Por sus características y naturaleza, el agua es un medio muy confortable para la recreación de los seres humanos. Quizá la atracción por este vital líquido se adquiere desde la gestación, mientras el feto permanece durante nueve meses en el vientre materno rodeado de líquido amniótico, que es 97% agua.
En términos generales, las aguas recreativas (AR) se clasifican en aguas dulces (lagos, ríos, piscinas y otros) y aguas saladas (mares, playas y esteros); además, se pueden dividir en aguas a temperatura ambiente y termales (mayores a 30°C), y en ambas clasificaciones existen cuerpos de aguas naturales y artificiales.
El atractivo por estos destinos naturales constituye la mejor oferta turística a nivel mundial, es decir, las AR mueven la mayoría del turismo mundial. No obstante, también pueden constituir un alto riesgo para la salud de los usuarios, al propagar agentes causantes de infecciones de piel, oídos, intestinos y el sistema respiratorio, situación que dependerá en gran medida de la resistencia del sistema inmunológico del hospedero o bañista.
Esta transmisión se puede realizar a través de cuatro mecanismos:
1. Ingestión al nadar en aguas contaminadas con desechos fecales, que podrían propagar virus, bacterias y protozoarios.
2. Por contacto con aguas contaminadas con microorganismos: Pseudomonas aeruginosa, Aeromonas sp, y amebas como Acantomoeba sp y Naegleria sp, que pueden causar meningoencefalitis.
3. Por inhalación de aerosoles en las duchas de agua caliente o baños a vapor, contaminados con bacterias como Legionella sp y Micobacterium sp, provocando neumonías y otros tipos de afecciones.
4. Por contacto del agua contaminada con heridas superficiales, facilitando la expansión de gérmenes por el torrente sanguíneo.
En Costa Rica, el 64% de los dos millones de visitantes anuales prefieren nuestras hermosas playas para descansar; en razón de esto, las AR deben tener condiciones sanitarias adecuadas para la natación u otro tipo de actividades de esparcimiento. Tomando en consideración los mencionados daños a la salud y posibles efectos sobre la economía, es esencial que las autoridades sanitarias establezcan y apliquen criterios y normas para evaluar la calidad de las AR.
Con base en esto el Programa Sello de Calidad Sanitaria (PSCS) de AyA –concentrado inicialmente en la operación de acueductos– ha extendido su filosofía a centros recreativos y hoteles que tienen piscinas, para incentivar gradualmente la mejora sanitaria de las mismas.
Esta nueva categoría del PSCS, en conjunto con el Programa Bandera Azul Ecológica, protegerá paulatinamente la salud de los usuarios y visitantes de piscinas en hoteles y centros recreativos, mejorando el desarrollo y la salud pública del país.