En la obra de Patricio Pron, los narradores se retiran cuando creen saber demasiado. Tienen un acceso absoluto a la interioridad de los personajes sobre los que relatan, y aún así no tienen una investidura particular en ellos. Son narradores atípicos, que respetan intimidades y observan a sujetos que no terminan de comprender.
Estas formas son inherentes a la visión de mundo de este autor argentino. Una mirada que hay quienes relacionan con las ciencias exactas por su naturaleza aséptica y agudeza en la disección, aunque no por ello carece de un potente núcleo emocional.
En el caso de su última novela, la más reciente ganadora del prestigioso Premio Alfaguara, Mañana tendremos otros nombres (2019), tales singularidades se enaltecen al explorar fenómenos tan complejos y llenos de matices como lo son las relaciones afectivas en la era de la información.
En directo contraste con las expectativas que pueden surgir de una historia cuyo desencadenante es una ruptura amorosa, el relato de Pron se retrae de los lugares comunes desde un inicio. Su interés yace al margen de los grandes ideales y las tramas intrincadas, y más bien favorece un estudio de los patrones sociales a partir de los entornos cotidianos, una representación que concibe como más fidedigna a lo que son las vivencias contemporáneas.
“Mi percepción es que la novela latinoamericana no estaba dando cuenta de la forma en que amamos en la actualidad. No era demasiado realista en cuanto a que narraba una experiencia amorosa desactualizada. No respondía a la forma en que estamos concibiendo las relaciones amorosas en este momento. Escribir acerca de cómo concebimos las relaciones personales en el presente es inevitablemente hacerlo también de las plataformas como Tinder”, comentó el renombrado autor a Áncora.
La aplicación para citas había sido protagónica en su relato Notas para un perfil de Tinder, parte del libro Lo que está y no se usa nos fulminará (2018), y en Mañana tendremos otros nombres vuelve a posicionarse como un elemento importante. Para el escritor, abordar las dinámicas de interacción y los procesos de autorreflexión detrás del uso de estos perfiles refleja preocupaciones más amplias acerca de quiénes somos.
“La forma en que concebimos la identidad está cambiando en los últimos tiempos, y lo está haciendo aceleradamente. Transformaciones que en otras épocas se producían en el tránsito de una generación a otra, ahora se están produciendo en mucho menos tiempo. Eso añade una enorme incertidumbre a la experiencia contemporánea. Es difícil hablar de una sola experiencia amorosa en este momento, porque hay muchas experiencias amorosas distintas”, explicó Pron, quien dentro del libro detalla con pericia la situación particular de personajes simplemente llamados como Ella y Él.
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“En el libro hay personajes que están concibiendo sus vínculos personales de una manera utilitaria, o están pensando en el otro como un producto a consumir. Al margen de ello, desde luego, me parece que encuentran mecanismos para liberarse de eso. Una de las cosas que los personajes comprenden a lo largo de la novela es que no hay nada determinado de antemano. Lo que son y lo que desean ser está abierto. El futuro no ha sido escrito”, agregó.
Las ataduras de un nombre propio se vuelven entonces incongruentes con la libertad que permea las búsquedas de los personajes. En el irreverente universo del autor, este tipo de reglas literarias (como bautizar protagonistas, asignar géneros y profundizar en contextos) son concebidas como “lo superfluo”, una serie de herramientas que se han impuesto como la forma inequívoca de narrar y que para él representan la antítesis de su intención.
“Esos elementos que yo procuro eliminar de mis libros son lo que a muchos lectores les interesan de otros libros. Mi esfuerzo siempre ha estado en escribir libros distintos, incluso si eso suponga tomar algunos riesgos. La obtención de un premio como el Alfaguara ratifica esa intuición de que hay un lugar para otro tipo de literatura. Una actitud de poner en cuestión ciertos clichés y estereotipos sobre “qué” es lo que la literatura es y “para qué” sirve. Esa actitud de contestación aparece en todos los libros que he escrito, no solo en las formas de la literatura, sino también en los géneros y las identidades”, explicó.
Dentro del proceso creativo de Pron, las formas de contar y la propia narración se intercalan y complementan.
En su destacado cuento Oh, invierno, sé benigno, esto significa ver como el absurdo de un formulario de Migración para ingresar a los Estados Unidos lleva a un personaje a “decidir, por una vez, ser honesto en su vida”, mientras que en Mañana tendremos otros nombres las perspectivas de Ella y de Él construyen las escenas en torno a la separación. Así como los personajes van cayendo en cuenta de sus verdaderas preocupaciones, el escritor mismo lo hace con la manera en que las relata. El presente se convierte, entonces, en ese gran hilo conductor que hilvana la expresión creativa.
“Toda la lectura es contemporánea de su lector. Con eso quiero decir que deviene parte de nuestro presente en el momento en que leemos. Inevitablemente la literatura tiene huellas o rasgos del momento en que ha sido escrita. Mi literatura pretende también estarlo. Dar cuenta del presente. Si bien hay continuidades entre mi trabajo y esta nueva novela, diría yo que lo que caracteriza toda mi obra es ese deseo de comprender el presente. Esa percepción de que estamos en una encrucijada entre lo que hemos sido y lo que vamos a ser”.
Es en los conflictos que surgen de tal incertidumbre donde para el autor argentino radicado en Madrid se vislumbran las posibilidades del cambio. Cuando las demarcaciones se difuminan para que lo personal y lo político trastabille entre sí.
“Como los personajes descubren a lo largo del libro, no hay distinción como la realizamos habitualmente entre vida pública y vida privada. Es una distinción falsa en virtud también de que los ámbitos de intimidad y de relaciones amorosas están por completo condicionados por lo económico y lo políticos que afecta a la vida pública. Lo que los personajes descubren a lo largo del libro es que la pareja no constituye un refugio. Más bien todos estos condicionantes están de manifiesto en la pareja. Eso que podría resultar doloroso, como una ruptura, es también una oportunidad para intervenir en lo público desde lo privado. Hacer que sus experiencias íntimas y la forma en que aman tengan un carácter político que los singularice. Que contribuya a una transformación de la realidad también en el ámbito de lo íntimo”.
Las radiografías que Pron realiza sobre la banalidad funcionan de esta misma manera. La alienación del día a día se amontona hasta convertirse en un campo de batalla contra el desencanto, haciendo inevitable gravitar hacia la ruptura.
“Entre las muchas funciones que la literatura tiene, se encuentra la de producir transformaciones en la realidad. Todo nuevo libro de ficción es una transformación en el ámbito de la realidad. Esa transformación aparece de forma deliberada en los libros que yo escribo. Los libros son por naturaleza políticos. La escritura lo es. El escritor puede fingir que esto no es así y producir un tipo de literatura políticamente inane o tal vez indiferente a los efectos que produce, o puede enfrentar directamente la condición política de sus libros y tratar de que ellos apunten a la transformación de la realidad. Ante el fingimiento de desconocimiento o la intervención activa, yo me quedo con el segundo tipo”.
Mientras los ejes de la sociedad contemporánea sigan normalizando la desilusión, la literatura de Patricio Pron continuará retratando sus ironías y mirando la incomodidad del lector como una virtud.
Patricio Pron en Centroamérica cuenta
Lunes 13, 3 p. m.: Presentación de Mañana tendremos nombres, en la Plaza Skawak (detrás de la Antigua Aduana). Presentación por el escritor costarricense Carlos Cortés y con presencia de las embajadoras de Argentina y España en Costa Rica.
Jueves 16, 6 p. m.: Conversatorio Entre el viaje y la escritura con Pron, la escritora costarricense Catalina Murillo y el autor argentino Martín Caparrós.
Viernes 17, 7 p. m.: Conversatorio Cuatro Premios Alfaguara conversan con Pron, los escritores españoles Ray Loriga y José Ovejer, y el autor nicaraguense Sergio Ramírez. Se realizará en el Anfiteatro Fidel Gamboa en el Centro Nacional de Cultura (Cenac).