Los adultos jóvenes que sufrieron de matonismo o bullying mientras fueron niños y adolescentes, tienen más efectos negativos sobre su salud emocional que quienes sufrieron maltrato físico en sus hogares.
Esas son las conclusiones de dos estudios de cohorte (seguimiento de población) publicados en la revista médica The Lancet Psychiatry . Los investigadores tomaron en cuenta 4.026 adultos jóvenes (menores de 40 años) de Estados Unidos e Inglaterra.
El bullying escolar es la agresión entre compañeros de clase o estudiantes de diferentes niveles. Puede ser de tipo físico o psicológico, o combinado, y puede hacerse vía Internet, teléfono o cara a cara.
Los resultados de este nuevo análisis indicaron que quienes fueron víctimas de bullying experimentan 4,9 veces más ataques de ansiedad que quienes vivieron maltrato físico en su hogar cuando eran menores.
Según los científicos, estas personas también son 1,8 veces más propensas a sufrir episodios depresivos o a autoagredirse (golpearse, provocarse dolor o cortarse con navajas o cuchillos).
Al compararse con niños que crecieron en un ambiente sano, quienes sufrieron bullying tenían 6,4 veces más riesgo de trastornos de ansiedad y 4,3 más posibilidades de depresión.
El estudio también halló que el 40% de los menores que sufrían maltrato en su hogar también sufrían de matonismo en la escuela o colegio.
Alcance. Para los autores del reporte, este es motivo para que se redacten políticas públicas para controlar el matonismo escolar.
“Hasta ahora, los Gobiernos han concentrado sus esfuerzos en el maltrato familiar y no tanto en el matonismo. Dado que uno de cada tres niños en el mundo reporta haber sufrido bullying , se debe hacer más para atender este flagelo”, manifestó, en un comunicado de prensa, Dieter Wolke, de la Universidad de Warwick en Gran Bretaña, coordinador del análisis.
“Más allá, es vital que los centros educativos, servicios de salud y la sociedad trabajen juntos para atacar al matonismo”, añadió este especialista en psiquiatría infantil.
En un comentario que acompaña este estudio, la especialista en Estudios de Familia Corinna Jenkins, quien no participó de la investigación, apunta:
“Este nuevo estudio ilustra el consenso de que los niños necesitan crecer libres de violencia y denigración, no solo de manos de adultos, sino también de sus compañeros de escuela”.
Estos no son los únicos profesionales en opinar de esta manera y en pedir más acciones por parte de los Gobiernos.
“Necesitamos dejar de ver al bullying como una parte inevitable de crecer. Maestros, padres y quienes hacen las políticas públicas, deben tener presente que lo que pasa en los patios de los centros educativos puede tener repercusiones a largo plazo en los niños”, explicó Louise Arseneaul, del King’s College de Inglaterra, quien lleva más de cinco años de investigar el tema.
“Los programas para frenar este comportamiento son extremadamente importantes, pero también debemos enfocarnos en programas preventivos”, concluyó la especialista.