En la mitología griega, la vida humana se simboliza con el hilo de la vida de las tres Moiras, a saber: Cloto, Láquesis y Átropos, las tres hermanas hilanderas. Ellas son una deidad única.
Algo semejante sucede en el catolicismo con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en quienes los practicantes religiosos depositan su fe y sus propias vidas. Igual, se trata de una deidad única.
En ambos casos, es curioso ese carácter trinitario y a la vez único, con carácter de dogma, pero lo quiero aprovechar para un fin más pagano, racional y, posiblemente, culto.
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Resulta que cuando me da por pensar o leer sobre el sétimo arte, aparte de mis propias críticas de cine, casi siempre, si no siempre, termino convenciéndome de que el cine europeo es mejor que el de Hollywood.
Si me empujan un poco, estoy a punto de creer que, hoy, el cine comercial de Hollywood es el peor de todos. El comercial, insisto.
Así, al repasar el cine europeo, como si fuesen las tres Moiras con sus túnicas blancas alargadas, aparecen tres figuras terrenales capaces de pensar y de hacernos pensar con sus filmografías.
Bergman, Bresson y Tarkovski
Ellos no son simples cineastas. Son filósofos. Son cíclopes que han escogido las imágenes como signos para expresar conceptos y para ir en búsqueda de la verdad y de la rehabilitación humana. Es cine que se pronuncia sobre la vida.
Con admirable juego formal de los elementos del cine y sin llevarlos al vacío del barullo, desde sí mismos, estos genios del sétimo arte no son otros que el sueco Ingmar Bergman (1918 – 2007), el ruso Andréi Tarkovski (1932 – 1986) y el francés Robert Bresson (1907 – 1999). A los tres, sus filmes los transformaron en mitos del arte, como lo hizo el Va pensiero con el compositor operático Giuseppe Verdi.
De los tres, vamos a tomar la figura de Bresson. La razón es simple y tiene que ver con la aparición de las llamadas plataformas que nos permiten ver cine sin movernos del hogar, sobre todo en tiempos del coronavirus (expresión semejante al título de aquella novela de Gabriel García Márquez: El amor en los tiempos del cólera, ya sé que decirlo es un lugar común).
La Garbo en plataforma
Algunas plataformas ofrecen cine clásico, que así lo llaman, o cine culto o cine académico. En Costa Rica, la Sala Garbo se dedicaba a ello (como el cine Magaly), pero cerró por culpa de la covid-19 (no sabemos hasta cuándo). ¿Qué hizo? Llevó sus películas a una plataforma (de streaming) y nos ofrece filmes cuya distracción consiste en elevar la cultura fílmica.
Por ahí han pasado Fellini, Buñuel y Kurosawa, entre otros. Ahora anuncian para el mes de julio en curso un ciclo nada menos que con cuatro excelentes películas de Robert Bresson (ojalá fuesen más). El sitio se llama Cine Virtual Garbo y se le encuentra fácil con esta dirección: www.garbovirtual.com.
Los amantes del cine clásico estamos felices con estas plataformas que nos vinculan al cine hecho para siempre y nos hacen olvidar superhéroes, titanes, monstruos delirantes, violencia inútil, acción convencional, comedias tontas, todo planteado con puro efectismo y trucaje visual.
Jansenismo en Bresson
En contra de eso, si tomamos el caso de un genio como Robert Bresson, vamos a encontrar filmes rigurosos, tan profundos como coherentes. Es un cine austero, cierto, recordemos que no es Hollywood, pero lleno de riqueza conceptual y de imaginación creativa. ¡Ah!, y con mucho humanismo de por medio.
Las películas de Bresson no se parecen a las de ningún otro autor. Él mismo no se parece a nadie como medio jansenista que de alguna manera fue: por su exigencia de una vida virtuosa y ascética, según las ideas de Cornelio Jansen (1585 – 1638), que fueron consideradas heréticas por el catolicismo.
Bresson comenzó como ayudante del importante realizador y escritor René Clair (1898 - 1981), pero Bresson fue más allá con su esmerada elaboración y su tremendo lirismo, con su cine sencillo donde se oculta una gran riqueza conceptual. Su filmografía es corta: solo hizo trece películas, donde él prefiere sustituir lo bello por lo justo (esta afirmación se encuentra en casi todos los estudios sobre el director, sobre todo a propósito de su filme Un condenado a muerte se escapa).
Al respecto, dijo en alguna ocasión: “La pintura me ha enseñado que no se deben hacer bellas imágenes, sino imágenes necesarias”; esto es parte de su poética.
Agregó: “Solo en el momento en que las imágenes y sonidos entran en contacto, en que se coloca cada cosa en su sitio, el filme nace y es el filme quien, al nacer, da vida a los personajes y no los personajes quienes le dan vida al filme”.
Como hombre culto que fue, Robert Bresson se sentía orgulloso de juzgarse poseído por la presencia de novelas de Tolstoi, Bernanos y Dostoievski, entre otros autores, en sus películas.
Como música de Puccini
De alguna manera, cada película de Bresson corresponde al deseo de una utopía, de una sola, pero planteada desde distintas perspectivas o diferentes universos.
Por eso, el cine de Robert Bresson solo se asemeja al cine de él mismo, como la música de Puccini solo nos recuerda al compositor italiano.
Para Bresson, con cada filme, el asunto era poner una utopía en el mapa humano, algo así como lo que aseguraba Oscar Wilde: “Un mapa de la Tierra en el que no esté señalada la utopía no merece la pena ser mirado; le falta aquel país al que la humanidad siempre llega y, una vez que ha llegado, mira en torno suyo, descubre otro país mejor, y navega de nuevo hacia él: el progreso es la realización de la utopía”.
Lo cierto es que la instigadora sencillez de las historias de los filmes de Bresson logra películas vitalistas, tanto en su concepción como en sus resultados. Aunque no es cine comercial, más bien, gracias a que no es cine comercial, se le siente el fervor del cine hecho con el corazón y con sensibilidad.
El cine bressoniano se acerca a un excepcional universo de seres humanos en su más pura esencia, porque pasa por esa tangible abstracción llamada espíritu, por lo que sus películas son algo más que la suma de sus partes o componentes (su fuerza reside en la estructura lógica de sus ideas).
Lo decía el propio Bresson en una entrevista que le hicieron: “La gran dificultad es conseguir que la obra hecha sea una; yo intento poner en cada película lo más posible de mí mismo y esta es la relación que existe entre un filme y otro. Se dice de mí algo absurdo: se dice que los filmes de Robert Bresson no son comerciales; sin embargo aportan dinero igualmente. Es algo sin sentido, ¿no es cierto?”.
Mensaje a la gente joven
En 1977, Bresson escribió un texto a los jóvenes que aún mantiene vigencia: “Deseo de todo corazón que se alcen con la fuerza de su juventud contra la inmensa empresa de demolición que está devastando al mundo, y cuyo precio tendrán que pagar.
”Pero quizás ya sea demasiado tarde... Sería preciso que los jóvenes rechazaran someterse a un género de vida que aniquila la alegría de vivir. ¿Pero acaso podemos volver atrás?... Si se trata de difundir una noticia, yo doy la mala: los jóvenes tienen ante sí el sistema más destructivo que el hombre haya imaginado jamás”.
Por ahí va el Robert Bresson que ahora llega a la plataforma Cine Virtual Garbo, donde las películas contarán con el comentario de miembros del cineclub de dicha sala: el Cinearte Garbo. Esta maravillosa ocasión de ver cine clásico en la propia casa es de ser aprovechada. Los filmes cambian cada domingo a medianoche y cada uno dura una semana en cartelera.
Si usted quiere más información sobre el pago del boleto, de ¢3.000, que puede ser de distintas maneras, incluyendo Sinpe o tarjeta electrónica, con solo llamar al celular 8849 – 8034 se le atenderán sus consultas.
Para terminar, decía Bresson: “Las ideas, esconderlas, pero de manera que se las encuentre: la más importante será la más oculta”, ahí les queda ese concepto para su distracción ante el ciclo que aquí hemos mencionado.
Exhibición
Las películas de Bresson se exhibirán por año de filmación, de la siguiente forma:
1- Del 5 al 11 de julio: Diario de un cura rural (1951)
2- Del 12 al 18 de julio: Un condenado a muerte se escapa (1956)
3- Del 19 al 25 de julio: Al azar, Baltasar (1966)
4- Del 26 de julio al 01 de agosto: El dinero (1983)
El cineasta
Nombre: Robert Bresson
Nacido: 25 Septiembre 1907 en Bromont-Lamothe
Muerte: 18 Diciembre 1999 en Parigi
Nacionalidad: Francesa
Profesión: cineasta, director, guionista.