El impacto que tienen las construcciones en el medio ambiente ha despertado la conciencia de algunas empresas y organizaciones que hoy procuran diseñar edificios bajo un concepto radicalmente diferente al tradicional; en su construcción, por ejemplo, se ahorra energía, se usa racionalmente el agua y se emplean materiales reciclados. Algunos arquitectos, incluso, van más allá.
Eric Fischel, ingeniero electromecánico y consultor en edificación sostenible, explica que este tipo de estructuras –especialmente las que alcanzan niveles altos de compromiso– tienen tres componentes: uno económico, uno social y otro ambiental.
La parte económica se refiere a la reducción de costos a raíz del ahorro de energía en el inmueble, y la ambiental tiene que ver con la protección de la naturaleza.
Por su parte, la vertiente social hace alusión a cómo el edificio atrae a la comunidad a participar de él. El aspecto social también considera la construcción de espacios abiertos, áreas de reforestación que invitan a la biodiversidad y a que la gente participe en intercambios culturales.
"Otra parte es la conexión comunal: que el edificio no esté aislado y que tenga servicios básicos e infraestructura para llegar en transporte público. La idea es pensar en cómo les brindo a mis empleados posibilidades de gastar menos para llegar ahí”, dice Fischel.
Seguidamente, conoceremos tres ejemplos de edificios que se erigen como símbolos de sostenibilidad en el mundo.
Centro Omega para la Vida Sostenible
Ubicado en Nueva York, este edificio pertenece a un centro educativo sin fines de lucro, denominado Instituto Omega para Estudios Holísticos.
Concretamente, el Centro Omega para la Vida Sostenible (Omega Center for Sustainable Living) es una planta de tratamiento de aguas residuales que, además, se utiliza como espacio para educar sobre sostenibilidad.
El inmueble usa energía geotérmica y solar (con 200 paneles solares fotovoltaicos), y es un "edificio energía cero".
Para su construcción no se emplearon productos que tuvieran tóxicos. Algunos de los materiales utilizados fueron cemento, madera reciclada y vidrio.
Uno de sus grandes atractivos es una "ecomáquina" diseñada por el biólogo y experto en diseño sostenible, John Todd.
Toda el agua del campus Omega, que incluye la que se usa en servicios sanitarios, duchas y lavatorios, llega hasta dicha “ecomáquina”, donde se purifica a través de algas microscópicas, hongos, bacterias, plantas y caracoles, sin emplear sustancias químicas.
El Centro obtuvo la certificación estadounidense Liderazgo en Diseño Ambiental y Energía (LEED, por sus siglas en inglés) en su categoría más alta: platino.
Además, recibió la certificación denominada “El reto del edificio vivo”, que evalúa diferentes ámbitos como el sitio, el agua, la energía, la salud, los materiales, la belleza y la equidad.
The Crystal
Se localiza al este de Londres (Inglaterra) y pertenece a la multinacional alemana Siemens. Fue inaugurado en 2012, tiene 18 metros de altura y 6.340 metros cuadrados, de acuerdo con la agencia EFE.
En él se alberga una amplia exhibición sobre las ciudades del futuro y cuenta con salas de reunión donde especialistas concurren para discutir y hallar soluciones sobre temas de desarrollo y vida sostenible.
La energía eléctrica del edificio proviene de paneles solares fotovoltaicos y, además, el agua de lluvia es recolectada y reutilizada. Igualmente, las aguas negras se tratan y se vuelven a emplear para los servicios sanitarios y para riego.
The Crystal cuenta con la certificación LEED (categoría platino) y la certificación de sostenibilidad Breeam (de origen inglés) en su categoría outstanding (excepcional), la máxima.
Este proyecto fue diseñado por la firma británica de arquitectura Wilkinson Eyre y por Perkins+Will, de los Estados Unidos.
Según el diario español El País, el edificio costó 36 millones de euros.
Academia de Ciencias de California
Es un museo de historia natural fundado en 1853. Se localiza en San Francisco (California, Estados Unidos) y fue reconstruido totalmente en 2008.
El diseño estuvo a cargo del renombrado arquitecto italiano Renzo Piano, ganador del Premio Pritzker en 1998.
Uno de los aspectos que diferencian a este espacio es que posee un techo de 10.000 metros cuadrados cubierto de plantas. La estructura fue construida con el objetivo de preservar la frescura del inmueble y recoger 13 millones de litros de agua de lluvia al año, que es reutilizada por el museo.
En la construcción se utilizaron miles de toneladas de acero reciclado, así como pantalones viejos tipo jeans para aislar los muros . También se emplean paneles fotovoltaicos.
Al igual que los otros edificios reseñados, posee la certificación LEED en la categoría platino.
De acuerdo con la agencia EFE, la obra tuvo un costo de casi $500 millones.