“La depresión perjudica a personas de todas las edades y condiciones sociales en todos los países. Provoca angustia y afecta a la capacidad de las personas para llevar a cabo incluso las tareas cotidianas más simples (...). En el peor de los casos, la depresión puede provocar el suicidio, que actualmente es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años”.
Con estas palabras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó su más reciente campaña: Hablar de depresión, con la que preparará la llegada al 7 de abril, Día Mundial de la Salud, que este año está dedicado a la enfermedad depresiva, el trastorno mental más común.
La campaña mostrará que la depresión es una enfermedad muy común, que puede afectar a cualquier persona, pero que también es posible controlarla con tratamiento y el paciente puede llevar una vida normal.
También pretende librar a la enfermedad de mitos, como el creer que quien está deprimido está loco, o que puede salir adelante con fuerza de voluntad o buenos deseos.
“Solo el hecho de hablar de la depresión ayuda a eliminar esta estigmatización, lo que en definitiva conllevará un aumento de las personas que piden ayuda”, comentó en un comunicado de prensa, Gregory Halt, encargado de Salud Mental de la OMS.
La enfermedad. La depresión se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las tareas cotidianas, durante al menos dos semanas.
Además, las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.
“Una depresión no tratada puede impedir que la persona afectada trabaje y participe en la vida familiar y comunitaria. Y si sigue sin tratarse, el paciente podría hacerse daño a sí mismo, con lesiones físicas e intentos de suicidio”, aseveró Halt.
La campaña asegura que el primer paso puede ser hablar con una persona de confianza para luego buscar ayuda profesional y así determinar si se necesita terapia psicológica o medicación.