SENTADOS AQUÍ en la terraza de El Mirador parece que estamos suspendidos en el aire. Todo se ve allá abajo, y se ve muy bien. No es de noche todavía, pero en pocos minutos lo será, mientras tanto el horizonte es un abanico de tonalidades naranjas, celestes y blancas, y debajo de ellos, el Valle Central que desde aquí asume una apariencia romántica que no le conocíamos.
En eso estamos hasta que sin darnos cuenta y sin quitarle la vista al paisaje, se hizo de noche. El horizonte se cubrió de un negro absoluto y de este surgió un mar de luces que mantuvo nuestro interés intacto. ¿Quién iba a decir que el alumbrado público despertara tan buenos propósitos a la noche desde un lugar como este?
Dicen que todos los liguistas conocen el bar y restaurante El Mirador, pero nosotros somos de San José y estamos fascinados con el hallazgo. Nos tiene encantados la magnitud de la vista pues según nos contó uno de los meseros "eso que está ahí es Alajuela centro, ese otro es Heredia, allá atrás está San José, ¿ve los edificios? Y esos de atrás son los cerros de Escazú y Alajuelita".
Hasta el Aeropuerto se ve desde aquí, lo sabemos por las luces de la pista, y por los tres aviones que vimos ocupar el cielo y perderse en el más allá.
Los enormes ventanales entregan esta belleza cualquiera sea nuestra ubicación, pues aunque el sitio no es muy grande, además de mirador es restaurante, es discotheque y también bar.
De entrada encontramos un restaurante vestido de informal formalidad: mesas cubiertas con manteles y servilletas de telas, copas, y un menú que supera las 120 posibilidades. Carnes rojas, pollo, mariscos, arroces, antojitos, todos preparados por un señor chef. Nosotros probamos algunos de sus platos y de verdad que tiene buena mano.
Esta es la parte más "seria" del lugar, a la par y sin mayor división que el espacio hay un sector más informal con mesas y sillas de metal, y al frente, una imponente pantalla de televisión muy apetecida en los días de partido.
Si seguimos el camino hacia el bar disco, nos topamos con unas mesitas ubicadas en un sector expuesto al más allá, es un balconcito para los que prefieren el aire libre.
El bar disco es una barra circular y un salón, destino ideal para los miércoles de karaoke y los viernes y sábados de música bailable. Aquí desatan sus ánimos los más inquietos mientras que en el resto del lugar, todo llama a la calma.
"Por ser un mirador este siempre ha sido un lugar muy romántico. Los domingos llegan muchas familias y turistas", afirma Rónald Arias, el dueño, quien hace seis años se atrevió a convertir una casa de habitación en un grato lugar para las visitas.
Pero bueno, no importa con quién decida ascender las cercanas laderas alajuelenses ni cuáles sean sus intensiones, en El Mirador los deseos se cumplen.