Costa Rica no tiene reactores nucleares, pero sí puede afirmarle al mundo que utiliza la energía nuclear de forma activa.
Nuestro país, de hecho, puede darse el lujo de decir que emplea la misma tecnología que dio pie a la creación de la bomba atómica, pero de forma pacifista.
Un gran ejemplo de esta práctica es el ciclotrón, una tecnología de punta para el diagnóstico temprano del cáncer que en ningún otro sitio de Centroamérica se encuentra y del cual solo se hay diez en Latinoamérica.
Este laboratorio, coordinado por el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares, con el apoyo de la Comisión de Energía Atómica del país, se encuentra en la Ciudad de Investigación de la Universidad de Costa Rica y desde agosto del 2022 trabaja para crear fármacos que actúen contra el cáncer.
Para hablar al respecto, lo mejor es ir paso a paso sobre qué comprende este proyecto.
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¿Qué es?
El ciclotrón es un laboratorio que sirve para el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno de padecimientos con una alta incidencia en el país, especialmente de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Este laboratorio es posible gracias a la instalación de una moderna tecnología que era inexistente en Costa Rica hasta hace un año.
Allí se detectan los tumores malignos de una forma más rápida y precisa, mediante la energía nuclear. Además, se crean medicamentos radioactivos.
“El objetivo de los aparatos que aquí se encuentran es brindar imágenes de muy alta resolución que les permita a los especialistas ver si hay tejidos malignos, dónde están, su profundidad, y le ayuda al médico tratante a tomar decisiones sobre el tratamiento”, explica Erick Mora, doctor en física que está a cargo del laboratorio.
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Antes que nada, ¿cómo definimos qué es la energía nuclear?
La energía nuclear es como una carga de poder que sale de los átomos, los cuales son, por decirlo de forma infantil, como las piezas más pequeñas de todas las cosas que vemos a nuestro alrededor; lo que compone a las plantas, el agua y todo nuestro entorno. Hasta a nosotros mismos.
Dentro de estos átomos hay algo llamado “energía nuclear”. Es como si los átomos tuvieran una especie de chispa mágica dentro de ellos. Cuando juntamos muchos de estos átomos “especiales”, la chispa se convierte en una gran cantidad de calor.
Y este calor, digamos, “hace mover cosas”. Puede calentar agua para hacer vapor, por ejemplo. Ese vapor puede hacer girar una especie de rueda grande, ¡como un molino de viento! Y esta rueda grande puede hacer que las luces se enciendan y las máquinas funcionen. Así es como obtenemos electricidad de la energía nuclear.
Ahora sí, ¿qué tiene que ver esto con el ciclotrón?
Este laboratorio diseñó una tecnología que hace que un aparato genere energía nuclear. Este aparato posibilita la producción de radiofármacos, o sea, medicamentos que contienen material radioactivo.
Imaginemos que dentro de algunos de los átomos hay algo que brilla un poquito, como una lucecita secreta.
Esta lucecita hace que el átomo sea diferente y especial. Pero aquí está la parte importante: cuando estos átomos especiales están juntos, ¡pueden soltar esa lucecita! Y cuando eso sucede, sale la radiación, que se puede explicar como rayos de energía.
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“El ciclotrón produce radioisótopos, con los cuales se fabrica un tipo de medicamento denominado radiofármaco, que sirve para diagnosticar y tratar distintos tipos de cáncer y otras enfermedades”, explica el doctor Mora.
Los radiofármacos se inyectan a los pacientes con diferentes tipos de padecimientos, quienes posteriormente son examinados en un escáner similar a un TAC, conocido como PET-CT. Con este escáner se crean imágenes tridimensionales en las cuales se pueden detectar y observar distintos tipos de tumores de hasta 2 milímetros de tamaño. “Es una tecnología de primer mundo”, señala Mora.
¿Cómo se inyecta el fármaco a los pacientes?
El laboratorio cuenta con cinco habitaciones especiales donde un especialista en imágenes médicas inyecta a los pacientes. El radiofármaco, llamado F18-FDG (la F se debe a que el medicamento es una radiación del elemento Flúor, ese mismo que se encuentra en pastas y enjuagues bucales), está contenido en una cápsula de plomo para evitar que el material irradie a la persona que lo aplica.
Una vez inyectado, se deja al paciente durante 45 minutos dentro de estas habitaciones, las cuales están protegidas con una puerta de plomo (elemento que evita que “salga” la radiación de esas paredes). El fármaco es transportado dentro del cuerpo del paciente por el torrente sanguíneo.
“El ciclotrón permite que trabajemos fármacos para el 80% de los tipos de cáncer. Nuestra labor diaria es seguir investigando para atender otros cánceres que aún no tienen efecto bajo este medicamento, como el cáncer de seno y el de próstata, algunos de los más habituales en nuestro país”, explica el doctor Mora, “pero trabajamos todos los días para poder algún día atender el 100% de los cánceres”.
¿Quiénes pueden acceder a los tratamientos y diagnósticos del ciclotrón?
Por el momento, el ciclotrón de la UCR se destina dos veces por semana a pacientes con cáncer. Por día atiende entre 25 y 28 personas, algunas de las cuales vienen remitidas desde hospitales públicos. Además, también atienden servicios privados a otros pacientes. Por ejemplo, un diagnóstico en el escáner PET-CT puede costar alrededor de $1.400.
¿Cuál es el paso a seguir una vez realizado el escáner?
Para aquellos pacientes que ya tienen cáncer y que se les está aplicando algún tratamiento, la tecnología permite que los especialistas en oncología puedan rectificar un tratamiento, si este no está surtiendo efecto. De esta forma, también se facilita aumentar la expectativa de vida de los pacientes.
La visita a este laboratorio comprende distintos pasos.
- Se verifican todos los datos del paciente y la información de la cita asignada.
- Un médico nuclear revisa la información clínica del paciente y realiza una valoración de este para determinar si se puede seguir adelante con la generación de las imágenes médicas.
- Cuarto de reposo. El personal de enfermería le coloca una vía al paciente. Luego, el profesional en imágenes médicas le inyecta el radiofármaco por medio de la vía colocada. El paciente espera entre 45 minutos y una hora, aproximadamente, en el cuarto de reposo.
- El profesional en imágenes médicas coloca al paciente en la camilla del PET-CT (similar a un TAC) para poder obtener las imágenes de su cuerpo.
- En menos de 15 minutos se generan dos tipos de imágenes. El profesional en imágenes médicas les hace una revisión inicial. Luego, estas son enviadas de forma automática al sistema computarizado.
- El médico nuclear visualiza las imágenes por medio del sistema computarizado y genera un reporte con los hallazgos encontrados.
- El personal de recepción verifica que el reporte médico se encuentre firmado y que las imágenes médicas estén adjuntadas. Toda esta información es enviada al paciente por medio de plataformas digitales.
“El escáner toma dos imágenes, las cuales se combinan y dan una alta resolución de un cuerpo humano. Una vez inyectado el fármaco, hay que dar un tiempo de espera para realizar otro escáner y ver la evolución del cáncer; si ha disminuido o si necesita otra terapia para ser complementado”, explica Mora.
Según datos del Ministerio de Salud y del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), el cáncer es la segunda causa de muertes en Costa Rica. En el país se presentan cada año 11.500 casos nuevos de personas con cáncer, lo cual significa que alrededor de 30 personas son diagnosticadas por día.
“Este es un tema que debería ser prioritario para el país. Actualmente, este recinto tiene espacio para albergar dos escáneres más que ayuden a la detección y control de cáncer. Todo es una cuestión de poder contar con el financiamiento para seguir adelante en esta labor de salud”, finalizó Mora.