Fue un regalo, un avión de juguete que una tía le obsequió en Navidad, el responsable de que Andrés Mora sea hoy un experto y apasionado de la robótica.
En ese entonces, este josefino tenía solo cinco años, pero según él, ese fue el momento en que se interesó por entender “cómo funcionaban las cosas”.
“A los pocos minutos de haber recibido el regalo y de estar jugando con él, me dio muchísima curiosidad por saber cómo funcionaba ‘por dentro’ y como no podía abrirlo fácilmente, pues lo terminé rompiendo”, recuerda.
Esa curiosidad que lo caracterizó de pequeño lo llevó años después a trabajar en Ad Astra Rocket (compañía del astronauta Franklin Chang Díaz) y también a otro continente.
Tras cursar sus estudios en la Universidad Interamericana (hoy Latina) obtuvo una beca para realizar su maestría y doctorado en el Space Robotic Labs, de la Universidad de Tohoku, en Japón.
La labor de este joven de 33 años despierta admiración en familiares y conocidos. Sus padres Danilo Mora y Nidia Vargas aseguran que les da “mucho gusto saber que Andrés está trabajando en un campo por el que siempre ha tenido mucha pasión”.
Mora es director de proyectos en la Asociación Centroamericana de Aeronaútica y del Espacio (ACAE), y Carlos Alvarado, presidente de la asociación, también destaca el trabajo del joven a quien considera “un profesional visionario, una persona entusiasta” de quien están orgullosos de que pertenezca a ACAE.