi 30 años a la muestra de 32 participantes para llegar a esos resultados.