Las ventas de árboles de ciprés para esta época navideña comenzaron a moverse, y muchos de ellos ya tienen un hogar al que llenarán con su típico aroma.
En un recorrido realizado ayer por varios de los cipresales, llamó la atención que muchos árboles tienen dueño y están a la espera de que él pague el saldo para ser adornado y albergar los regalos.
Una buena parte ya se encuentra apartada, tal cual se aparta alguna prenda de vestir o un electrodoméstico en cualquier tienda.
“Muchas familias vienen a escoger su árbol en noviembre, lo apartan con un abono y se lo llevan a principios de diciembre”, explicó Denis Zamora, propietario de Arboleda Momo, ubicada en San Luis de Santo Domingo de Heredia.
Para muchas familias, la compra del árbol de Navidad se vuelve una tradición, y el hecho de caminar entre un centenar de árboles para escoger el mejor, es un disfrute de grandes y chicos.
Ese fue el caso del matrimonio Porras Marín, al que encontramos en plena tarea con sus tres hijos.
“Nosotros tenemos 17 años de comprar el árbol de ciprés; el día que hacemos la compra lo aprovechamos al máximo.
“Venimos, nos damos nuestro tiempo aquí, caminamos entre ellos para elegir el que nos parece mejor: es todo un vacilón”, comentó Eddie Porras, vecino de Cuatro Reinas de Tibás.
Su esposa, María Victoria Marín, mencionó que ellos no cambian por nada el árbol natural.
“La frescura y el aroma que da el ciprés crea un ambiente navideño diferente en la casa”, expresó.
Los precios parten desde los ¢3.000 y pueden llegar hasta los ¢110.000 según la contextura que tenga el árbol.
“El de ¢110.000 fue uno que medía seis metros y ya se vendió”, dijo Gustavo Benavides, propietario de Cipresal Benavides, ubicado a la orilla de la ruta 32, en San Luis de Santo Domingo de Heredia.
“Una vez cortado no es correcto colocarlo donde le pegue el sol; lo mejor es ubicarlo lejos de alguna ventana y meter el tronco en un balde con agua fría, o ponerle hielo en el agua dos o tres veces por semana”, detalló Zamora.
Benavides mencionó que no es recomendable clavar la base del tronco para colocarle el “pie” y así darle estabilidad. “Esta práctica le resta días al árbol y rápidamente pierde su vitalidad”, añadió.
Lo recomendable es comprar un árbol que tenga al menos tres años de haberse sembrado, expresó.