Un reo tardó solo 10 minutos en romper los barrotes de una de las celdas de Máxima Seguridad, el más temido módulo de la cárcel La Reforma, inaugurado hace tan solo seis años.
Este récord de “eficiencia” presidiaria deja al descubierto las ya denunciadas fallas de seguridad en nuestros centros penales y, más grave aún, que algo pasó en el proceso de licitación o de construcción de esa obra.
El viceministro de Justicia, Fernando Ferraro, hoy a cargo de la seguridad penitenciaria, reveló en días pasados que los barrotes de las 70 celdas de ese módulo están hechos de un hierro blando que “nunca debió utilizarse”, porque no tiene la calidad requerida.
Reafirmó que hubo problemas con el diseño y el proceso de construcción, por lo que, en síntesis, el susodicho módulo es cualquier cosa, menos de máxima seguridad.
La investigación que está anunciando el ministro del ramo, Hernando París, resulta providencial y obligada. Los contribuyentes debemos saber cómo se invirtió el dinero que costó Máxima Seguridad y quienes son los responsables de tan monumental construcción.
Los yerros llegan a tal punto que hasta se erigió una de las áreas administrativas en el centro de ese pabellón, lo que ante una emergencia como la vivida el 11 de mayo anterior con la frustrada fuga, deja a los funcionarios a merced de los reos.
Con prontitud, debemos saber cómo se diseñó realmente el lugar, los parámetros de la licitación, los materiales pedidos y quiénes fueron los servidores responsables de hacerlo.
También, debe revisarse, una vez adjudicada la obra, si el constructor procedió correctamente con el uso de los materiales requeridos. En la eventualidad de que haya habido algún incumplimiento, también debe revelarse quién o quiénes fiscalizaron o dejaron de hacerlo durante el proceso constructivo.
La tarea es titánica y no hay duda de que como primera medida debe reubicarse Máxima Seguridad. El ministro París tiene la intención de hacerlo dentro de la misma finca del complejo de La Reforma, pero el asunto es cómo financiarlo.
Resulta perentoria la construcción de un verdadero módulo de Máxima Seguridad, no importa si en estas gestiones debe mirarse hacia el sector privado y figuras de financiamiento como la concesión de la obra.
Los dolorosos acontecimientos del 11 de mayo lo ameritan.