FINKSBURG, EE.UU. (AFP). “Con esto usted va a ganar un concurso de camisetas mojadas”. Susan, feliz, se mira en el espejo. Luego del cáncer , la pérdida de sus senos y la colocación de implantes, se siente otra vez “normal”: el artista estadounidense Vinnie Myers acaba de tatuarle pezones y areolas.
“Recordemos que la reconstrucción mamaria más perfecta no parece un seno si no tiene un pezón y una areola y que los hospitales ofrecen tatuajes después de una mastectomía, pero según Myers por lo general son realizados por enfermeras formadas en “un par de días”, explica Myers.
El salón de tatuajes Little Vinnie’s Tattoos está en un pequeño centro comercial al costado de la ruta hacia Finksburg, al noroeste de Baltimore (Maryland, este de EE.UU). Sin embargo, como Susan, cientos de mujeres con cáncer de mama conocen la dirección, a menudo gracias al cirujano que las ha operado en el cercano Hospital Johns Hopkins.
Vincent ‘Vinnie’ Myers, un hombre de 49 años, delgado y de ojos claros, hace tatuajes desde hace 28 años, pero en la última década se ha especializado en tatuajes cosméticos para expacientes con cáncer .
Usando pigmentos mezclados con precisión, este artista crea una perfecta ilusión real en 3D y, al hacerlo, permite a quienes han sufrido una mastectomía sentirse de nuevo plenamente mujeres.
“Es mucho más gratificante que cualquier otra cosa que hice”, dijo Myers, quien ya atendió a unas 3.000 sobrevivientes de cáncer de mama, muchas enviadas por los cirujanos del prestigioso Hospital Johns Hopkins de Baltimore, pero también de otros centros médicos de todo Estados Unidos.
Myers, nacido en Baltimore, descubrió el tatuaje cuando estaba con el ejército estadounidense en Corea del Sur en la década de 1980. En 2001, un amigo le preguntó si podía hacerle un tatuaje a algunas pacientes que habían recibido cirugía de reconstrucción mamaria.
Susan es una mujer típica de las muchas que pasaron por la aguja de Vinnie: una jubilada de 58 años, elegante y deseosa de verse “lo más normal posible”.
“Estoy haciendo esto por mí. Te hace sentir más linda”, dijo Susan días atrás, mientras Myers se ponía un par de guantes de látex de color azul y se disponía a realizar su arte.
“¿Alguna complicación? ¿Alergias?”, pregunta Myers antes de mezclar los pigmentos en tazas pequeñas. “Vamos a elegir, no, color piel no, un tono más gris topo, un poquito más azul”, dice, probando los matices elegidos en la piel de la paciente.
El artista cobra por este trabajo entre $350 y $1.000 dependiendo de la complejidad.
En promedio, a Myers le lleva dos horas completar su trabajo.
“Cuando lo termino y ven el resultado final, la mayoría de las mujeres se sienten muy emocionadas porque se dan cuenta: ‘Esto ya pasó, estoy entera de nuevo’”, señala.