Áncora

Entrevista con Eloy Sánchez Rosillo: La poesía es como la propia casa

El poeta español viene a Costa Rica para ofrecer un recital el miércoles 21 (Día Mundial de la Poesía). Él nos habla de la poesía española y de su propio ejercicio de escritura.

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Eloy Sánchez Rosillo es autor de poemarios como 'Maneras de estar solo' (1978), 'Autorretratos' (1989), 'La certeza' (2005), 'Sueño del origen' (2011) y 'Quién lo diría' (2015). Foto: Juan Ballester.

El destacado poeta español Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948) es una de las voces más reconocidas en el ambiente literario español contemporáneo.

La Editorial Tusquets acaba de publicar, apenas hace unas semanas, un hermoso tomo de su poesía completa, que su autor ha titulado Las cosas como fueron (1974-2017). Ya está disponible en el mercado librero costarricense, importado por la Librería Internacional.

Sánchez Rosillo llega a Costa Rica esta semana por invitación de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), donde ofrecerá un recital el miércoles 21 de marzo, a las 10 a. m., en el Auditorio Clodomiro Picado.

Ese día se celebra internacionalmente el Día Mundial de la Poesía. Entrevistamos al poeta, quien se refiere a diversos aspectos de la poesía contemporánea, de su obra y de sus proyecciones.

–¿Cuál es el estado de salud de la poesía española actual?

–Digamos que es el habitual de estas cosas tan delicadas y misteriosas. Ni en la poesía española ni en ninguna otra poesía nacional acontecen todos los días ni todos los años ni todos los siglos cosas de mucho relieve. Lo normal es que en un país haya miles de poetas que no aportan nada, y sólo unos cuantos auténticos (de más o menos altura). Y si hablamos de poetas excepcionales y absolutamente imprescindibles, ocurren en la historia literaria de cualquier lugar muy de tarde en tarde, o no suceden nunca. En esto no hay continuidad ni nada asegurado.

–Usted apareció en el escenario literario español a finales de la década de 1970, y nada menos que con el prestigioso Premio Adonais, de 1977, para poetas jóvenes. ¿Cómo describe su evolución desde entonces?

–Creo que ha sido natural y paulatina. Mi poesía ha ido cambiando a medida que cambiaba el hombre que la escribe. En poesía son frecuentes los falsos cambios instantáneos y espectaculares y los intentos de dar gato por liebre. El ser humano y lo que él hace se van transformando y madurando pausadamente. Sólo así es posible que lleguen a su sazón, sin traicionarse ni malograrse por el camino. Mi poesía tiene una amplia primera etapa en la que predomina el tono elegíaco, y poco a poco, sin que me lo propusiera yo ni lo advirtiera apenas, se fue convirtiendo después en un canto celebrativo, que es el que se impone cada vez con más intensidad en mis libros últimos.

Las cosas como fueron, su poesía completa, publicada ya en cuatro ocasiones y cada vez más nutrida, ¿es un ejercicio de autoevaluación o solo la suma de su poesía hasta hoy?

–El publicar mi poesía completa no es para mí en modo alguno el simple hecho mecánico de reunirlo todo y nada más, sino que es siempre ocasión de considerar con mucho detenimiento todo lo escrito y hacer las correcciones o enmiendas que considere oportunas.

"La poesía que uno ha escrito es como su propia casa. De vez en cuando hay que detenerse, revisar las distintas dependencias de la vivienda, hacer algunos arreglos y reformas, pintar las paredes. Y luego hay que seguir adelante con la ilusión de siempre".

–¿Para qué sirve la poesía en estos tiempos convulsos, de verdades a medias, de posverdades, en los que cualquier cosa vale?

–Pues precisamente para ponernos a salvo de las falsedades del diario vivir.

"La poesía, cuando es auténtica, y no un simple jueguecillo, nos acerca a la verdad grande y misteriosa que hay en el mundo y que las mentiras urdidas por el hombre, social y colectivo, se empeñan en encubrir o en destruir.

"La poesía le puede abrir los ojos al hombre individual, al que se aparta de la grey, y ayudarle a mirar las cosas a fondo y como por primera vez, con inocencia, limpieza y asombro".

–¿Es en esas imposturas de la actualidad en lo que pensaba cuando escribió su reciente poema Dejo la puerta abierta?

–No exactamente porque en el momento en el que uno vive también existe el hombre puro, el hombre que quiere ver y oír.

"Yo pienso en los posibles lectores actuales. Pero también sueño a veces con los potenciales lectores del futuro. Se trata de un sueño hermoso. Ese poema que usted menciona cierra el volumen de mi poesía completa dejándoles abierta la puerta de la misma a quienes acaso se acerquen a ella algún día venidero, cuando yo ya no esté".

–¿Es válido que el poeta contemporáneo busque el éxito editorial, como ocurre con quienes escriben novelas fáciles para mucha gente?

–El poeta verdadero no puede tener grandes éxitos editoriales porque la poesía nos lleva a apartarnos, a meditar en las cuestiones hondas del vivir y a entrar en nosotros mismos. Los públicos masivos, masificados, no quieren eso; lo que pretenden es evadirse, distraerse, divertirse.

"El poeta, no obstante, puede llegar a tener muchísimos lectores, pero no concentrados como masa indiferenciada en un momento dado, sino individualizados y sucesivos a lo largo del tiempo".

Ha sido galardonado con los premios Adonais (1977) y el Nacional de la Crítica de España (2005). Foto: Juan Ballester.

–¿Hay, en su criterio, una comunidad de poetas contemporáneos, que escriben en castellano, peninsulares e hispanoamericanos, que debería fortalecerse?

–Eso sería lo ideal, que entre la poesía española de los distintos países hubiera mayor comunicación. En otras épocas estos trasvases fueron más intensos. Ahora no, a pesar de que los medios de comunicación sean hoy numerosos, fluidos e instantáneos.

"Desconocemos muchísimo de lo que se hace en los países hispánicos ajenos al nuestro. Es una pena y la culpa es de todos".

–¿Considera usted un estigma el "yoísmo" de mucha poesía que se escribe en la actualidad; es decir, hablar de sí mismo sin más?

–Un yo hipertrófico es siempre un estorbo en cualquiera de las artes. El poeta tiene que escuchar y dejar que sea la propia poesía la que hable a través de él. El ególatra habla sin oír lo que la realidad nos dice cuando le prestamos atención y, por tanto, solo proferirá majaderías, peregrinas ocurrencias propias.

"Esto no quiere decir que la poesía, al pasar a través del poeta para llegar al papel, no se tiña de la personalidad del hombre que la ayuda a ser. Por eso la poesía de los diferentes poetas grandes, aun diciendo lo mismo, nos resulta siempre diversa y nueva".

–¿Cómo separar lo biográfico de lo vital al escribir un poema?

–No creo que haya que prescindir de lo biográfico, ni de lo anecdótico. Con frecuencia se parte de ahí, que es lo que uno conoce mejor. Pero hay que superar y trascender lo particular y transformarlo en universal, en algo común y en lo que todos puedan reconocerse. La magia del poeta está en lograr esa transmutación imprescindible.

–¿Qué sabía hasta hoy de la poesía de Costa Rica?

–Ya me he referido a la lamentable incomunicación literaria que existe entre los diversos países del español. Yo también participo de esa especie de sordera que padecemos para lo que no es lo nuestro más cercano. Esto nos empobrece.

"Algo conozco de la poesía de Costa Rica, pero es mucho más lo que desconozco. Trataré de poner remedio. Pero no olviden que el desconocimiento no solo se produce por culpa de los demás. Ustedes también tienen la responsabilidad ineludible de difundir lo suyo con eficacia".

¿Cuándo? Miércoles 21 de marzo

¿Dónde? Auditorio Clodomiro Picado, Universidad Nacional (Campus Omar Dengo, Heredia)

Hora: 10 a. m.

Motivo: Día Mundial de la Poesía.

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