El 31 de agosto de 1974, el periódico La Prensa Libre anunció que la exposición llamada Fotografías de Victoria Cabezas se presentaría en la galería del Centro Cultural Costarricense Norteamericano. La artista recién regresaba al país después de estudiar en los Estados Unidos y presentó una obra conceptual, integrada de fotografías y objetos escultóricos, con la que se apropiaba paródicamente de los estereotipos que los estadounidenses tenían de las Banana Republics.
La intención inicial de la artista fue subvertir la mirada colonial y sus implicaciones de explotación geopolítica, económica y cultural. Aunque los imaginarios que creó, con sus puestas en escena y esculturas, fueron más allá y constituyeron una inversión simbólica en la que una mujer miró críticamente a una masculinidad, presentada como territorio de conquista.
Esa obra artística pasó inadvertida porque no correspondió con la inteligibilidad del arte y de la fotografía en la Costa Rica de esa época. Esa obra implicó la llegada a nuestro país de la fotografía conceptual, cuyas manipulaciones con coloreado manual, experimentaciones con soportes de impresión y montajes alternativos fueron antagonistas del purismo documental imperante en nuestro contexto.
El artista Luis Chacón recordó que se trató de una “exposición de ruptura (...) que no fue entendida”; que Victoria Cabezas fue vista como “estudiante recién graduada y que venía de fuera”, cuyos bananos asociados al cuerpo masculino no correspondían con la moral de ese tiempo. Para Chacón, ella resonaba con “lo que pasaba en el mundo y, más bien, los atrasados éramos nosotros”. En este primer tránsito de la artista, el ámbito artístico costarricense anclado en la modernidad y su visión formal se confrontó con una obra basada en la construcción de sentido, en la función del arte más que en su morfología.
A inicios de los años 80, ya como docente de la Universidad de Costa Rica, la artista regresa a Estados Unidos a especializarse en Fotografía. En su nuevo trabajo artístico, se desplazó desde la observación de realidades externas hacia un mundo interno. En su serie Mujeres, gatos y televisores, construyó diferentes reescrituras del yo que politizan lo íntimo, mediante la exploración de la autobiografía, el despliegue de la afectividad sin reservas y el erotismo.
En este tránsito, la artista implementó la técnica fotográfica del registro del movimiento para elaborar una poética que se hilvanó con lo afectivo. Y se lee que empleó a la manipulación fotográfica como un recurso para la construcción de sentido. Por ejemplo, la solarización en color se interpreta como indicador de potencia afectiva, y la técnica de la goma bicromatada al óleo se entiende como un velo pictorialista, que bloquea la mirada patriarcal sobre un cuerpo femenino que determina las condiciones para su visualización.
Sin embargo, cuando la artista regresó a Costa Rica, esta nueva obra personal e íntima, no fue bien recibida por la crítica de arte de la época, ya que la producción fotográfica dominante continuaba siendo la documental; en específico, aquella centrada en realidades externas.
Victoria Cabezas, luego de años de estudio en el exterior, dio un nuevo giro y se desplazó del ámbito de lo privado a lo público. Comenzó una exploración fotográfica exhaustiva de la cultura popular costarricense, aproximadamente desde mediados de los años 80 hasta los primeros años de la década del 2000. Las imágenes religiosas y su relación con los espacios de vida y trabajo de las personas fueron el nuevo tema. Los portales navideños se convirtieron en la exploración más extensa de las voces e hibridaciones de una cultura popular, pletórica de sentimiento carnavalesco y desbordante en risa festiva.
Inicialmente, la artista dejó la manipulación, pero luego la abrazó de nuevo con potencia.
De manera progresiva, transitó de la imagen pura en color hacia la manipulada con goma bicromatada en cuatricromía y; sobre todo, con una técnica fotoquímica de su invención: el plateado selectivo.
Con esa técnica, que implicó una innovación en la técnica y ciencia fotográfica; la artista construyó una segunda visión a partir de la captura fotográfica inicial. El trazo gestual, la mancha plateada y el registro en color constituyeron un encuentro de fuerzas, donde la imagen como memoria transparente de lo real sucumbió ante la reimaginación trascendente del efecto pictórico.
De la década del 2000 en adelante, la artista retomó el arte conceptual. Se conectó con los inicios de su producción artística; subordinando la forma a la construcción de sentido. En continuidad con algunos trabajos de principios de los años 80, volvió a problematizar la percepción, entendimiento y juicio sobre la obra artística. Con sus estrategias y modos de trabajo, la artista realizó otra forma de manipulación: la de los signos y su interpretación; enmarcando el espacio conflictivo de encuentro entre los paradigmas de lo moderno y lo contemporáneo en el arte.
Revisiones y reconocimientos
A lo largo de estos 50 años de trayectoria artística, Victoria Cabezas se ha convertido en una figura icónica del arte costarricense que, en años recientes, ha sido proyectada a nivel internacional.
Aunque su primera exposición en los años 70 paso inadvertida. En el 2017, parte de esa obra fotográfica se presentó en el Hammer Museum de Los Ángeles, integrada a la exposición Radical Women: Latin American Art, 1960-1985.
La investigación curatorial de Propio y Ajeno, primera gran revisión de la obra de Cabezas, realizada por María José Chavarría y exposición gestionada por Fiorella Resenterra, desde el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), posibilitó que se conociera y recontextualizara el trabajo artístico de Cabezas en cuanto a su valioso aporte al arte latinoamericano. Como resultado, las curadoras Andrea Giunta y Cecilia Fajardo-Hill incluyeron el trabajo de la artista en la primera gran genealogía de prácticas artísticas feministas en Latinoamérica.
En 2018, el curador Miguel A. López, desde TEOR/éTica, continuó con la lectura feminista de la obra de Victoria Cabezas junto a la de Priscilla Monge. Realizó las exposiciones Ejercicios de autonomía en Costa Rica y Give Me What You Ask For en el Americas Society, en Nueva York. Ese trabajo permitió conocer obra inédita de la artista y relacionar su trabajo con el surgimiento del arte contemporáneo a nivel centroamericano.
La gestión de TEOR/éTica permitió que la curadora de arte latinoamericano Inés Katzenstein, directora del Instituto para la Investigación del arte de América Latina Patricia Phelps de Cisneros del MoMA, conociera la obra de Victoria Cabezas y que se iniciara un proceso que culminó, en el 2020, con la adquisición de un conjunto de fotografías de la artista, por parte del MoMA para su colección.
Un nuevo homenaje
Los marcos epistémicos actuales permiten reconocer el valor discursivo y estético de la obra de Victoria Cabezas, quien se apartó de los principios rígidos de la autonomía mediática de la fotografía moderna y abrazó el potencial experimental y transformador de la manipulación fotográfica. En ese proceso, la artista innovó en los campos de la ciencia y el arte fotográficos; contribuyendo a la disolución de los esencialismos estéticos y a una contemporánea hibridación de géneros en el arte.
Desde ese contexto, la carrera de Tecnología de la Imagen de la Universidad Técnica Nacional, en el marco de su evento Semana de Imagen, este 2024 eligió a Victoria Cabezas para otorgarle un reconocimiento por su obra y trayectoria artística. El Centro Costarricense para la Ciencia y la Cultura apoya la iniciativa y se suma a colaborar en la realización de la exposición TRÁNSITOS: medio siglo de experimentación, como un homenaje necesario a una figura clave en el arte costarricense.
Reconoce a Cabezas como artista pionera del arte contemporáneo en el país y como una docente que ha construido la academia en fotografía, dejando una huella imborrable en varias generaciones de artistas.
La curaduría de la muestra está centrada en la revisión de la obra fotográfica de Victoria Cabezas. Desde una perspectiva educativa, observa sus contenidos y procesos técnicos y estéticos de manipulación de la imagen, en conexión a conceptos propios del campo epistémico de la fotografía.
La exposición se inaugurará este jueves 7 de noviembre, a las 6 p. m., en la sala X de la Galería Nacional, del Centro Costarricense para la Ciencia y la Cultura.