Ahora que somos más conscientes de la ciudad de San José, sus discretas bellezas, sus rincones y, por supuesto, sus muchos bemoles, también encontramos olvidos –algunos intencionados y otros involuntarios– en que la historia resulta afectada.
Precisamente por eso, esta semana recordaremos cinco momentos y lugares en que la memoria josefina ha flaqueado y generado verdaderas confusiones, polémicas y hasta situaciones risibles. Memoria para combatir el olvido.
1. ¿Dónde mataron a José Joaquín Tinoco?
Como lo hemos rememorado todo el año, en este 2019 se cumplió un siglo de la caída de los Tinoco, la sanguinaria dictadura que hizo que el país se tirara a las calles y que reprimió sin piedad a cualquiera que se opusiera. Federico Tinoco tomó el poder en 1917, resguardado por su hermano José Joaquín y con el apoyo nada disimulado de las clases adineradas y la ciudadanía en Costa Rica; sin embargo, en agosto del 1919, el tirano entregó el poder y partió hacia París (Francia), en medio del repudio popular y de Estados Unidos.
Precisamente el 10 de agosto de 1919, el general José Joaquín Tinoco, secretario de Guerra, fue asesinado a balazos en San José. Ese asesinato, el más enigmático en la historia costarricense durante el siglo XX, marcó el principio del fin de la dictadura.
¿Dónde ocurrió tal hecho? Allí donde se unen la avenida 7 con la calle 3; en realidad, a unos metros porque fue sobre la calle, precisa Andrés Fernández, arquitecto y cronista urbano. Luego de salir de su casa (en avenida 9 y calle 3) sin escolta, el general caminaba por la acera oeste y a unos 75 metros de su casa fue abatido por el asesino.
Es decir, a la tica, lo mataron cerca de donde ahora se ubica el bar La Marinita. Sí, es el puro centro de San José y quizá usted nunca se había dado cuenta porque esto se ha contado en artículos, libros y hasta recorridos por la capital, mas no hay ningún recordatorio de que ese suceso histórico hubiese ocurrido en ese punto en específico.
Aunque increíble, este “olvido” tiene su razón de ser: además de que los asesinatos no se suelen recordar, los Tinoco son un capítulo terrible en nuestra historia. “Los Tinoco son de ingrata memoria, sobre todo José Joaquín”, asegura el historiador Carlos Zamora, presidente de la Comisión de Nomenclatura.
“El sitio está allí, pero es muy jodido recordar un asesinato”, aporta Fernández.
2. Paseo de los Estudiantes versus el Barrio Chino
En el 2012, la Municipalidad de San José inauguró el llamado Barrio Chino en la calle 9 (entre avenida 4 y 22) e inmediatamente una polémica explotó: ese tramo de la calle 9 hasta desembocar en el Liceo de Costa Rica lleva el nombre de Paseo de los Estudiantes para recordar a los jóvenes del Liceo de Costa Rica, el Colegio de Señoritas y el Colegio Seminario que protestaron en un movimiento cívico contra la dictadura de los Tinoco. “Hay mucho de la memoria social en este sitio”, asegura Andrés Fernández.
Entonces, ¿cómo fue que se cambió el nombre? El presidente de la Comisión de Nomenclatura en Costa Rica explica que el nombre no se le puede cambiar por más que el municipio capitalino insista en la idea del Barrio Chino.
Gilberto Luna, periodista de la Municipalidad, aseveró que lo de Barrio Chino es una denominación comercial para el sector, que el nombre histórico de esa parte de la calle 9 no se ha cambiado y que, incluso, hay un acuerdo del Concejo para conservarlo a raíz, precisamente, de los reclamos airados que ha despertado el asunto entre la ciudadanía. Claro, las quejas son justificadas: lo comercial no debe arrasar con la historia.
No obstante, el municipio ha sido contradictorio en sus mensajes y en la forma de llamar a esa calle cada vez que se efectúa alguna gran actividad allí. Es decir, aseguran que es el Paseo de los Estudiantes, pero convocan en el Barrio Chino. ¿Por qué? “Se ha utilizado. Sin embargo, debido a la controversia y lo que significa el Paseo de los Estudiantes, se quiere respetar y se ha instruido a los funcionarios en esto. (...) Hemos tratado, pero en la mente de la gente siempre queda eso: Barrio Chino, aunque oficialmente sigue llamándose Paseo de los Estudiantes”, afirma el funcionario municipal.
Incluso, hay una placa que recuerda la gesta estudiantil sobre el propio Paseo de los Estudiantes, cerca de una estatua de Confucio. San José es también una ciudad de contradicciones que conviven.
3. Paseo de las Damas o Avenida de las Damas, no Paseo de los Damas
Unos le dicen Paseo de las Damas; otros, Paseo de los Damas y algunos, Avenida de las Damas. ¿Cómo se llama verdaderamente esta céntrica e histórica avenida 3 que corre desde la calle 23 (la Estación al Atlántico) hasta la calle 9 (el parque Morazán)? Según los especialistas, se llama Avenida de las Damas o Paseo de las Damas.
"Nunca, nunca, nunca bajo el ningún concepto, el Paseo de las Damas ha sido llamado Paseo de los Damas. No concuerda gramaticalmente. Además, no existen revistas de épocas ni documentos oficiales en que se refieran a ella como Paseo de los Damas”, afirma enfático el historiador Carlos Zamora. Esto significa que su nombre histórico es con el artículo en femenino.
Luego de que se inauguró el ferrocarril al Atlántico a finales del siglo XIX, esta avenida se convirtió en la principal arteria de San José. “Comunicaba a San José con un puerto, y del puerto al mundo”, agrega Zamora.
Hay otra información importante: fue la primera vía que se iluminó, por allí ingresaban los productos comerciales y también los turistas, y está flanqueada por un parque tan emblemático como el Nacional, donde emerge imponente el Monumento Nacional.
“Esta avenida cuenta con declaratoria patrimonial”, explica el especialista, quien es funcionario del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
Hace unas décadas, cuando se puso de moda decirle Paseo de los Damas, la Comisión de Nomenclatura que quejó ante la Municipalidad de San José por usar ese nombre “ilegal” en alguna señalización y en otros espacios.
“Hemos respetado que sea Paseo de las Damas. En algún momento, alguien en el Concejo insistió en que se llamara Paseo de los Damas. Eso fue a mediados de los noventa. Sin embargo, es Paseo de las Damas por tradición y así terminó imponiéndose", manifestó Luna, de la Municipalidad de San José.
¿Usted quiere saber por qué se llama Paseo de las Damas? Hay dos versiones: una que dice que se le llamó así porque a los lados se le sembraron los árboles de damas y la otra sostiene que por allí caminaban las damas de sociedad. Carlos Zamora opina que la más válida es la primera; sin embargo, reconoce que no existe documentación de por qué se le puso tal nombre. Andrés Fernández, por ejemplo, tiene pruebas en los diarios de la época en que se decía que “nuestras bellas pasean en las aceras” de esta avenida. Quizá sea por ambas razones.
Las Damas son una certeza, así que los rótulos de un hotel e incluso las señales más recientes en la zona dejan de contradecir a la historia; ahora, falta que la gente utilice la denominación patrimonial.
4. Los inutilizados nombres de la avenida central y la calle central
Pues sí, los costarricenses usualmente no damos las direcciones por calles y avenidas. Tan autóctona característica no omite la importancia de los números y los nombres de las calles en este país. Y si la numeración es problemática en este panorama, hay que agregarle los nombres de las vías.
¿Se ha preguntado alguna vez cómo se llama la avenida central o la calle central de San José? En enero de 1920, el gobernador de San José las bautizó como Avenida Rogelio Fernández Güell y Calle Alfredo Volio. Cuenta el Diario de Costa Rica en su edición del 3 de enero, que para tal fin se hizo una cuidada actividad en la confluencia de la avenida central y la calle central. “El acto revistió gran solemnidad, cual correspondía por su significado y trascendencia”, agrega.
Casi un siglo después, estos nombres son conocidos por pocos y usados por menos. Vamos a la historia: tanto Rogelio Fernández Güell como Alfredo Volio fueron perseguidos por los hombres de los Tinoco, durante esa dictadura. El político, escritor y periodista Rogelio Fernández Güell (1883-1918) pasó de tener una relación cordial con Federico Tinoco a ser declarado como enemigo del régimen; de hecho, a finales de 1917 es desterrado y se convierte en uno de los líderes de la lucha contra el tirano y sus secuaces. Fue perseguido por la Policía y asesinado a los 34 años en Buenos Aires (Puntarenas) junto con otros opositores. Fue un fiel defensor de la democracia y murió por ese ideal.
Alfredo Volio (1879-1918) fue también líder de la revolución. Con el fin de acabar con su vida, era perseguido por los partidarios de Tinoco. Tuvo que huir en varias ocasiones y cuando ya tenía la invasión lista para ingresar desde Nicaragua a Costa Rica y liberar de la opresión muere de fiebre amarilla. Con sus nombres, llega la memoria. Nos toca recordar.
“Las calles tienen nombres y números, pero no ha existido una tradición ni una cultura por conocerlos ni utilizarlos”, considera Carlos Zamora.
5. El obelisco trunco a Moreno Cañas
En el barrio La California, en un pequeño triángulo cerca de la línea del tren y de la calle que prácticamente no duerme nunca (la 21), hay un obelisco trunco en homenaje al doctor Ricardo Moreno Cañas (1890-1938). ¿Por qué está trunco? Porque un asesino le arrebató la vida al célebre médico que hizo la primera cirugía a corazón abierto en el país, político y ciudadano ilustre. En noviembre de 1949 fue declarado como Benemérito de la Patria y su mito ha trascendido décadas.
Ese tributo a Moreno Cañas se encuentra a unos 25 metros de la que fue su casa. Hace unos años le robaron la placa a la obra, así que muchos no saben qué es ni por qué está allí.
El olvido puede adquirir proporciones risibles: cuentan el arquitecto Andrés Fernández y el historiador Carlos Zamora que, alrededor de la década de los años noventa, llegó una cuadrilla de trabajadores municipales a trabajar en el lugar y que, al ver la obra inconclusa, decidió terminarla. Tras algunos días y reclamos, volvió a ser truncado el obelisco.