“Al menos que quieras tomar café con el demonio, pregúntale el nombre”. Esta fue una de las frases que utilizó Jafet Peytrequín Ugalde, sacerdote y encargado de organizar los cursos de exorcismos en Costa Rica autorizados por la Conferencia Episcopal, para explicar las principales diferencias entre los rituales para expulsar demonios que se muestran en las películas de terror y los que se realizan desde el catolicismo.
La creencia de que un exorcista debe conocer el nombre del demonio para expulsarlo de un cuerpo poseído es popular, puesto a que se ve en muchos filmes. Cintas como El Exorcista o El diablo me hizo hacerlo se basaron en la ficción para demostrar el rito del exorcismo, aunque desde la perspectiva de la iglesia católica, estos difieren en varios aspectos.
En la escena inicial de El Exorcista del Papa, el personaje del padre Gabriele Amorth –en la vida real fue reconocido por años por su abordaje en los exorcismos– expulsa a un demonio de un adolescente, pero de una manera particular y que no se aplica a la realidad. Habla directamente con el ser demoníaco, no recita oraciones y logra que se transfiera a un cerdo. Luego mata al animal de un disparo, para darle muerte al demonio al mismo tiempo.
Esto difiere con las posturas del catolicismo. Según Peytrequín, obtener el nombre no es un elemento crucial del rito, ya que el demonio puede mentir sobre el mismo. Además, debido a que se trata de una criatura más astuta que los seres humanos, no es recomendable que un sacerdote entre en discusión con él.
Tampoco es cierto que los objetos se mueven o que las personas levitan durante los exorcismos, como se representa en el personaje de Regan MacNeil en El Exorcista, ya que desde la perspectiva católica los humanos no adquieren superpoderes durante una posesión.
A continuación, le presentamos un recorrido sobre la conceptualización de los exorcismos para la iglesia católica, la representación en las películas y la posición de la ciencia sobre estas prácticas.
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¿De qué trata un exorcismo católico?
Peytrequín, quien tiene 55 años y 25 de ser sacerdote, explicó que un exorcismo no es una práctica limitada al cristianismo, debido a que también es ejecutada por otras religiones y creencias.
Desde la doctrina católica no se puede precisar con certeza cómo ocurren las posesiones, ni tampoco se puede identificar cuáles individuos son más susceptibles a sufrir estas manifestaciones demoníacas. Esto también implica que no existe una lista con los síntomas de una persona poseída; al contrario, solo la experiencia de un exorcista puede determinar que se trata de la presencia de un demonio.
Por eso es que, una vez que la posesión se hace evidente, la iglesia recurre a su potestad para intervenir y tratar de fortalecer a la persona. Su objetivo es apoyar al individuo para que repele la influencia directa del demonio y ponga fin a las acciones perjudiciales en su contra.
En el momento de llevar a cabo un exorcismo, el obispo o sacerdote delegado invoca el nombre de Jesucristo a través del rezo. Además, pueden emplear objetos sagrados, como el agua bendita, que provocan ciertas reacciones en la persona poseída. Esto no significa que el objeto tenga un poder divino en sí, sino que representa a Dios, hacia quien el demonio dirige su aversión.
“La posesión, que es el estado más crítico de las acciones extraordinarias del demonio, implica un control casi despótico sobre el cuerpo humano, inclusive hasta logrando moverse y hablar a través del cuerpo de la persona poseída. En cierto modo hay un bloqueo del ‘yo’ de la persona, con la terrible consecuencia que la persona está consciente, pero no tiene control sobre lo que está sucediendo”.
— Jafet Peytrequín
Justamente una persona puede permanecer en un estado de posesión por noches, semanas o hasta años, por lo que un exorcismo no representa una única acción. En este estado también surgen manifestaciones más fuertes que otras y, mientras no las haya, la persona puede continuar con una vida normal.
Peytrequín describió el final de un exorcismo como un estado de paz en la persona poseída; sin embargo, este puede ser engañoso. Una vez que culmina, la persona queda en cierto estado de vulnerabilidad, por lo que la iglesia también le da un seguimiento permanente.
Otro de los aspectos tradicionalmente asociados con los demonios, ampliamente representado en el cine, es el fenómeno de hablar en idiomas extranjeros. Esto solía considerarse como un signo de posesión, pero en la actualidad se entiende de manera distinta.
A nivel neurocientífico, de acuerdo con el cura, se reconoce que una persona pudo haber escuchado un idioma extranjero en una conversación hace años y, de repente, logra reproducir algunas frases por una emoción o recuerdo, sin necesidad de estar poseída.
Antes de proceder con el exorcismo, Peytrequín también aseveró que la iglesia conforma un equipo interdisciplinario que combina el conocimiento científico y espiritual. Estos profesionales realizan evaluaciones psicológicas para descartar la presencia de trastornos psicológicos en el sujeto y, una vez que están seguros de que se trata de un demonio, inician el rito.
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La teología católica y los cursos sobre exorcismos
Los exorcismos, desde la perspectiva católica, forman parte de la Pastoral de la Consolación. Al ser un sacramental, se constituye como una forma de extender la acción que se realiza en la iglesia a través de los sacramentos, como el bautismo, la confirmación, la eucaristía y el matrimonio.
Además, el exorcismo pertenece al contexto de la liturgia y tiene un rito que puede ser realizado única y exclusivamente por quien esté autorizado. Dentro de la iglesia, la única figura que tiene potestad para llevar a cabo un exorcismo es el obispo, por lo que en Costa Rica solo nueve personas pueden hacerlo.
A la vez, el obispo puede delegar de manera temporal el servicio de realizar exorcismos a un sacerdote particular. Estos permisos se otorgan por un período específico o para un caso particular, pero no son una práctica abierta. Actualmente, solo un sacerdote en Tilarán cuenta con tal autorización.
De acuerdo con el cura Peytrequín, desde Roma también se recomienda que los sacerdotes delegados reciban capacitaciones antes de realizar exorcismos. En las películas, una vez más, se muestra este aprendizaje como un proceso rápido y sencillo, lo cual está alejado de la realidad.
“No es que los exorcismos sean algo cotidiano (...). Algunos exorcistas, la mayoría de ellos, dicen que de 100 casos tal vez uno haya sido el que se valora como tal. Esto lo decía el mismo exorcista más conocido de la iglesia, que era el padre Amorth”.
— Jafet Peytrequín
Por otra parte, Dios es la causa primera de todo en la doctrina católica. En ese sentido, el ser humano se encuentra en un camino donde existe la dimensión de la libertad, ya que Dios procura que los humanos se acerquen a Él y lo acepten desde su propia voluntad.
Esto no constituye una imposición, sino una elección que cualquier persona puede tomar. También los seres espirituales, como los ángeles, poseen la facultad de aceptar o rechazar a la divinidad. Entonces, cuando rechazan a Dios, se transforman en demonios. A partir de ahí, su labor consiste en alternar el proyecto de Dios y la voluntad de las criaturas más amadas por Él: los seres humanos.
Ahora bien, cuando un demonio posee a una persona, no significa que absorba su voluntad. Lo que intentan es alejar a los humanos del proyecto de Dios, al conducirlos al mismo estado en el que ellos se encuentran. De allí surgen dos tipos de acciones: la ordinaria (las tentaciones) y la extraordinaria (las posesiones).
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Hasta la fecha, en Costa Rica se ha llevado a cabo solo un curso sobre exorcismos, con fundamento en el análisis académico interdisciplinario del fenómeno. Las exposiciones fueron impartidas en el hotel Barceló San José Palacio, en 2021, por las mismas personas que ofrecen la formación en Roma y que cuentan con el aval del Vaticano, en Italia.
Este curso, organizado por Peytrequín, se diseñó con el objetivo de hacerlo accesible en Latinoamérica. Aunque está principalmente dirigido a quienes forman parte de la Pastoral de la Consolación, especialmente sacerdotes, diáconos o servidores laicos, también se brinda la oportunidad para que otras personas interesadas puedan participar.
Eso sí, es importante destacar que el enfoque del curso es académico y no se trata de un espectáculo ni de un tutorial sobre cómo realizar exorcismos. El próximo taller con sede en Costa Rica, según adelantó el cura, se realizará en 2025.
El otro lado de la moneda: Los exorcismos desde la ciencia
Desde el punto de vista de la neurociencia, los exorcismos no existen. Según explicó Francisco Golcher a La Nación, psiquiatra y presidente de la Asociación Costarricense de Psiquiatras, las personas pueden entrar en cuadros psicóticos, tener alucinaciones o sufrir delirios paranoicos, por lo que se rechaza la idea que una persona esté poseída.
“Lo que nosotros manejamos son pacientes que entran en un cuadro psicótico y tienen alucinaciones. Como es un trastorno mental, se le da medicación. En estos delirios, los pacientes pueden pensar que ven a la Virgen María, a Jesucristo o al propio diablo. Ellos pueden sentir dentro de su delirio que tienen un demonio dentro de sí mismos, pero basados en la evidencia científica, no hay nada que indique que esa persona está poseída por un demonio”, indicó el médico.
Además, Golcher indicó que la población todavía tiene la noción de que estas situaciones o comportamientos no son parte de una enfermedad. Lo anterior ha provocado que se coloquen estigmas y se propicien discriminaciones a las personas con trastornos mentales, al considerarlas como “pacientes locos” que pueden generar daño.
La ola de discriminación está relacionada con los valores propios de la población, el grado de religión que tengan o incluso su nivel de educación, según el psiquiatra. A pesar de ello, considera que la responsabilidad médica es educar sobre las enfermedades mentales y recomendar que, ante cualquier síntoma de delirios, acudan al servicio de emergencias del centro de salud más cercano.
A partir de ese momento, los especialistas se encargan de tratar los delirios o episodios psicóticos con el paciente, mientras que también lo pueden trabajar de la mano de su familia y comunidad.
“Este tema no está relacionado con sucesos místicos, religiosos o espirituales; es más bien un delirio y eso son alucinaciones (...). Si recordamos, en la Edad Media se quemaban a las mujeres que practicaban alguna medicina con hierbas en la hoguera, porque se consideraban brujas, o se creía que los epilépticos estaban poseídos por el demonio. Así pasaba con otros trastornos, porque en aquellos tiempos privaba más el pensamiento mágico”.
— Francisco Golcher, presidente de la Asociación Costarricense de Psiquiatras