LAS PUERTAS DEL restaurante Jürgen's tienen un significado especial para sus propietarios: "Son los ojos de nuestro negocio. Es nuestra forma de dar la bienvenida a un ambiente de distinción, de buen gusto, de refinamiento", afirma Raymundo Rumié, el gerente.
Por ese motivo usan puertas como carta de presentación: están impresas en los folders que los dueños envían con información del restaurante, y en los volantes promocionales. Después de la aclaración, y de tal bienvenida, nos sentamos a la mesa.
Ubicado en el centro de Los Yoses, este lugar abrió (precisamente) sus puertas hace tres años con la novedad de un menú compuesto en gran parte por platillos europeos -algunos, preparados con recetas originales-.
Jürgen's es un sitio particular: desde que se mira por fuera, su arquitectura responde a un diseño modernista. De eso nos hablan los ventanales -que dan la impresión de estar torcidos-, las paredes de color cemento y la inmensa puerta de madera con una franja de metal remachado en la parte inferior.
Dentro, el asunto es sobrio: mesas con copas y servilletas de tela, luz a media vida y música instrumental de fondo. Cuesta encontrar en cuál de todos los acogedores rincones degustar nuestra cena. Si usted tenía un tema de conversación pendiente con su acompañante, llegó al lugar idóneo.
Nos decidimos por la mesa que está junto al ventanal que da a la piscina del Hotel Jade. Desde aquí nos sentimos como si no estuviéramos en San José&...;, ¡y pensar que, a escasos 400 metros, Los Yoses está que revienta de tráfico!
Todo aquí es exquisitamente elegante: la decoración, la vajilla, los muebles, hasta la forma de hablar de los meseros.
En la mesa de al lado, un grupo de médicos discute sobre la importancia de hacer deporte, y, por tanto, de los beneficios del practicar pace; nosotros -menú en mano- preferimos hablar de comida.
De entradas, desfilaron por nuestra mesa una sopa del día y un carpaccio de lomito. La primera fue de verduritas y, aunque transparente, tenía muy buen sabor; la segunda, un abundante plato de lomito crudo con aceite de oliva, limón y queso parmesano. Si por la víspera se saca el día, nuestro apetito presagia un banquete.
De inmediato recibimos la visita de un cocinero, que, con maquinita de moler pimienta, viene a ofrecernos su producto.
Para el plato fuerte, nos fuimos a las carnes: un lomito con hongos y un pato a la naranja. El lomito nos llegó repleto de una deliciosa y abundante porción de hongos, y el pato nadaba en una sabrosa salsa.
Ambos arribaron acompañados de verduritas, pero el lomito traía, además, una especie de papa rallada que el menú describe como rosti, de muy buen sabor, aunque un poco grasosa.
Por la hora -llegamos como a las 7 p. m.- hay poca clientela, así que tenemos toda la atención de los meseros.
Nos falta el postre. Nuestro apetito está más que aplacado, pero, después de escuchar al mesero describir las posibilidades, nos rendimos.
Pedimos la copa Dinamarca y no nos arrepentimos: un par de tulipanes de galleta con helado encima, topping de chocolate y, coronando esta obra maestra, una fresa. Además, el mesero -que no tiene consideraciones con nuestra dieta- deja un recipiente con topping adicional... ¡Para qué lo hizo!... Bueno, este debe de ser uno de los postres más deliciosos que hay sobre la Tierra.
Años de conocimiento
La experiencia de Jürgen's en alimentar paladares se remonta a los años 80, cuando la familia Mormels tenía el restaurante Club Londres. "Era un lugar exclusivo, en el que se servía comida gourmet europea", afirma el gerente.
El restaurante duró 10 años y, según Rumié, los antiguos clientes insistieron tanto en que volvieran a abrirlo, que la familia Mormels consideró la posibilidad, aunque con otro nombre y en otro lugar. Esto fue hace tres años.
Se llamó Jürgen's porque, sencillamente, ese el nombre del dueño; en español significa Jorge.
La especialidad de este restaurante es la comida del norte de Europa. Para eso, en Jürgen's trabaja un chef alemán, con el propósito de conservar los estándares y poner a disposición de los comensales algunas recetas originales. La corvina con frutas al curry y el lomito café de París son dos de ellas.
"Nuestro chef estuvo un año en entrenamiento especial y, además, hicimos una gira por Estados Unidos y Europa para detectar algunas recetas", comenta Raymundo.
En cuanto a los precios, y como es de esperar por todo lo que hemos hablado, Jürgen's no es un lugar en el que se encuentren precios populares, aunque sí existe una relación entre precio y calidad. Aquí, una cena para dos personas, con entrada, plato fuerte, postre y sin vino, le puede costar entre ¢17.000 y ¢20.000.
Así pues, cuando tenga usted ganas de degustar un plato con sabor europeo, en Jürgen's lo esperan con las puertas abiertas.
Cómo, cuando y dónde
Lugar: Restaurante Jürgen's.
Dirección: 300 m al norte de autos Subarú, Los Yoses, en Barrio Dent.
Especialidad: Comida europea.
Horario: De lunes a viernes, de 12 m. a 2:30 p. m., y de 6 p. m. a 10: 30 p. m. Sábados, de 6 p. m. a 11 p. m. Domingo, cerrado.
Precios: Entradas, de ¢900 (una sopa del día) a ¢5.200 (camarones Jürgen's); platos fuertes, de ¢2.720 (pollo al estragón) a ¢7.950 (camarones Pernod); postres, de ¢600 (helado de crema, chocolate o fresa) a ¢1.350 (amaretto parfait).
Capacidad: Para 75 personas.
Otros servicios: Hay parqueo y se aceptan todas las tarjetas. Tiene una cava completa de vinos; además, se ofrecen habanos y puros. Hay una sala privada con capacidad para 25 personas que se usa para reuniones.
Teléfono: 283-2239.