“Yo no conocía personalmente a Madero; mas pertenecíamos a una misma agrupación de carácter filosófico y humanitario que tenía ramificaciones en casi toda la república [...] busqué con la mirada al jefe de la revolución [...] Madero me dirigió una mirada como preguntándome quien era. Su padre me nombró y Madero, entonces, alargóme la mano, una mano vellosa y fuerte que estreché con la misma franqueza con que se me tendía [...] me invitó a dar una vuelta por el campo. Ascendimos a una colina cercana y desde allí me mostró la posición de las fuerzas revolucionarias”.
Con dichas palabras, el intelectual costarricense Rogelio Fernández Güell describió, de modo vivaz, el momento en que conoció al líder revolucionario Francisco I. Madero G., cuyas incidencias plasmó en su célebre libro de 1915: Episodios de la Revolución Mexicana.
Tal encuentro repercutiría de modo ostensible para ambos personajes, pues, a partir de entonces, establecieron una sólida y sincera amistad que, incluso, conllevó al designio de Fernández Güell en algunos de los más importantes cargos públicos culturales de México durante el mandato presidencial de Madero G.
Este año se cumple el sesquicentenario del natalicio del principal artífice de la epopeya revolucionaria más famosa de México, por lo cual se presenta su peculiar periplo de vida, así como su nexo con nuestro compatriota.
Prolegómenos
Francisco Ignacio Madero González nació el 30 de octubre de 1873, en la hacienda El Rosario, ubicada en la localidad de Parras, Estado de Coahuila, como hijo mayor de Francisco Madero H. y Mercedes González T., así como nieto de Evaristo Madero E., quien fungió como gobernador de dicho Estado (1880-1884).
Tras culminar la educación colegial y dada la elevada posición económica de su familia, fue enviado, en 1886, a los Estados Unidos (Indiana y Maryland) para estudiar Agricultura, dirigiéndose luego a Francia para estudiar Comercio y después a la Universidad de California, hasta que regresó a su hogar en 1893.
La estadía del joven Madero en el exterior no solo le produjo réditos académicos, sino que repercutió en una faceta que desarrollaría a lo largo de su vida. Ya que, fue en París donde conoció la doctrina del espiritismo, la cual, creada por el escritor francés Allan Kardec, pregonaba, entre otros aspectos, la supuesta capacidad para establecer comunicación entre personas vivas y espíritus, adscribiéndose así Madero a sus preceptos, pues empezó a participar en varias de sus actividades y sesiones, siendo también asiduo lector de obras sobre ello.
No obstante, la estadía del joven Madero en el exterior no solo le produjo réditos académicos, sino que repercutió en una faceta que desarrollaría a lo largo de su vida. Ya que, fue en París donde conoció la doctrina del espiritismo, la cual, creada por el escritor francés Allan Kardec, pregonaba, entre otros aspectos, la supuesta capacidad para establecer comunicación entre personas vivas y espíritus, adscribiéndose así Madero a sus preceptos, pues empezó a participar en varias de sus actividades y sesiones, siendo también asiduo lector de obras sobre ello.
Incursión pública
Desde finales de la centuria decimonónica y principios del siglo XX, Madero comenzó a interesarse en temáticas políticas, dado el contraste que vivía en su país, cuyo gobierno era ejercido de modo despótico, y el modelo democrático que había conocido en Estados Unidos y Francia.
En aquel momento, México era dirigido, desde 1876 y con excepción del cuatrienio 1880-1884, por el general Porfirio Díaz Mori, quien ejercía un control absoluto sin permitir ningún tipo de disensión política o electoral, lo que, a su vez, se sustentaba en un dominio paralelo del ejército. Todo lo cual hizo que dicha extensa época se denominase con el nombre del Porfiriato.
Fue entonces en 1904 cuando Madero se postuló para el cargo de presidente municipal del poblado de San Pedro, así como, para gobernador del Estado de Coahuila en 1905, fundando para ello el Club Democrático Benito Juárez y el periódico El Demócrata. Empero, en ambos casos no consiguió su objetivo a raíz de que los candidatos del Porfiriato incurrieron en varios fraudes electorales.
Fue entonces en 1904 cuando Madero se postuló para el cargo de presidente municipal del poblado de San Pedro, así como, para gobernador del Estado de Coahuila en 1905, fundando para ello el Club Democrático Benito Juárez y el periódico El Demócrata. Empero, en ambos casos no consiguió su objetivo a raíz de que los candidatos del Porfiriato incurrieron en varios fraudes electorales.
Debido a lo anterior y, tras decidir que su lucha no podía continuar a nivel local, Madero extendió sus miras contra el continuismo del propio presidente Díaz, por lo que empezó a elucubrar una serie de principios y bases ideológicas con el fin de presentarlas con posterioridad ante la población mexicana.
Tras un bienio de labores, fue en 1908 cuando Madero publicó el libro La sucesión presidencial en 1910, en cuyo texto argumentó, de modo ostensible, acerca del imperioso fenecimiento del Porfiriato, así como de la propuesta político-social que planteaba para México en caso de que ello aconteciese.
Oprobio y reacción
Tras un bienio de labores, fue en 1908 cuando Madero publicó el libro La sucesión presidencial en 1910, en cuyo texto argumentó, de modo ostensible, acerca del imperioso fenecimiento del Porfiriato, así como de la propuesta político-social que planteaba para México en caso de que ello aconteciese.
Para 1909, Madero inició viajes proselitistas por toda la nación mexicana bajo el lema electoral “Sufragio efectivo, no reelección”, siendo en 1910 cuando fundó el Partido Nacional Antirreeleccionista y el periódico El Antirreeleccionista, por lo que, ante su popularidad, los personeros del Porfiriato actuaron en consecuencia.
En octubre de 1910 y tras enterarse de que sería asesinado al simularse una fuga, Madero escapó de su captores disfrazándose de mecánico y abordando un tren hacia la frontera con Estados Unidos y de ahí a San Antonio (Estado de Texas), donde en compañía de sus correligionarios instauró una Junta Consultiva de la Insurrección Nacional para darle un nuevo matiz a su proyecto político.
El 7 de junio de 1910, Madero fue detenido en el Estado de Nuevo León tras acusársele de un burdo intento de sedición; luego fue trasladado a la penitenciaría del Estado de San Luis Potosí. Esta ilegitimidad efectuada pretendía impedirle participar en las elecciones de primer grado del 26 de junio siguiente, las cuales, tras un nuevo fraude, fueron ganadas por Díaz, quien también obtuvo un gane obvio en los comicios de segundo grado del 10 de julio.
En octubre de 1910 y tras enterarse de que sería asesinado al simularse una fuga, Madero escapó de su captores disfrazándose de mecánico y abordando un tren hacia la frontera con Estados Unidos y de ahí a San Antonio (Estado de Texas), donde en compañía de sus correligionarios instauró una Junta Consultiva de la Insurrección Nacional para darle un nuevo matiz a su proyecto político.
La revolución histórica
Como resultado del fraude en su contra, Madero rubricó el célebre Plan de San Luis Potosí, en el cual, después de agotar la vía pacífica, convocó a una lucha armada contra el Porfiriato, cuya fecha de inicio se determinó para el 20 de noviembre de 1910 a partir de las 6 p. m.
No obstante, la contienda comenzó dos días antes, pues el 18 de noviembre el gobierno de Diaz perpetró el asesinato, en el Estado de Puebla, de Aquiles Serdán A., uno de los adalides de Madero. A partir de este hecho, la posteriormente llamada Revolución Mexicana se masificaría.
Ya en 1911, se incorporaron a dicha contienda personajes como José D. Arango A. (conocido como Pancho Villa), Emiliano Zapata S., Venustiano Carranza G. y Álvaro Obregón S. Fue en marzo cuando Madero estableció su cuartel principal en la fronteriza Hacienda Bustillos (Estado de Chihuahua), en el que comenzó a enterarse de diversos ganes de sus tropas contra el ejército porfirista.
La Hacienda Bustillos fue el sitio en el que, para el mes de abril de 1911, acaeció el ya referido encuentro entre Madero y Rogelio Fernández G. (cuyo arribo a México se había dado desde 1907), y quien, según sus propias palabras, decidió unirse al líder mexicano en razón no solo de su pertenencia mutua a la masonería y al espiritismo, sino también por haberse convencido, como extranjero, de los idearios defendidos por Madero.
Además, dicha hacienda fue el sitio en el que, para el mes de abril, acaeció el ya referido encuentro entre Madero y Rogelio Fernández G. (cuyo arribo a México se había dado desde 1907), y quien, según sus propias palabras, decidió unirse al líder mexicano en razón no solo de su pertenencia mutua a la masonería y al espiritismo, sino también por haberse convencido, como extranjero, de los idearios defendidos por Madero.
Culmen político
El 25 de mayo de 1911 y luego de casi tres décadas y media de poder omnímodo, Porfirio Díaz renunció como presidente de México y se autoexilió en Francia, donde murió en 1915. El canciller Francisco León de la Barra asumió el mandato interino, preparándose todo para recibir a Madero en Ciudad de México.
El arribo aconteció el 7 de junio de 1911 tras un inusual hecho, pues en la madrugada de ese día se dio un fortísimo terremoto en dicha capital. Aún así, Madero fue recibido por una enorme muchedumbre en la Plaza de la Constitución (popularmente conocida como El Zócalo). En los días siguientes, procedió a convocar al pueblo mexicano a nuevas elecciones.
Para ello, instauró el Partido Constitucional Progresista, presentó al licenciado José M. Pino Suárez como candidato a vicepresidente y fundó el periódico El Amigo del Pueblo, cuya dirección asignó a Rogelio Fernández, quien, asimismo, escribió el panegírico El moderno Juárez (estudio sobre la personalidad de don Francisco I. Madero), el cual fue distribuido con amplitud como medio de propaganda electoral.
El 1.° de octubre de 1911, las elecciones de primer grado fueron ganadas por el binomio Madero-Pino, siendo el 15 de octubre cuando los comicios de segundo grado les depararon una cuasi absoluta victoria con el 99,27% del padrón electoral, tras obtener un total de 19.997 sufragios de 20.145 totales.
Finalmente, el 1.° de octubre de 1911, las elecciones de primer grado fueron ganadas por el binomio Madero-Pino, siendo el 15 de octubre cuando los comicios de segundo grado les depararon una cuasi absoluta victoria con el 99,27% del padrón electoral, tras obtener un total de 19.997 sufragios de 20.145 totales.
Los asesinatos ruines
Desde el 6 de noviembre de 1911, Francisco Madero asumió el mando presidencial, nombrando de seguido a su gabinete y colaboradores, entre cuyos designados estuvo Rogelio Fernández G.
Nuestro compatriota fungió como jefe de publicaciones del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Casi un año después, en octubre de 1912, Madero lo nombró como director de la Biblioteca Nacional de México, lo cual le permitió ejercer el cargo cultural de más fuste en aquella coyuntura y se erigió como el único extranjero en desempeñarlo hasta el presente.
Nuestro compatriota fungió como jefe de publicaciones del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Casi un año después, en octubre de 1912, Madero lo nombró como director de la Biblioteca Nacional de México, lo cual le permitió ejercer el cargo cultural de más fuste en aquella coyuntura y se erigió como el único extranjero en desempeñarlo hasta el presente.
No obstante, desde el inicio de su mandato, Madero enfrentó numerosas felonías, hasta que en 1913 y tras la denominada Decena Trágica (9-19 de febrero), fue defenestrado por una sedición liderada por el general Victoriano Huerta M., quien puso en marchas varias argucias hasta asumir el cargo presidencial. Así, tras pactar con los generales complotados Manuel Mondragón, Félix Díaz y Aureliano Blanquet, dicho cuarteto decidió matar a Madero y a Pino, para lo cual contactaron al mayor Francisco C. Cárdenas S., quien era conocido por su furibundo encono contra Madero.
A las 10 p. m. del sábado 22 de febrero de 1913, Madero y Pino fueron trasladados en dos carros distintos a la parte trasera exterior de la Penitenciaría de Lecumberri (principal cárcel mexicana), momento en que Cárdenas le espetó a Madero que se bajase del auto y, de seguido, le disparó dos balazos detrás de la cabeza con un revólver calibre 38, mientras que Pino recibió una docena de tiros.
A las 10 p. m. del sábado 22 de febrero de 1913, Madero y Pino fueron trasladados en dos carros distintos a la parte trasera exterior de la Penitenciaría de Lecumberri (principal cárcel mexicana), momento en que Cárdenas le espetó a Madero que se bajase del auto y, de seguido, le disparó dos balazos detrás de la cabeza con un revólver calibre 38, mientras que Pino recibió una docena de tiros.
Ambos cadáveres quedaron a la intemperie y los carros fueron baleados para alegar que habían muerto tras intentar fugarse, tal y como lo comunicó Huerta a la opinión pública. Por su parte y con el mayor secretismo, Cárdenas recibió una suma de 18.000 pesos y el grado de Teniente Coronel.
Nexo sempiterno
El domingo 23 de febrero, los cuerpos acribillados ingresaron a la morgue de Lecumberri para sus autopsias y fueron entregados a sus familiares al día siguiente. El lunes 24 de febrero se enterró a Pino en el Panteón Español de la capital mexicana, mientras que Madero fue inhumado en el Panteón Francés de la Piedad –en 1960 su cadáver fue trasladado al icónico Monumento a la Revolución Mexicana)–; Huerta prohibió que los sepelios fuesen públicos.
Sin embargo, una de las muy pocas personas que pudo asistir al funeral de Madero sin ser su pariente, fue Rogelio Fernández G., quien, asimismo, fue informado de la orden de Huerta para capturarlo de inmediato por su cercanía con el asesinado expresidente. Por esta razón, en compañía de su esposa y sus dos pequeños hijos, abandonó el territorio mexicano de forma sigilosa a través del puerto de Veracruz, y regresó a Costa Rica después de casi una década de ausencia que había comenzado en 1904.
Para 1915 y como ya se ha descrito, Fernández escribió Episodios de la Revolución Mexicana, cuyo texto fue uno de los primeros sobre dicha gesta bélica en el mundo, así como el pionero de nuestra historiografía en materia internacional.
Para 1915 y como ya se ha descrito, Fernández escribió Episodios de la Revolución Mexicana, cuyo texto fue uno de los primeros sobre dicha gesta bélica en el mundo, así como el pionero de nuestra historiografía en materia internacional.
En paralelo, Fernández ejerció diversas improntas intelectuales y políticas; este último ámbito lo llevó, al igual que a Madero, a liderar una revolución contra el gobierno bajo el nombre de Rebelión de Río Grande, la cual inició el 22 de febrero de 1918 como un homenaje suyo al extinto mandatario mexicano por la fecha de su homicidio. Aunque de modo lamentable y otra vez en consonancia con Madero, Fernández fue asesinado el 15 de marzo de 1918 en Buenos Aires (Puntarenas).
Finalmente, la sincronía histórica entre ambos personajes se mantiene hasta el presente en un hecho muy poco conocido, pues en 1914 la principal ruta de tránsito de Ciudad de México se bautizó como Avenida Madero, mientras que, para 1919, la más importante vía de la ciudad de San José fue denominada con el apelativo de Avenida Central Rogelio Fernández Güell.
⋅El autor es profesor de la Cátedra de Historia del Derecho de la UCR e integrante de la Sociedad de Amigos de la Academia Mexicana de Historia.