“No todo lo que atendemos en las clínicas son diarreas, gripes, diabetes e hipertensión. No todo es el cuerpo. La mente y las emociones se enferman y deben atenderse”.
Los números sustentan estas palabras de Virginia Rosabal, coordinadora de Salud Mental de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS): solo en el 2014 (año más reciente del que se tienen datos completos) esa institución giró 38.779 órdenes de incapacidad por trastornos mentales.
La causa más común de esas licencias es la depresión, seguida por el trastorno bipolar y los trastornos de ansiedad. A la lista se suman las adicciones y eventos violentos.
En el 2014, esas incapacidades sumaron un total de 311.819 días; es decir, cada una de ellas se extendió, en promedio, ocho días.
“La cantidad de incapacidades por salud mental es muy similar a las de dolor de espalda o infecciones respiratorias, pero la diferencia es muy grande cuando de días de incapacidad se trata. Una gripe incapacita dos días, una situación por salud mental incapacita una semana”, comentó Hugo Chacón, médico del Área de Atención Integral de la CCSS.
Si lo vemos por género, también hay diferencias. Por cada hombre impedido de trabajar por salud mental, 2,24 ticas sufren el mismo problema. Ellas también tienen, en promedio, un día más de licencia (8,36 días en comparación con 7,33 días en ellos).
Sin embargo, los especialistas coinciden en que esto podría ser porque la mujer es más proclive a buscar atención médica (física y mental) y, de ser así, existiría un subregistro en hombres.
La propuesta. En este escenario fue que la CCSS anunció este martes una nueva modalidad de atención para los pacientes de salud mental, trastornos, adicciones y violencia.
De esta manera, las personas previamente identificadas en sus comunidades tendrán a su disposición a profesionales en medicina general, psicología, trabajo social, enfermería en salud mental y personal de apoyo en redes, quienes las atenderán hasta por 120 minutos (no en consultas de 15 minutos, que es lo usual).
Estos equipos no estarán directamente en los Ebáis, pero sí en las clínicas de cada localidad.
“Estamos pasando de un modelo en el que todo se veía en el (hospital) psiquiátrico a uno en el que se vea en las comunidades. La idea es que la gente sea atendida lo más cerca de su casa. Muchas veces estamos bien de salud biológica, pero no de salud mental ni emocional. Hay suicidios, intentos de suicidio, gente que no sale adelante de una depresión, adicciones. Y eso hay que atenderlo”, señaló Rosabal.
El horario también es novedoso: de 12 m. a 8 p. m., lo que le da oportunidad a quienes tienen jornadas laborales poco flexibles.
Las terapias podrán ser individuales, familiares, de pareja o grupales, según la necesidad del paciente, y se extenderán durante ocho meses. Así, solo los casos más graves se atenderán en hospitales nacionales y en el Hospital Nacional Psiquiátrico.
“Muchas veces nos llega un paciente herido en actos de violencia, pero usualmente no se revisa qué hay detrás de eso; pueden haber trastornos o adicciones que no han sido atendidas. Lo mismo pasa con la mujer que llega a consultar por dolores fuertes, es posible que tenga trastornos depresivos u otras causas”, manifestó Chacón.
Rosabal añadió: “No solo es ver a los adultos, los niños también cuentan. Ellos no solo tienen fiebre o diarreas. Hay que saber si tienen miedos, si sufren de bullying o abuso”.
El proyecto arrancará en el Centro de Atención Integral en Salud (CAIS) en Desamparados. Se escogió este cantón pues tiene muchos factores de riesgo psicosociales para este tipo de condiciones. Después se seguirá en Coronado y Quepos. La meta es, para 2018, tener más de 20 equipos de esta clase y poder extenderlos poco a poco por todo el país.
El primer grupo interdisciplinario comenzará su capacitación el 28 de marzo. Esta formación tiene una duración de mes y medio, por lo que las primeras atenciones se darán a partir de la segunda semana de mayo.