El arte puede ser una herramienta transformadora de la sociedad. Semejante afirmación suena tan ambiciosa y prefabricada como las promesas de algunos políticos. Sin embargo, luego de 15 años y más de 100 murales, el artista costarricense Francisco Munguía Villalta ha comprobado que si bien el arte no erradica los males sociales, puede lograr un cambio significativo en comunidades tradicionalmente marginadas por el sistema.
Esas obras, elaboradas de manera colectiva en muros, tapias, puentes y paredes de escuelas, salones comunales, edificios institucionales, bibliotecas o casas particulares, se mantienen incólumes con sus llamativos colores y sus estampas lúdicas.
La exposición Los murales de la gente –que se exhibe en la sala 1.1 Estudio del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC)– es un itinerario documental que repasa el proceso de creación de esos trabajos en los que participaron niñas, niños, jóvenes, señoras, señores, abuelitas y abuelitos.
“A través de fotografías, audios, videos, fotosecuencias, impresos y programas virtuales, los visitantes podrán comparar las paredes antes y después de ser pintadas; ver proyecciones de la gente pintando, recorrer un catálogo virtual con más de 100 murales y observar imágenes que registran a los cientos de participantes que me dieron una mano para pintar”, detalló el artista.
Según explicó la curadora del MADC, Adriana Collado, la muestra está diseñada para promover la interacción con el espectador.
“La gran exposición de Munguía está en la calle. La idea de esta exhibición es mostrarle al público una parte del trabajo mural que ya no puede ver sino a través de registros documentales. Por ejemplo, para la pregunta: ¿Dónde están todos los murales de Munguía y cuáles son?, hay una obra digital. Para la pregunta: ¿Cuál es la participación de la gente en los murales de Munguía?, hay dos obras”, detalló.
Experimento
A pesar de que Munguía acumula 15 años como muralista, esa no era su meta original como artista.
“En un inicio, mi objetivo era ser un caricaturista; me concentré en la línea de dibujo y desarrollé mi alto contraste. En mis primeros años solo hacía dibujos en tinta sobre papel, tiras cómicas, historietas y humor gráfico”, recordó el artista, nacido en 1976.
En 1996 ingresó a las aulas de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica a estudiar cerámica, con el fin de explorar una técnica inusual entre los caricaturistas. “La arcilla es uno de los recursos técnicos más primitivos y fue un buen sustituto del papel para mis dibujos”, dijo.
Tiempo después, ingresó a trabajar a La Nación y ahí aprendió de sus compañeros diseñadores y mejoró sus técnicas.
El salto hacia el arte en espacios públicos fue posible gracias al impulso del artista Luis Chacón, quien lo invitó a participar en un mural en la pared externa del cementerio Calvo, detrás de la Municipalidad de San José y el Mercado de Mayoreo.
“Primero me pidieron pintar 100 metros, los cuales estuvieron terminados en menos de una semana, así que me pidieron pintar otros 200 metros. En 22 días todo el mural estuvo listo; no necesité proyectores, ni cuadrículas, ni cuerdas, ni reglas, ni esténciles. No sabía que los dibujos podían superar mi escala ni que pintar murales me gustaba tanto”, contó.
Ese primer mural titulado El carnaval de las artes, las letras y los números aún sobrevive, aunque algo desteñido, y se ve larguísimo…, casi como el tren matutino con seis vagones de la ruta San José-Pavas que pasa enfrente de él todos los días.
Arte de todos
Los murales de Munguía están repartidos en las siete provincias con una fuerte concentración en San José (67) y Cartago (15).
Cada una de estas creaciones fue un trabajo a muchas manos y significó una transformación para las comunidades que los albergan.
Muchos de ellos, especialmente los de San José, están ubicados en barrios con altos índices de violencia, de esos que los medios de comunicación destacan solo en sus notas de sucesos.
¿Cómo ingresar al espacio más íntimo de una comunidad en donde hasta la Policía evita entrar? “Para mí fue un proceso inverso, pues soy de los barrios del sur. Crecí en la Colonia 15 de Setiembre y sé lo que se siente que un taxista no te quiera hacer el viaje o que no podés ni pedir una pizza porque no te la llevan ahí. Vi en los murales una oportunidad para que estos barrios se destacaran por algo diferente, positivo”, explicó el artista.
Así, paredes que eran orinales públicos rodeados de basura fueron convirtiéndose en escenario para coloridos animales, personajes folclóricos y fantásticos.
San Sebastián, barrio La Carit, Los Guido, La Carpio, Higuito de Desamparados, Tejarcillos de Alajuelita, León XIII, Hatillo y Cipreses de Curridabat son algunas de las comunidades que conservan sus murales.
“78 de los más de 100 murales han tenido la participación de la comunidad. Siempre pasa que el formato del lugar define los resultados igual que los colores disponibles, pero, en muchos casos, responden a un taller previo, a una entrevista, a un tema solicitado, a una historia del lugar. Desde el principio es participativo, es crear un espejo: inevitablemente, toda obra de arte es un autorretrato, en este caso son retratos colectivos”, agregó Munguía.
La curadora Adriana Collado destacó la participación comunal en la realización de las obras. “Cuando la gente venga a ver la exposición se va a llevar una enorme sorpresa: a lo mejor van a ver a su hijo, a su nieta, a su papá, a su vecina, a su primo, a sí mismos y hasta al zaguate en ese mural, que recoge la huella humana y colectiva de los murales de Munguía”.
El artista explicó que la contribución de sus obras va más allá del embellecimiento urbano, pues generalmente se enmarcan en un proyecto más amplio. “Mis murales aportan color y van sumados a otras iniciativas como iluminación, limpieza, zonas verdes y otras técnicas de recuperación de espacios perdidos y prevención de violencia”.
Por ejemplo, el mural El baile de los diablitos fue pintado en el centro educativo Curré, en Buenos Aires de Puntarenas y patrocinado por la empresa Microsoft. Paralelo a la obra, se hicieron otras mejoras en la institución como remozamiento de pabellones, adquisición de pupitres pintura de aulas e instalación de un laboratorio de cómputo.
El tener objetivos en común con municipalidades, ONG, asociaciones de desarrollo, inversionistas sociales y organizaciones voluntarias le ha permitido obtener los recursos necesarios para echar a andar sus proyectos.
“Cada caso es diferente. Lo mejor son los barrios ya organizados porque el mural es una experiencia, si están organizados hicieron muchas cosas antes y las harán después. Yo me pongo a pintar y algunos se acercan y se ofrecen voluntariamente para ayudar, muchas veces sobra pintura, hay manos extra y surgen cosas muy espontáneas”.
Humor
El mensaje también es importante en las obras de Munguía. Rescate de tradiciones costarricenses, tenencia responsable de mascotas, conservación del ambiente y promoción del deporte y la cultura son algunos de los temas plasman en sus murales. El humor es un elemento omnipresente.
“La caricatura y el muralismo tienen en común esa inclinación hacia el realismo social; en mi caso llevar el estilo gráfico a los espacios públicos con buen humor, en contenido y en actitud”, declaró.
Cuenta orgulloso que gran parte de los murales sobrevive, a pesar del sol y la contaminación, los principales enemigos de su arte público. “El hecho de que sean obras que se levantaron gracias al esfuerzo y trabajo de todos hace que las personas aprendan a valorarlos y a cuidarlos”, enfatizó.
De acuerdo con Adriana Collado, son tres los factores que explican la pervivencia de los murales de Munguía
“Primero, el lenguaje caricaturesco asociado a la historieta, la sátira y la fábula tiene el poder de transmitir un comentario social de alta recordación. Segundo, el mural históricamente ha sido un instrumento ideal de comunicación de masas, posicionando colectivamente narrativas con fines religiosos, didácticos o decorativos.
"Por último, el artista establece una sinergia con la gente del barrio, convirtiéndola en coproductora, dueña y custodia de las imágenes. Así, desde la época de las cavernas hasta nuestros días, la gente convierte en monumento los muros donde ha podido dejar su huella personal”, explicó la curadora.
Actualmente, Munguía desarrolla su arte humorístico en distintas técnicas como pintura, cerámica, escultura, animación, historieta, ilustración y programación de videojuegos.
La exposición estará abierta hasta el 9 de marzo. El horario del MADC es de martes a sábado de 9:30 a. m. a 5 p. m.
Siete muestras (comentadas por el artista)
San José
Todos para uno y uno para todos (mural del voluntario)
La Carpio
Renuevos, Nuevos Horizontes
2015
"Esta es una donación en celebración de Día del Voluntario al Centro Técnico Educativo Nuevos Horizontes. La obra se pintó en conjunto con estudiantes de panadería y sus hijos. Con ella buscamos invitar a los diferentes profesionales y ciudadanos en general a sumarse a las iniciativas de los diversos grupos voluntarios ya organizados, scouts, Cruz Roja, bomberos y dar una mano a los barrios populares".
Alajuela
Pasado y futuro, frente a frente
La Guácima
Casa de familia Cambronero Mora
2005
"Este mural ganó el primer lugar en el certamen de murales de la Finca de Mariposas. Pinté la fachada de una casa. Además del tema de las mariposas, la obra incluye un retrato del conejito mascota de la familia. Con el dinero del premio compré mi primera computadora, escáner y cámara. Luego de eso, pude documentar mejor mis murales".
Cartago
Casa Esperanza
Aldeas SOS en Dulce Nombre de Tres Ríos
2016
"En la Casa Esperanza se realizan las actividades culturales y recreativas para los niños y niñas (obras de teatro, yoga, clases de música, danza). El mural representa al teatro y al público: una representación de la comedia del arte con Arlequín y Colombina. Varios niños entre 7 y 12 años ayudaron a pintar".
Heredia
Familia campesina
San Antonio de Belén
Casa particular (familia Kirsch Mathiieu)
2010
"Este es el único mural que he pintado en Heredia por ahora y es el único mural privado para una casa particular que he realizado. La familia de la casa solicitó un mural de temática costumbrista costarricense pero que también fuera una de mis parodias de pinturas famosas, les propuse a la familia de saltimbanquis de Picasso en versión tica con mascaradas".
Puntarenas
El baile de los Diablitos
Buenos Aires de Puntarenas, Rey Curré
Escuela Curré
2007
"Como parte de una inversión social en la escuela boruca de Rey Curré, además de poder conocer un poco la cultura, las artesanías, la comida y la gente, pude ver de cerca y en su entorno a la comunidad festejando su famoso Baile de los Diablitos. Fue una labor voluntaria realizada por Microsoft; se arreglaron varios pabellones, se trajeron más pupitres, se pintaron las aulas y se instaló un laboratorio de cómputo".
Limón
Mural de las piñas
Siquirres
Finca Ojo de Agua
2004
"Mi segundo contrato como muralista fue para decorar una estación turística del Pinneapple Tour. Es una serie de ocho murales alegóricos dedicados a las piñas".
Guanacaste
Mural Marino Barracuda
Playa Tamarindo
Galería Barracuda
2006
"Esta intervención es de mi época de la Casa de la Palmera, aprovechamos la oportunidad de pintar este mural como parte de una exposición de arte que exhibimos en la Galería Barracuda".