La señora Eugenia Fuscaldo es una de las actrices con más experiencia acumulada en la televisión nacional. En la actualidad es conocida por doña Tere , uno de los pocos personajes sobrevivientes del elenco original del programa La Pensión . Ella interpreta a la dueña de una pensión, ubicada en el Barrio Otoya, cuyos inquilinos viven situaciones hilarantes, humanas y actuales desde hace casi 9 años.
Fuscaldo engalana la pantalla chica desde finales de los años 70, cuando participó como protagonista de la telenovela Hay que casar a Marcela y a la década siguiente caracterizó los contrastantes personajes de Auristela (una inocente y sencilla joven que venía de largo a la capital), y doña Cata (una señora que se sentía dueña de la alta sociedad costarricense). También participó en muchas obras en el Teatro del Ángel.
Hizo una pausa en su carrera para luego regresar con el papel protagónico del cortometraje de cine La Pasión de Nuestra Señora , mismo que logró excelentes críticas y la puso en una prueba personal luego de la inactividad. Ya en épocas más recientes Eugenia calzó como anillo al dedo en el papel de doña Teresa , el amor soñado del cascarrabias y solterón don Pedro .
Luego de 200 capítulos de esta serie, solamente el personaje de Eugenia Fuscaldo, el de don Paco (Manolo Ruiz) y don Pedro (Rodolfo Araya) sobreviven del elenco original.
Ella abrió las puertas de su casa, su corazón y sus recuerdos para conversar de sus inicios, de sus sueños, de algunos proyectos que le revolotean en la cabeza e inclusive le dio permiso a la mismísima doña Tere para que expresara sus puntos de vista.
Cámaras apagadas. En una actitud sincera desde el inicio, manifestó que no es fanática de responder a entrevistas amplias, pero en este caso particular no tuvo reparos en conversar acerca de su trayectoria y planes futuros.
¿Qué recuerdos le trae su participación en la telenovela nacional ‘Hay que casar a Marcela’?
Recuerdo que en 1978 se grabaron un total de 40 capítulos de esta novela que se pasaban los lunes. Yo interpretaba el papel realista de la muchacha estudiosa de la universidad que tenía 25 años. Ella estaba rodeada de un entorno complejo, inclusive tanto me querían casar que parecía que me había ‘jalado torta’, pero la verdad es que no había plata para seguir con la novela y me casaron con Lucho Barahona. Con mi personaje quería divertirme tanto como los otros porque eran muy locos, pero aprendí mucho de la experiencia de mis compañeros. La producción era artesanal y si uno se equivocaba había que empezar toda la escena de nuevo porque la edición no era tan avanzada.
¿Recuerda cómo cobró vida el personaje de ‘Auristela’ y ‘doña Cata’?
Luego de volver al país en los 80 me junté con Lucho Barahona y María Torres, junto a ellos desarrollamos varios personajes entre ellos el de La Pola. Me dieron la oportunidad de llevarlo a la televisión y que hiciera lo que quisiera con él. Ella era una mujer inocente que trataba de defenderse en la ciudad. Cada semana armaba la estructura de sus historias utilizando lo que pasaba en el contexto nacional como base y luego se improvisaba. Doña Cata era una mujer muy estirada, criticona con un humor muy ácido, caricaturesca por el maquillaje. Agradezco a Milo Junco sus consejos con el vestuario y las pelucas. Recuerdo que inclusive me asesoraba un amigo politólogo para algunas de las intervenciones del personaje. Con ambos personajes colaboré cinco años en los toros.
¿Su regreso se da con la participación en el corto ‘La Pasión de Nuestra Señora’?
Por razones personales tuve que apartarme de mi profesión porque la vida me puso en otro camino y regresé con La Pasión de Nuestra Señora (1998). Salió un anuncio para el papel protagónico y un 9 de abril, día de mi cumpleaños, me llamó la productora Hilda Hidalgo y me motivó a participar. Yo le dije que no calzaba, estaba desentrenada y me había engordado. A ella no le importó y me sentí feliz de participar y lo sentí como un regalo a pesar de que todo se atrasó por presupuesto. Cuando estuve en el estreno me pareció un resultado muy poético y ya para ese tiempo Oscar Castillo ya tenía la idea de desarrollar La Pensión .
¿Y cómo llega ‘doña Tere’?
En un inicio era un personaje con adicción al alcohol y al juego, capaz de empeñar lo que fuera y pedirle prestado a los inquilinos. Al principio no se mostraron todo los vicios de doña Tere pero siempre se mostraba enojada y batallé tres años para bajarle el tono. Ella es la mandona, el árbitro, la que tiene que poner el orden. Luego se convirtió en un programa para toda la familia y el primer perfil no venía al caso. Ahora es una persona llena de virtudes positivas, viuda, echada pa’lante , una mujer de posición y chineada. La gente me dice que “soy la dueña” de La Pensión y del programa y yo les digo que soy una simple empleadita.
¿A qué se debe el éxito de ‘La Pensión’?
Los personajes son muy diferentes entre sí y hay para todos los gustos. A los niños les pasa lo mismo. A veces no me acuerdo de ciertos programas y los niños me los cuentan, inclusive de cosas de hace tres años. Considero que son historias “bien armaditas” y aquí no hay improvisación, unido a un equipo de escritores muy buenos que zarandean el trabajo a partir de una idea para lograr lo mejor.
Fiel y optimista. Eugenia Fuscaldo disfruta de la amistad y la vida la ha favorecido con buenos amigos a lo largo de sus 54 años de vida. También le encanta la actuación de los actores del cine inglés, piensa que la verdadera belleza está en la diversidad y le gustan los ratos de soledad. Le encanta leer los textos de Francisco Amighetti, Carlos Salazar Herrera, Jacques Sagot y Jorge De Bravo. Disfruta compartir con su hija Sofía Ortega Fuscaldo de 21 años, quién es su amiga y crítica permanente de sus trabajos.
Quiere rescatar los personajes de Auristela y doña Cata para llevarlos al teatro en un futuro cercano con algún actor amigo y continuar con “todos los bríos” en esta temporada de La Pensión .