Francis Bacon (1909-1992) fue un artista de origen irlandés, cuyo estilo personal expresionista lo convirtió en uno de los artistas más singulares del siglo XX. El sentimiento íntimo de su obra de expresaba la vida y la muerte de una manera violentamente trágica. Su pintura perseguía representar la fragilidad del ser humano a través de su autodestrucción.
Bacon se nutría de la existencia real, de la vida misma, interpretaba la naturaleza humana desde un punto de vista subjetivo, existencial, reflexivo y penetrante, que refleja los sentimientos del hombre europeo de la edad moderna. A través de la tragedia y la autenticidad, la obra pictórica del artista demuestra una realidad latente que llega a conmover la sensibilidad profunda y personal del espectador.
La representación obsesiva del cuerpo humano de manera mutilada, deformada o casi animal, está relacionada con la concepción del cuerpo no como protector del ser , sino como una barrera que debe traspasarse, superarse o alterarse para encontrar, a través de su propio enfrentamiento, su verdadera esencia.
La fuerza de la pincelada y la deformación de las figuras, en contraste con los fondos planos y oscuros, presentan una tensión propia del existencialismo humano, en lucha por una estabilidad jamás conseguida. La intensidad del impacto de la obra de Bacon no está presente en la temática, sino en la fuerza expresiva del momento creativo. El artista no hacía una escogencia de temática previa: creaba un imaginario austero a partir de su propia vida.
Bacon realizó una abundante cantidad de autorretratos, en los que parecía preguntarse qué hay detrás de la apariencia. El artista intentaba expresar su propio “yo”, lo esencial, y no lo que le reflejaba el espejo; quería capturar su identidad y no el estereotipo de un retrato convencional.
Su rostro en el Autorretrato de 1971 aparece en los límites de la disolución y abre las puertas para múltiples lecturas y construcciones del individuo por parte del observador.
Según Luigi Ficacci, la obra de Francis Bacon es indispensable para entender el espíritu del siglo XX. En la tragedia de sus personajes se refleja el trauma infligido por la Segunda Guerra Mundial; sus obras son consideradas como de las más desgarradoras del arte contemporáneo, pues evidencian al hombre moderno en la crueldad de la época, con una vida llena de angustias, de desesperación y de una búsqueda constante del amor, el deseo y lo sagrado.