El Sol se vistió de turista y nos acompañó en nuestro viaje de vacaciones. Buscó el mejor lugar y allí se quedó para disfrutar del paseo.
A nosotros nos agradó su presencia, pues bien dicen que unos días de verano sin él, no lo son. Sin embargo, era un poco extraño: algunas veces lo sentíamos más cerca; otras, desaparecía, y en algunas hacía valer su condición de astro rey... Era insoportable.
No obstante, logramos encontrar la mejor manera para hacer más amigable su compañía. No es muy difícil, y tampoco es un secreto: el agua fue nuestra aliada para mantener el cuerpo hidratado.
Entre 65 ó 70 por ciento de nuestro organismo está compuesto por líquidos. Cuando llegamos a perder más del dos por ciento, los signos de deshidratación aparecen.
El calor y los ejercicios hacen más rápida dicha pérdida, por lo que es fundamental tomar agua con cierta regularidad durante el día, incluso antes de que nos dé sed, porque ello ya es señal de que nos hacen falta líquidos.
"Cuando hace mucho calor o hacemos ejercicios, se pierde más líquido, porque el cuerpo empieza a transpirar como una forma de protección. Además, la orina disminuye y se vuelve más concentrada", explica el pediatra Elías Jiménez, director del Hospital Nacional de Niños.
Para la nutricionista Marlene Roselló, del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA), la cantidad de líquido que debemos consumir depende de cada persona, y no es necesario beber los famosos ocho vasos de agua.
"Las personas también pueden consumir tés o jugos de frutas sin azúcar. Las gaseosas no son recomendables porque contienen azúcar y tenderían a fomentar las obesidad", comenta Roselló.
El agua, un aliado
Más que una moda o un milagro para adelgazar, el agua es la mejor amiga para mantener el cuerpo bien hidratado. Además de sus efectos estéticos, su principal aporte radica en el campo de la salud.
"Respecto del consumo de los sueros, estos son preferibles cuando se trata de deshidratación a consecuencia de diarrea o de problemas en el aparato digestivo, porque los sueros contienen sodio y ayudan a recuperarlo", sostiene el doctor Jiménez.
No sucede lo mismo en el caso de hidratantes hechos especialmente para recuperar la energía después de realizar ejercicios, ya que su cantidad de sodio es mucho más baja.
Cuando hacemos deportes o sufrimos de mucho calor, lo que suele disminuir es el nivel de líquidos de nuestro organismo y no la cantidad de sodio. Por ello, lo más conveniente es beber agua y reponer la necesaria.
Los litros que las personas puedan tomar dependen de ellas mismas, del tiempo que se exponen al Sol y de los ejercicios que realicen. Además, el agua también trae beneficios a la piel, porque ayuda a limpiarla de toxinas y la mantiene hidratada.
El paseo de verano terminó y el Sol prefirió quedarse en su cómodo lugar, aunque, cuando menos lo esperamos, se asoma a nuestro paso y nos recuerda que está allí: buen amigo, pero, a veces, insistente.
Agua que vas a beber...
El agua que consumimos presenta variedades. Estas son algunas de ellas:
Bicarbonatadas: Son beneficiosas para el aparato digestivo y el hígado, y contra afecciones gástricas.
Sulfatadas: Tienen efectos laxantes y purgantes. Mejoran la función del hígado y la vesícula biliar.
Cloruradas: Activan las funciones gástricas intestinales. Alivian el reuma crónico y otros procesos inflamatorios articulares.
Carbonatadas: Se usan con frecuencia como aguas de mesa. Aumentan las secreciones gástricas y estimulan el apetito.
Sulforosas: Benefician la piel y las mucosas cuando se aplican de manera externa.
Ferruginosas: Indicadas para problemas de la sangre y de la médula ósea.