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13 gusanos marinos se unen a la lista de especies de Isla del Coco

Animales son diminutos, pero confirman buena salud del ecosistema

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Científicos lograron detectar la presencia de 13 nuevas especies de gusanos marinos en Isla del Coco. Cinco de ellas son nuevas para Costa Rica y tres lo son para todo el Pacífico oriental. Las restantes cinco han sido halladas antes en otros puntos del país.

Se trata de animales de apenas entre seis milímetros y tres centímetros de largo, con formas muy peculiares. Unos se parecen bastante a un maní con cáscara; de allí que algunos expertos se refieran a ellos como gusanos maní.

Otros son conocidos como gusanos cuchara, porque su trompa muestra cierta similitud con ese objeto. Finalmente, están los llamados gusanos foronídeo, que viven enterrados a 35 metros de profundidad.

Su hallazgo confirma la buena salud del ecosistema y es una noticia positiva para rayas y cangrejos que se alimentan de ellos, así como para los buzos, pues estos gusanos funcionan como agentes de limpieza en el océano al alimentarse de restos orgánicos que flotan en el agua.

Descripción. Según el costarricense Jeffrey Sibaja, uno de los investigadores, los gusanos marinos son muy diferentes a los que se ven en tierra, como las orugas o las lombrices, aunque algunos son parientes de estas últimas.

“La diferencia mayor es que los marinos tienen estructuras muy características y únicas que precisamente responden a sus hábitos de vida en el mar”, dijo el experto.

Entre estas, el especialista señala que algunos de los gusanos tienen tentáculos, trompas, espinas y otras protuberancias que les permiten desplazarse, flotar o enterrarse. ¿Para qué? Pues los gusanos marinos adultos se caracterizan precisamente porque ponen sus larvas en flotación para dispersarse por el mar, pero el resto del tiempo se entierran en la arena: desde la playa hasta las fosas más profundas del océano.

Entre las especies detectadas destacan los gusanos Phascolosoma agassizii, Phascolosoma scolops, Siphonosoma cumanense, Aspidosiphon misakiensis y Aspidosiphon laevis, que son propias del Indo-Pacífico.

Según se cree, es posible que las primeras larvas de estos animales hayan sido trasladadas hasta el Pacífico central y luego hasta Isla del Coco por la llamada Contracorriente Ecuatorial del Norte, especialmente en los años del fenómeno natural El Niño.

En conchas. Por otra parte, llamó la atención el registro de la especie denominada Aspidosiphon gosnoldi, que, en realidad, es propia de la costa atlántica de América. Esta especie de gusanos se diferencia de los otros porque utiliza conchas de caracoles como refugio.

Hasta ahora se piensa que la especie Aspidosiphon gosnoldi cruzó de un océano a otro porque se colaron algunas larvas de esta especie en aguas de lastre de barcos que atraviesan el canal de Panamá.

La otra hipótesis es que, efectivamente, sea una población de la especie que quedó aislada después que se cerró el istmo centroamericano hace tres millones de años.

La especie encontrada Phoronopsis albomaculata destaca porque nunca antes se había registrado en aguas costarricenses. “Pertenece a un grupo único en su anatomía que se caracteriza por poseer una corona de tentáculos en un extremo con las que capturan el alimento que flota en el aguamarina”, explica Sibaja.

La otra especie de gusanos es la Thalassema steinbecki, que mide tres cm y tiene una trompa larga en forma de cuchara.

De acuerdo con los científicos, completan la nueva lista de habitantes otras especies que se encuentran también en el Pacífico costarricense, como Aspidosiphon fischeri, Aspidosiphon elegans, Antillesoma antillarum, Phascolosoma nigrescens y Phascolosoma sp.

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