Cargas laborales desiguales, jornadas que sobrepasan las ocho horas, trabajos durante los fines de semana y feriados, y el hecho de tener que llevarse tareas para la casa... Esa, sin exageraciones, es la realidad de muchos trabajadores.
El escenario se complica si se agregan palabras fuertes del jefe, insultos, llamadas en horario no laboral (incluidas altas horas de la noche o muy temprano en la mañana) o un ambiente “serruchapisos” entre los compañeros, lo que se conoce como mobbing o acoso laboral.
Más allá de lo abrumador que esto pueda parecer, el asunto es que la suma de todos estos factores se traduce en empleados estresados, con fatiga crónica, ansiosos, depresivos y con variedad de malestares físicos, como problemas gástricos y dolores musculares o jaquecas, que terminan incapacitándolos.
¿Le suena familiar? ¿Ha experimentado o está viviendo este cuadro? Los especialistas lo denominan síndrome del burnout (o quemado laboral).
En Costa Rica no hay estadísticas, pero se estima que es más común de lo que se piensa. Estudios internacionales hablan de que al menos 8% de los trastornos depresivos son atribuibles a desencadenantes laborales.
En el Congreso Médico Nacional 2016, realizado a inicios de noviembre, diferentes especialistas analizaron este tema, como parte de los llamados males modernos, y se percataron de que existe una serie de interrogantes que se requiere contestar para darle un abordaje adecuado a este síndrome. Por ejemplo, no todos los pacientes muestran los mismos síntomas y no todos los médicos están informados de cómo procede una incapacidad en estos casos.
“Hay ciertas situaciones en las oficinas que detonan enfermedades. Por ejemplo, recibir durante mucho tiempo órdenes contradictorias de los jefes, que las relaciones con los compañeros sean malas o que el trabajo sea de una responsabilidad muy alta. Un médico, un policía, un psicólogo, un trabajador social o los guardaespaldas pueden tener más tensión que los exponga al burnout ”, explicó la psiquiatra Ingrid Dormond en el Congreso.
“Las mujeres también son más vulnerables a este síndrome, pues suelen tener doble jornada laboral: en el trabajo y en la casa”, añadió la especialista.
Los riesgos
Para los especialistas, enfrentar estos cuadros afecta el bienestar de la persona y también repercute en sus familiares, pues ellos conviven con un individuo depresivo o que experimenta cambios de humor, se aísla y no disfruta de las actividades.
De acuerdo con la psiquiatra Sisy Castillo, el burnout y el acoso no son asuntos fáciles de tratar.
“Es muy común para las personas decir: ‘si denuncio o me quejo, me despiden’, y esto hace que entren en un círculo que es como un mal matrimonio. Es bueno que acumulen todas las pruebas posibles y denuncien. Sí es recomendable que la persona busque cambiar de empleo y, mientras tanto, desarrolle estrategias para mitigar el estrés, como hacer ejercicio y dedicarse a otras cosas que no sean de trabajo”, dijo Castillo.
La solución para los patronos tampoco es sencilla. “No basta quitarle el exceso de cargas al empleado: es validarlo como persona y como profesional, motivarlo y darle un lugar. Un trabajador ‘quemado’ o víctima de acoso no solo se enferma, también bajará los resultados para la empresa”, concluyó Dormond.
Señales de alerta
- Impotencia: Las personas se sienten impotentes ante el exceso de responsabilidades.
- Desesperanza: Los individuos ya no disfrutan de sus actividades favoritas o del tiempo con la familia y amigos; pasan pensando en el trabjo.
- Agotamiento: Los empleados se sienten cansados física y mentalmente. Dejan de rendir en la oficina.
- Aislamiento: La persona no se siente feliz ni satisfecha y se aisla. Sueño. Se experimenta insomnio o se duerme en exceso.
- Alimentación: Da mucha hambre o desgano; se presentan males digestivos.
¿Cómo combatir esta situación?
– Defienda su tiempo libre: No trabaje más allá de lo justo y busque actividades para disfrutar con su familia y amigos.
– Plan de acción: Busque los factores que más desencadenan el estrés en su lugar de trabajo. Intente, en la medida de lo posible, trabajar de otra forma.
– Si el acoso es insostenible, vaya paso a paso: Busque primero hablar con su jefe, luego con el jefe inmediato de este y luego con los altos mandos. Si hay varios compañeros en la misma situación, vayan juntos en el proceso. Valore buscar otro empleo. Busque ayuda. Si lleva mucho tiempo sintiéndose mal, recurra a un profesional en psicología.
– Haga ejercicio: Lo recomendable son 240 minutos (cuatro horas) a la semana para no tener riesgo de burnout o de depresión. Sin embargo, hacer 150 minutos (2,5 horas) a la semana ya genera grandes beneficios.