La creciente inseguridad, que arrastra homicidios y feminicidios en Costa Rica, plantea una inquietud: ¿qué tan lejos estamos de vivir en un infierno? Para ayudar a responderla, emerge la obra de teatro Infierno.
Estrenada el viernes 28 de febrero en el Teatro Vargas Calvo, el argumento sigue a una familia costarricense promedio en su barrio, donde la corrupción y la violencia son parte de su realidad. Parte de sus reflexiones es que el “pura vida” es un mantra extinto.
Con una relación dinámica entre los actores y el espacio, Infierno es un juego interdisciplinario en el que los objetos, la luz, el sonido y otros lenguajes amplían las posibilidades narrativas. Para lograr este efecto, se incorporan recursos tecnológicos, como proyectores y videos, que refuerzan la atmósfera del montaje y añaden capas de significado con metáforas de carácter existencial.
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“Hay estímulos que empiezan a crear otras escrituras, que no estaban visibles o encontradas, sino que lo vamos creando”, afirmó la directora de la obra, Paula Rojas. Explicó que el montaje integra el texto de manera sensorial, con elementos como la arena, cuya manipulación transforma su significado.
Por ello es que Infierno no concibe el escenario como un área limitada al horizonte que observa el público, sino como un entorno donde es posible encontrarse, escuchar, escalar y percibir nuevas dimensiones.
Para Rojas, esta tónica surge de un lenguaje interpretativo asociado a la soltura, la intensidad y la presencia de los intérpretes en el escenario. Mientras se desarrolla una exploración corporal, también se construye una interpretación realista.
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Un montaje en capas
El montaje de Infierno se construye por capas: es colaborativo y enfocado en la experimentación. En lugar de un aprendizaje rígido del texto, el trabajo se desarrolla a partir de improvisaciones y de la energía de cada actor.
Sobre esta visión, Rojas señaló que, a diario, el equipo discute sus vivencias personales y los acontecimientos del país, planteándose preguntas como: ¿Y qué podemos hacer? ¿Hay o no hay vuelta atrás?
“Es como alertarnos y decir: “No nos quedemos dormidos en los laureles”. Hay que despertar para que Costa Rica no se nos vaya“, expresó la actriz Ana Beatriz Fernández, encargada de dar vida al personaje La Vecina.
Sin idealizar la propuesta de la obra, advirtió la actriz y periodista, en el país está perdiendo el rumbo en la defensa de los derechos humanos y ambientales, así como en los esfuerzos por reducir desigualdades y discriminación.
Por ello, considera que Infierno debe ser llevada a escena con urgencia: “Es abrazar, dar lugar y poner en valor la escritura dramatúrgica de las mujeres costarricenses sobre situaciones actuales y contemporáneas que están viviendo”.
Infierno ganó el Concurso Nacional de Dramaturgia Inédita 2024 y estará en cartelera en el Teatro Vargas Calvo hasta el domingo 23 de marzo, con funciones los viernes y sábados a las 8 p. m. y los domingos a las 5 p. m.
“En estos tiempos que podríamos considerar turbulentos, donde la violencia de género, de la corrupción y del narcotráfico está muy a la orden del día, que los estamos viviendo en carne propia, es un llamado de atención y un llamado a la acción”
— Ana Beatriz Fernández
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Ficha técnica
Infierno de Ailyn Morera.
Dirección: Paula Rojas Amador.
Asistente de dirección Eladio Morera Murillo.
Intérpretes: Ana Ulate Sancho, Natalia Chacón Taylor, Gabriel Araya Herrera y Ana Beatriz Fernández González.
Equipo creativo: Eladio Morera Murillo, creación audiovisual y fotografías; Ronald Villar Barrientos, escenografía, utilería y vestuario; Fabio Wagner, diseño sonoro; José David Chinchilla, asistente de diseño de sonido; Manuel Sancho, peluquería y maquillaje; Adriana Cuellar, asesoría de movimiento; y Jonathan Rodríguez, diseño gráfico.
Producción artística: Sofía Rodríguez.