“Señora María del Rosario Fournier. San José, Costa Rica. Profundamente apenado por la noticia del fallecimiento de su ilustre esposo Doctor don Rafael A. Calderón Guardia, quien tan dignamente representara a esa república hermana en mi país, le ruego aceptar las condolencias que formulo en nombre propio y en el de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México”.
Tan significativo telegrama fue remitido por el Dr. Gabino Fraga, entonces Subsecretario de la Cancillería mexicana, con motivo de la muerte del doctor Calderón Guardia en 1970 y dado el cargo de embajador de Costa Rica que éste había ejercido en Ciudad de México apenas un bienio antes.
Así, al estarse cumpliendo en 2020 el quincuagésimo aniversario de dicho evento fúnebre, resaltan los detalles que acontecieron en la muerte del eximio Reformador Social de Costa Rica.
México: nación hermana
Tras la cruenta guerra civil que asoló a nuestro territorio en 1948 y debido a la persecución que se desató en su contra, el doctor Rafael Á. Calderón Guardia y su familia se exilaron en Nicaragua (abril), dirigiéndose luego a Ciudad de México en donde se domiciliaron (julio).
Una vez ahí, se instalaron en el departamento N.º 7 del edificio N.º 512 de la Avenida Chapultepec (Colonia Roma norte, Delegación Cuauhtémoc). Ahí vivieron con gran modestia, dada la confiscación de sus bienes patrimoniales en Costa Rica por parte de los ad-hoc Tribunales de Sanciones Inmediatas, creados por la Junta Fundadora de la Segunda República.
Ese mismo ente, por represalias políticas, incurrió en el oprobio de declararlo traidor a la Patria (diciembre, 1948), a lo que siguió el retiro de su retrato de la pinacoteca legislativa por decisión de mayoría de la Asamblea Nacional Constituyente (enero, 1949). Esos diputados ratificaron también la decisión de imputarle la condición de proditor (noviembre, 1949).
Ahora bien, gracias a su trabajo como médico en la Petróleos Mexicanos (PEMEX) y en la Secretaría de Salubridad Pública de ese país, el Dr. Calderón Guardia y su familia se trasladaron en 1955 a un nuevo hogar ubicado en el edificio N.º 17 de la Avenida Ejército Nacional (Colonia Anzures, Delegación Miguel Hidalgo).
Con posterioridad, regresó temporalmente a Costa Rica en junio de 1958, mismo año en que la Asamblea Legislativa ordenó recolocar su retrato en el Salón de Expresidentes de la República, instalándose en definitiva en nuestro país a inicios de la década de los años sesenta.
Muerte y sepelio
Desde 1958 el doctor Calderón Guardia había resultado electo como diputado por San José por el Partido Republicano, misma agrupación que presidió desde 1962 y con la cual se postuló, ese mismo año, a la Presidencia de la República.
Fue entonces, en 1966, cuando el mandatario José Joaquín Trejos Fernández, lo designó como embajador de nuestra patria en suelo mexicano. Fue un designio de especial valía para su persona, pues regresó al país que tan generosamente lo había acogido en la época más aciaga de su vida, siendo recibidas sus credenciales por el presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz.
Para 1968 presentó su dimisión como diplomático y se trasladó de nuevo a Costa Rica, siendo a las 8:30 a. m. del martes 9 de junio de 1970, cuando falleció a los 70 años de edad en el salón 18 de la Pensión Echandi del Hospital San Juan de Dios. Conocida la noticia y por disposición previa del doctor Calderón Guardia, no se realizó ceremonia oficial alguna por el Poder Ejecutivo, siendo únicamente emitido el decreto N.º 1030-G en el que se dispuso tres días de Duelo Nacional y el izado del Pabellón Nacional a media asta en los edificios públicos.
Al mediodía del 11 de junio una carroza de la Funeraria Polini trasladó su cuerpo al Ateneo Domus Dei (Barrio Aranjuez) para su velación. Una vez ahí, se le colocó la banda presidencial del expresidente Mario Echandi J., quien gentilmente la obsequió para ello en razón de que la del doctor Calderón Guardia había desaparecido desde su ostracismo en 1948.
A las 10 a. m. del viernes 12 de junio iniciaron sus exequias en la iglesia de Santa Teresita del Niño Jesús, oficiadas por el sacerdote Álvaro Solera. De seguido, una escolta del Cuerpo de Bomberos cargó su féretro (cubierto con el Pabellón Nacional) hasta la salida de la iglesia. A esto siguió su traslado al Cementerio General de San José en sucesivos grupos de dolientes que cada cien metros se turnaron para cargarlo en medio de una fervorosa muchedumbre.
Por fin, el ataúd arribó a las 2: 30 p. m., siendo sepultado hacia las 4 p. m. (en medio de un fuerte aguacero) en una tumba ubicada en la esquina sureste del Cuadro Exterior Oeste del camposanto de cita.
Justicia histórica
Poco a poco, la musa Clío de la Historia fue reivindicando la figura y obra del doctor Calderón Guardia a través de múltiples homenajes, monumentos y distinciones a lo largo del país, destacando su condición como Benemérito de la Patria por acuerdo legislativo N.º 1410 de 1974. En paralelo, las ostensibles realizaciones que efectuó en su cuatrienio (1940-1944), se erigen hoy en la base esencial sobre la que se asienta nuestra seguridad social en particular, así como un variopinto conjunto de campos de nuestra institucionalidad en general.
Empero, un gravoso asunto quedaba pendiente, pues las dos declaraciones de traición en su contra nunca fueron derogadas, manteniéndose así hasta el presente año 2020 cuando fueron por fin eliminadas por el actual Congreso.
Así, al cumplirse cinco décadas exactas de su muerte, no solo se rememoró la muerte de uno de los gobernantes más egregios de nuestra historia, sino que también se puso fin a una ignominia que desdoró a Costa Rica por 72 años.
El autor es director de la Cátedra de Historia del Derecho de la U.C.R. e integrante de la Comisión Nacional de Conmemoraciones Históricas.